MARTÍN GROSZ

El Servicio Meteorológico Nacional lo había anticipado: este verano, al menos hasta febrero, tenderá a ser más caluroso que lo normal tanto en Buenos Aires como en casi toda la Patagonia, el centro y el noreste del país.

Ahora las temperaturas agobiantes ya no son sólo un pronóstico. El calor extremo se instaló con marcas que en Capital podrían alcanzar incluso los 37°. Y para muchos encender el aire acondicionado será la gran salvación.

¿Pero cómo lograr que estos aparatos rindan al máximo? ¿Cómo evitar exigirlos por demás y generar un sobreconsumo de energía eléctrica que luego golpee el bolsillo innecesariamente?

La clave, según los expertos, está no sólo en tener un equipo eficiente sino también en utilizarlo criteriosamente y tomando diversos recaudos para no desperdiciar el frío generado.

En un informe reciente titulado Eficiencia energética en el sector residencial, Salvador Gil, doctor en Física e investigador especializado en consumos de energía, asegura que con cambios de hábitos y algunas medidas de bajo costo se pueden conseguir ahorros del 30% al 60% en los gastos de refrigeración de una vivienda, sin sacrificar confort.

Siete claves para un uso más eficiente del aire acondicionado

1. Limpiar bien los filtros. Recomiendan hacerlo una vez por mes o al menos al comienzo de cada temporada. Sucede que, si los filtros están sucios, se obliga al equipo a funcionar por más tiempo que lo normal, elevando así el consumo de electricidad.

2. ​Los ambientes, bien aislados. No se trata sólo de cerrar puertas y ventanas, sino de bloquear también todas las hendijas y grietas por las que pueda haber infiltraciones de aire. Colocar o renovar burletes es una solución económica que puede hacer la diferencia. 

3. Limitar el ingreso de luz solar. Los rayos de sol que entran directamente en el hogar contribuyen a caldear los ambientes y fuerzan al acondicionador a trabajar más. Usar cortinas (de colores claros), persianas, parasoles y postigos sirve para contrarrestar ese efecto.

4. La temperatura de confort. Con ropa liviana la mayoría de las personas no necesitan estar a menos de 25° para sentirse cómodas durante el día, ni a menos de 27° mientras duermen. Sólo subir el aire de 24° a 25° permitirá gastar un 34% menos de energía. En cambio, bajar dos grados el termostato implicará consumir un 30% más, según Gil.

5. No "apurar" bajando grados. Programar el aire en 18° cuando se llega al hogar no logrará que el ambiente se enfríe más rápido. Si se lo fija en 25° y el equipo detecta que la temperatura es muy superior a eso, igual funcionará a máxima potencia hasta alcanzar la meta, sin riesgo de terminar enfriando en exceso.

6. De noche, ¿mejor un ventilador? En los momentos en que la temperatura exterior cede por debajo de 29° o 30°, usar estos aparatos puede resultar más que suficiente para sentirse bien. Consumen la décima parte de la energía que un aire y logran generar una sensación de descenso de temperatura de entre 3° y 5°.

7. Cambiar aires obsoletos. Aconsejan reemplazar cuanto antes equipos antiguos que no tengan etiqueta de eficiencia energética o los que estén marcados con las letras B, C, D, E o inferiores: cuanto más lejos de la A, mayor es su consumo de energía para enfriar el mismo ambiente. El cambio puede resultar costoso, pero hoy se puede financiar con tarjeta de crédito hasta en 30 cuotas fijas con tasa subsidiada.

Al comprar un aire, ¿cómo identificar los más eficientes?

Las tiendas actualmente deben vender acondicionadores de aire que sean al menos de clase A en modo frío y de clase C en modo calor. Pero los avances tecnológicos dejaron a esa escala desfasada: entonces, hoy es posible hallar aparatos A mucho más eficientes que otros de clase A.

Según Gil, director de la carrera de Ingeniería en Energía de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), los más eficientes son los A/A con tecnología Inverter. Estos aparatos, explica, logran mantener la temperatura deseada ahorrando 35% a 50% de la energía frente a un equipo equivalente convencional.

¿Cuál es la diferencia?

Que los tradicionales tienen compresores que se encienden y apagan: pasan una y otra vez de funcionar a plena potencia (hasta alcanzar la temperatura deseada) a quedarse quietos (cuando lo logran). Los Inverter, en cambio, una vez que arrancan funcionan de modo continuo, sin parar, modulando la intensidad, lo que resulta mucho más eficiente.

El sitio Topten Argentina, de la Fundación Vida Silvestre, puede resultar de gran ayuda a la hora de comprar un aire porque identifica y compara los modelos más eficientes disponibles en el mercado.

Topten Argentina, un sitio que reúne y compara los aires más eficientes del mercado

La web muestra los productos de distintas marcas que son al menos de clase A y tienen un índice de eficiencia energética mayor a 3,24, estimando en cada caso cuántos kWh podría consumir al año y proyectando su gasto energético para los próximos 15 años. 

"Elegí productos cuya etiqueta energética sea de clase A. Siempre es mejor optar por un equipo con tecnología Inverter", recomiendan allí.

Y afirman que "siempre es mejor consultar un profesional sobre el mejor equipo que responda a las necesidades y a las características de las habitaciones a climatizar".