Macron presenta un plan energético que combina nuclear y renovable para convertir su territorio en “el primer gran país” independiente de energías fósiles
SILVIA AYUSO
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha consolidado su apuesta por la energía nuclear como vía para convertir a su país en una de las primeras grandes naciones del mundo en lograr la independencia de las energías fósiles sin debilitar para ello su economía.
Según ha anunciado Macron al presentar su visión sobre la política energética hasta 2050, Francia construirá seis reactores nucleares de nueva generación (EPR2) y estudiará la posibilidad de erigir otros ocho más en los próximos años.
Además, el mandatario quiere que se prolongue la vida de todos los reactores existentes más allá de los 50 años, siempre y cuando no supongan un riesgo para la seguridad.
“Tenemos que retomar el hilo de la gran aventura de la energía nuclear civil”, combinado con el impulso de las energías renovables, ha dicho Macron en Belfort, una localidad del noreste del país.
Según el mandatario, quien dentro de dos meses buscará renovar su mandato en las elecciones presidenciales, solo así se logrará el objetivo de “hacer en 30 años de Francia el primer gran país del mundo que salga de la dependencia de las energías fósiles”.
Un paso que considera necesario para reforzar la “independencia energética e industrial” manteniendo la ejemplaridad “en el plano ambiental”.
El Elíseo niega que se trate de un “viraje” de su política energética, a pesar de que Macron, en las elecciones de 2017, se comprometió a reducir al 50% el porcentaje nuclear de la producción eléctrica nacional, actualmente por encima del 70%.
La prensa francesa ha destacado también la elección de la planta de Belfort como plataforma para estos anuncios. Allí se construyen las turbinas Arabelle que equipan las centrales nucleares francesas y que en 2015 fueron vendidas a la estadounidense General Electric. La decisión fue tomada cuando Macron era ministro de Economía y le ha sido fuertemente reprochada desde entonces.
Poco antes de su llegada ea la fábrica, el gigante eléctrico francés EDF anunció la firma de un acuerdo de exclusividad para la compra de parte de las actividades nucleares de GE Steam Power, entre ellas las turbinas Arabelle.
Mapa nuclear de Francia 2021: 70% de la electricidad proviene de 45 reactores atómicos
En cualquier caso, el “renacimiento de la industria nuclear francesa”, como lo llama Macron, se basa en dos pilares. Por un lado, el mandatario ha anunciado que encargará la construcción hasta 2050 de seis reactores nucleares de nueva generación, los EPR2 que está desarrollando EDF, ampliamente controlada por el Estado.
El primero, ha dicho, debería empezar a construirse en 2028 y funcionar en 2035. Además, el presidente quiere prolongar la vida del mayor número posible de reactores en funcionamiento. Su deseo es que “ningún reactor nuclear capaz de producir sea cerrado en el futuro (…) salvo por motivos de seguridad”, para lo cual ha pedido a EDF que “estudie las condiciones de prolongación más allá de 50 años”.
Hasta ahora, estaba previsto el cierre de una decena de reactores hasta 2035, además de los dos de Fessenheim ya paralizados, recuerda la Agencia France Presse.
ENERGÍAS SOSTENIBLES, SEGÚN EUROPA
Francia es uno de los grandes impulsores de la propuesta de taxonomía verde de la Comisión Europea —una clasificación que distingue qué es un bono verde y qué no, y cuyo objetivo es teledirigir las finanzas comunitarias hacia la transición ecológica emprendida por la UE— que sitúa tanto la energía nuclear como la procedente del gas natural al mismo nivel que las energías renovables.
La iniciativa se ha topado con la oposición de países como España, donde el gobierno de Pedro Sánchez sigue con sus planes de cerrar escalonadamente las siete centrales existentes entre 2027 y 2035, y conseguir un sistema eléctrico 100% renovable, prescindiendo del resto de tecnologías. Alemania también era reticente a considerar verde la nuclear, pero en cambio ha liderado la inclusión del gas en la taxonomía.
Al final, ambas tecnologías han sido tocadas con la varita de lo sostenible por la Comisión.
Sin aludir a estas estrategias, impulsadas también por algunos de sus rivales electorales, Macron considera que la única opción viable para lograr los objetivos de descarbonización es una “estrategia plural” que combine las energías renovables con la nuclear, al menos en el futuro inmediato.
“Algunos pretenden que es posible lograr aumentar la producción de electricidad desarrollando solamente la solar y la eólica. Otros dicen que solo hay que apostar por la nuclear. Ningún experto dice que estos esquemas sean realistas”, señaló.
En el campo de las renovables, Macron ha anunciado el ambicioso objetivo de crear medio centenar de parques eólicos marinos hasta 2050 (actualmente solo hay uno, que se prevé empiece a funcionar en abril, con diez años de retraso).
En los próximos 30 años también quiere multiplicar casi por diez la energía solar, para “superar los 100 gigavatios”, y duplicar la capacidad actual de energía eólica terrestre. Macron ha reconocido la controversia por el impacto en los paisajes.
“Vigilaremos para que no se concentren las instalaciones en los mismos territorios”, ha prometido al respecto. En total, el gobierno quiere destinar mil millones de euros a la innovación en las energías renovables.