Un importante grupo de 28 proyectos mineros no definen hasta el momento la fecha de inicio de construcción, entre los que resaltan Tía María (US$ 1,400 millones), Cañariaco (US$ 1,560 millones), Falchani (US$ 587 millones), La Granja (US$ 5,000 millones) y Río Blanco (US$ 2,500 millones), según describió Henry Luna, director del Catastro Minero del INGEMMET.
“Debemos trabajar de manera conjunta entre todos los actores involucrados en el desarrollo del sector minero, para promover la materialización de estos proyectos. Muchos de ellos solo requieren una mejor comunicación para que las autoridades y comunidades locales otorguen el permiso correspondiente”, expresó.
Durante la conferencia sobre las Perspectivas de inversión en exploración y construcción minera en el Perú, que organizó el Consejo Departamental Lima del Colegio de Ingenieros del Perú, destacó que la cartera de proyectos de construcción de mina está compuesta por 43 proyectos, cuya inversión total asciende a US$ 53,168 millones.
De este total, culminaron su construcción los proyectos Mina Justa y Pampacancha, mientras que cuatro proyectos se encuentran aún en esta etapa: Quellaveco (US$ 5,300 millones), Ampliación Shouxin (US$ 1,400 millones) Ampliación Toromocho (US$ 1,355 millones) y Ampliación Santa María (US$ 121 millones).
Además, estimó que en el 2022 posiblemente inicie la construcción de los proyectos Yanacocha Sulfuros, Magistral, Planta de Cobre Río Seco, Optimización de Inmaculada, Chalcobamba Fase I, Corani y San Gabriel, los cuales representan una inversión conjunta de US$ 4,417millones.
“Se requiere que nuestras autoridades, empezando por el Presidente, premier y ministros, realicen una labor de promoción que permita que los inversionistas confíen en el desarrollo de la construcción de estos proyectos mineros a partir del año 2022”, subrayó el funcionario.
De 1.000 blancos, sólo 1 se convierte en mina
En otro momento de su presentación, Henry Luna sostuvo que de 1000 blancos en exploración básica, se obtienen 100 prospectos con un bosquejo del volumen y ley; luego, del total, 10 proyectos con recursos postulan a la Bolsa para buscar financiamiento, y, finalmente, de ellos, se selecciona solo 1 para convertirse en una mina con reservas para la explotación.
De esta manera, acotó que pueden pasar entre 10 a 20 años para que un blanco de exploración se convierta posteriormente en un yacimiento minero, pues en ese lapso se realiza mucha investigación, cuyo presupuesto está a cargo de la inversión privada.
“Por ejemplo, Fosfatos de Bayóvar fue un proyecto de US$ 500 millones de inversión inicial, pero luego se sumó más inversión para su ampliación. De manera similar, Las Bambas tuvo una inversión de US$ 10,000 millones, lo que la ubicó como el proyecto minero más cara”, explayó.
ANAP pueden incrementar valor con perforación
Desde otra perspectiva, el director de Catastro Minero del INGEMMET describió que, a partir de boletines geológicos, información histórica, minas abandonadas, entre otras fuentes, la entidad estatal prepara información básica, la cual presenta en otros países para promover la inversión extranjera en la exploración de zonas mineras en el Perú.
“Si el INGEMMET tuviera autorización para realizar perforación diamantina en sus áreas de no admisión de petitorios (ANAP), estos estudios tendrían un mayor valor”, refirió.
En ese sentido, recordó que en mayo del 2019 se realizó la adjudicación de las ANAP de Colca y Jalaoca a Chinalco Perú por un monto de S/ 10 millones, el cual pudo ser distinto de haberse ejecutado las actividades de perforación diamantina para tener un mayor acercamiento al potencial de mineralización de estas zonas.