La decisión de unirse a la Franja y la Ruta de China podría traer un conjunto de nuevas inversiones en energías renovables pero también podría significar más combustibles fósiles
JAVIER LEWKOWICZ
La visita del presidente argentino Alberto Fernández a China de comienzos de febrero significó la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), además de la confirmación de un conjunto de inversiones en el sector de energía, las cuales podrían impulsar la transición energética de Argentina.
Argentina ha tenido un acceso limitado o nulo a los mercados financieros durante años, una situación que, a pesar de haber acordado recientemente un acuerdo de reestructuración de la deuda con su principal acreedor, el Fondo Monetario Internacional (FMI), es probable que perdure debido a su elevado nivel de deuda soberana. Mientras tanto, el interés de China como inversor en Argentina y en toda la región es cada vez mayor.
China genera más de una cuarta parte de la emisión global de dióxido de carbono. Por ello, sus ambiciosos planes de descarbonización, que incluyen a las inversiones en el exterior, implican una reconfiguración energética global. Casi el 40% de la inversión extranjera que realizó China en el marco de BRI apuntó al sector energético.
“En la Asamblea General de la ONU en 2020, el presidente Xi Jinping dijo que China llegará a la neutralidad de carbono para 2060,” resalta Néstor Restivo, historiador y especialista en la relación entre Argentina y China. “En 2021 ninguno de los proyectos que involucrara uso de carbón, en ningún lugar del mundo, recibió financiamiento de BRI”.
El gobierno de Alberto Fernández estima que para cumplir con sus compromisos climáticos deberá incorporar entre 8,7 y 11,8 GW de potencia en renovables antes de 2030, lo cual requiere inversiones de entre US$422 a 751 millones anuales. Asimismo, Argentina tiene la meta de alcanzar un 20% de renovables para 2025. Actualmente, ese valor ronda el 13%
“China tiene una presencia abrumadora como proveedora de insumos de energía renovable. Con financiamiento atractivo por detrás, va a seguir creciendo mucho en el mercado local. Así lo viene haciendo en Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Chile”, indica Gustavo Castagnino, director de asuntos corporativos y sustentabilidad de Genneia, principal empresa de energía eólica de Argentina.
CHINA EN LA ENERGÍA DE ARGENTINA
China ya es un actor de peso en el sector de la energía renovable en Argentina, tanto en el segmento de la provisión de tecnología, como en la construcción y operación de parques eólicos y solares y la venta de equipamiento. En cuanto a éste último punto, China produce alrededor de un tercio de las turbinas eólicas en el mundo, cerca del 80% de los paneles solares y dos tercios de las baterías de litio.
La tecnóloga china Goldwind, segundo fabricante global de turbinas eólicas, cuenta con los parques eólicos de Loma Blanca, en Chubut, con un total de 250MW, y el parque de 96MW en Miramar, Buenos Aires. Para la construcción y la ingeniería de las plantas fue contratada Power China, el operador chino más importante en esos segmentos del negocio de la energía renovable.
Power China también construyó y opera el parque solar Cauchari, el más grande del país, con 315 MW de potencia, contratada por la empresa estatal de Jujuy, JEMSE. La misma empresa construyó el proyecto del Parque Solar Cafayate (101MW), adjudicado a la firma Canadian Solar y los parques solares de Diaguitas (2,4 MW) y Tamberías (3,6 MW), en San Juan. También trabaja en los proyectos solares de 65MW en Córdoba.
La empresa china Envision Energy ganó contratos para el desarrollo del parque García del Río de 10MW en Bahía Blanca, Buenos Aires y Vientos del Secano, de 50MW en Villarino, Buenos Aires. Envision tiene comprometida la construcción del parque de Los Meandros, de 125MW, en Neuquén, aunque el proyecto está en duda a raíz de las dificultades en el acceso al financiamiento externo.
Según el trabajo de la investigadora Juliana González Jáuregui, en las dos primeras rondas de licitaciones del programa RenovAR, el marco normativo que dio impulso al sector de renovables en el país, de 2016 y 2017, las firmas chinas consiguieron adjudicarse el 29% del total de los proyectos, a partir del 19% de los megavatios licitados en energía eólica y el 45% de solar.
NUEVOS PROYECTOS
El acercamiento político de la Argentina a China es un punto clave para destrabar inversiones, ya que las decisiones de negocios de parte de las empresas chinas y los mecanismos de financiamiento país-país están ligadas a la relación política.
Ambos países definieron una serie de diez obras de infraestructura financiadas por China en el marco del Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica. En ese grupo hay proyectos energéticos. El más avanzado es la culminación de la construcción de las centrales hidroeléctricas sobre el Río Santa Cruz, que permitirán incorporar 1300MW de potencia al sistema eléctrico nacional.
Entre las nuevas obras de infraestructura se destacan también la cuarta central nuclear del país, un proyecto de US$ 8.000 millones para sumar 1200MW de potencia con un reactor de tecnología china, la ampliación en 200MW del parque solar Cauchari por US$200 millones y la del parque solar “Cerro Arauco” por otros 200MW.
