"Hace 18 años que pedimos que se permita la minería. Pero no tenemos representación política", contó Marina Barrera, dirigente del Partido Justicialista
ENRIQUE DE LA CALLE
En un diálogo con la Agencia Paco Urondo, Marina Barrera, dirigente del Partido Justicialista de la comarca de Chubut, la zona más pobre de toda la provincia comentó que "las ciudades que se están expresando en contra están a 350 kilómetros de la zona en discusión. Pasa que la consigna 'el agua vale más que el oro' es muy atractiva políticamente".
- Usted es dirigente del Partido Justicialista de la Meseta Central, en Chubut. Está a favor de que se desarrollo la minería en la región. ¿Cómo se está dando el conflicto que incluye protestas masivas en muchas ciudades de la provincia?
- En la comarca donde está prevista desarrollar la minería, que es la meseta central, la gente está a favor. Las manifestaciones están ocurriendo en ciudades de otras comarcas, donde no se va a desarrollar la minería. Lo hacen bajo consignas como "el agua es vida". Es una consigna que sensibiliza, que alarma, sobre todo a la gente que no está encima de los debates legislativos.
Son consignas que han usado los políticos de las regiones desarrolladas como consingas de campaña. Chubut está dividida en 4 comarcas. En tres hay desarrollos productivos. Solo en una no, es en la meseta central. En nuestra región hay 6 departamentos, en 2 se va a permitir la minería. Es una región muy extensa que no tiene representación política ni en la legislatura ni en el Ejecutivo.
- ¿Cuánta gente vive en la Meseta?
- En la Meseta vive alrededor de 7 mil personas en pueblos de 600 habitantes. Son pueblos sin desarrollo, sin infraestructura, sin educación, sin agua corriente, sin gas natural. La gente se calefacciona con leña en lugares donde hay nevadas impresionantes. No tenemos puertos ni petróleo ni lagos para hacer turismo. La riqueza nuestra está dada por la explotación de los minerales. Venimos hace muchos años pidiendo minería en nuestra comarca.
- ¿Por qué cree que el gobernador Arcioni cambió de opinión?
- Por una cuestión lógica. En campaña te hace perder votos el tema, sobre todo cuando hay consignas como "cuidar el río" o "el río no se toca". Quién va a querer ir contra el río. Pero cuando gobernás tenés que tomar decisiones sobre la realidad, no sobre consignas. Y tienen que pensar en toda la provincia. Trelew y Rawson son de las ciudades con mayor desempleo del país. Hay mucha desocupación en la provincia. Son las actividades de escala las que pueden permitir el desarrollo económico. No se pueden rechazar esas actividades. La ley de zonificación crea un fondo fiduciario para generar infraestructuras en toda la región. Ese cambio de opinión genera el rechazo de la gente, por supuesto.
- ¿Coincidís con las críticas que dicen que el proceso político que llevó a la votación en la legislatura fue muy desprolijo?
- No. Se votó en la Legislatura, donde tienen que darse los debates. Hace muchos años que había que definir la zonificación para ver dónde podía haber minería en Chubut. La famosa ley 5001 es de 2003. En ese entonces quedó trunca esa parte de la ley. Ya son 18 años. De eso no se habla. La meseta viene pidiendo esto hace mucho tiempo. Ahora se votó donde tenía que votarse, con el voto de los diputados. No puede ser que el que no gana quiera romper todo. Eso no es democracia, eso es anarquía, es otra cosa. La meseta estuvo esperando esta ley 18 años.
- ¿Por qué la mina tiene tanto rechazo en las grandes ciudades?
- Porque se hizo una campaña muy efectista, una campaña política. Se dice "No es no", "el agua vale más que el oro", "la minería mata" y cosas así. Por supuesto, son temas efectistas y que generan mucha sensibilidad. Además se hacen oir. Nuestra voz no la escucha nadie. Nosotros venimos hace 18 años pidiendo por la mina en nuestra región. Porque sabemos lo que puede permitir la mina en términos de empleo y desarrollo. Pero nuestra voz no tiene representación política. Nos cuesta hacernos escuchar. Se habla del referéndum de Esquel en rechazo a la mina y votaron 9 mil personas. En la Meseta vivimos 9 mil personas que queremos la mina. No somos escuchados de la misma manera.
- Por lo que se ve el conflicto cruzó a todo el sistema político, sindical y social. Hay apoyos y rechazos muy fuertes entre gremios y al interior de los propios partidos políticos. El partido Justicialista de las principales ciudades salió a repudiar la aprobación (en la Meseta apoyaron).
- Hay opiniones encontradas en todos lados. En el Partido Justicialista hubo mucha discusión. Nosotros hicimos mucho trabajo para que nuestra voz se escuchara. Las ciudades que se están expresando en contra están a 350 kilómetros de la zona en discusión. Pasa que la consigna "el agua vale más que el oro" es muy atractiva políticamente.
- ¿Pero qué pasa específicamente sobre la cuestión hídrica en relación al proyecto minero?
- El río Chubut, por ejemplo, está alejadísimo de la zona minera establecida por ley. No tiene ninguna conexión. Hay un problema grave de información. De ningún modo va a estar afectado por la mina. Y de eso se habla muy poco o nada. Habría que ver qué actividades productivas es lo que está afectando al río, debería estudiarse. Ahora, la minería no tiene nada que ver.
- La mina estará lejos del río Chubut, lejos de las grandes ciudades, permitirá generar puestos de trabajo en una zona muy postergada. De hecho, mucha gente se va desde la Meseta hacia las grandes ciudades, tensionando sobre el mercado laboral en Rawson o Trelew, por ejemplo. La mina además no debería afectar otras actividades como el turismo en la coordillera o la pesca o el petróleo. ¿Por qué no se puede acordar?
- Pasa que nuestra voz no tiene representación política. No tenemos ningún diputado que nos defienda. Las grandes regiones, las más desarrolladas, tienen mayor representación en la legislatura provincial o en el Ejecutivo. Y nosotros no. El sistema de representación hace que las grandes ciudades se queden con todos los cargos.
Y esa situación posterga cada vez más nuestra situación. Por eso nuestra región está sumida en la pobreza. Hay una situación de injusticia muy grande. Y eso hace que seamos una región muy despoblada: cuando la gente llega a determinada edad, se tiene que ir, porque acá no te podés desarrollar. No sé qué va a pasar con la ley, pero nosotros vamos a seguir haciendo todo lo posible para que nuestra voz se escuche.