Pero eso no es todo. Empresas chinas también están interesadas en la construcción del parque eólico El Escorial, en Chubut, y en obras de infraestructura de transmisión eléctrica en Buenos Aires. A ello se suma también el proyecto de generación hidroeléctrica “Potrero del Clavillo - El Naranjal” en Catamarca, con un memorándum de entendimiento ya firmado por PowerChina.
La empresa china Ganfeng Lithium, que desarrolla el proyecto Mariana de producción de litio en el Salar de Llullailaco, Salta, contrató a Power China para la construcción de un parque solar de 30 MW de potencia para el autoabastecimiento de energía.
Ganfeng Lithium también posee el 51% del proyecto Caucharí-Olaroz, que comenzaría a producir litio en 2022. Además, Power China tiene en carpeta proyectos de provisión de energía para el yacimiento de litio de la francesa Eramet (24MW) y de Orocobre, en Catamarca (6MW).
“Tenemos importantes proyectos en funcionamiento y también a desarrollar en el corto plazo en la Argentina. La incorporación del país a la Nueva Ruta de la Seda es una condición a favor”, indica Tu Shuiping, presidente de la filial argentina de Power China.
INVERSIONES EN FÓSILES
China también es un jugador importante en el sector de combustibles fósiles en Argentina y además hay en juego proyectos para que su peso en ese rubro siga creciendo.
Desde 2010, China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) es una de las propietarias de Pan American Energy Group (PAE), la primera petrolera de capitales privados del país. PAE es la segunda operadora más importante en el yacimiento no convencional de Vaca Muerta en términos de área concesionada.
También en 2010, la firma china Sinopec adquirió la empresa Occidental Petroleum, la quinta petrolera del país. Sin embargo, en 2021 la firma nacional Compañía General de Combustibles compró a Sinopec argentina, que entonces dejó de tener operación en el país.
China asoma también como un potencial financista del nuevo gasoducto que el gobierno planea construir para ampliar la capacidad de transporte desde el yacimiento hidrocarburífero no convencional de Vaca Muerta, en Neuquén, hasta la provincia de Buenos Aires y también hacia Santa Fe, con una conexión con el Sur de Brasil. Por otro lado, China también estaría interesada en la instalación de la Central Térmica Manuel Belgrano II, que aportaría al sistema eléctrico una potencia de 810 MW.
EL POTENCIAL
Más allá del buen vínculo político con China, las fuertes restricciones financieras argentinas y del interés del país asiático en ampliar la presencia de empresas y equipamiento energético en el país, lo cierto es que el mercado de renovables en Argentina enfrenta una serie de desafíos, especialmente con una cantidad de proyectos que están todavía pendientes.
En 2018, el país entró en una crisis cambiaria que modificó el panorama financiero y generó la suspensión de la mayor parte de los proyectos de inversión que se habían adjudicado en los años previos. Muchos de los proyectos no fueron dados de baja por las empresas para evitar el pago de las multas previstas ante incumplimientos. Si bien hay en marcha iniciativas para despejar este escollo, todavía no se llegó a una resolución final.
Al mismo tiempo, expandir la matriz de energía renovable del país requeriría inversiones del gobierno de Alberto Fernández o de empresas privadas en más líneas de alta transmisión, ya que las actuales ya están a su máxima capacidad. Los recursos solares y eólicos se encuentran principalmente en el norte y sur de Argentina.
En conversación con Diálogo Chino, fuentes del Ministerio de Economía destacan el atractivo de China en cuanto a su capacidad financiera. Sin embargo, advierten que hay diferencias entre la inversión extranjera directa, en donde la empresa privada asume el riesgo del proyecto, a un préstamo país-país, en donde el riesgo se traslada al Estado argentino y solamente una parte de las divisas terminan ingresando, mientras que otra porción se queda en China para la compra de equipamiento.
Otras de las variables en juego en los proyectos energéticos es la integración de la industria argentina. Marcelo Kloster, presidente de la empresa energética estatal IMPSA, destacó que desde el gobierno se busca apoyar a industrias nacionales para que tengan una mayor participación en los proyectos energéticos, algo a lo que China “está más abierto que antes”.
Ling Peitian, Gerente General de Goldwind Argentina, sostuvo que invertir en Argentina significa un riesgo extra comparado con otros países de Sudamérica debido a la volatilidad de los aspectos legales y regulatorios, las restricciones cambiarias y la capacidad de transmisión eléctrica limitada. Sin embargo, ello no quita el “altísimo atractivo” del mercado.
“Hay excelentes recursos eólicos, potencial de crecimiento y leyes y regulaciones que apoyan el desarrollo de la energía limpia. Por otro lado, las inversiones ahora quedan enmarcadas en la BRI, iniciativa china de cooperación económica internacional a la que Argentina ha adherido”, agregó Peitian.