Fortescue anunció una millonaria inversión para producir este combustible del futuro, pero la tarea será compleja y demandará varios años hasta alcanzar su desarrollo y exportación
EMMANUEL GENTILE
La compañía australiana Fortescue anunció en noviembre pasado una inversión de 8.400 millones de dólares para producir en Argentina hidrógeno verde. Se trata de una fuente de energía limpia debido a que no produce dióxido de carbono (CO2), a diferencia de la proveniente de combustibles fósiles, y ha sido definida por el empresario Biil Gates como "la mejor innovación de los últimos años para combatir el efecto invernadero".
Esta energía se obtiene a partir de la electrólisis del agua, es decir que, por medio de una tecnología de electrolizadores, se logran separar las moléculas de hidrógeno presentes en la molécula de agua (H2O). En tanto, el oxígeno se puede liberar al aire, ya que no contamina, o almacenar para otros procesos industriales.
Pero para que este hidrógeno pueda ser certificado como 'verde', se requiere que la electricidad empleada en el proceso provenga de fuentes renovables, por ejemplo, del viento o el calor solar. Precisamente será en la provincia patagónica de Río Negro donde Fortescue desarrollará la producción de hidrógeno verde, sacando provecho de los fuertes vientos que caracterizan a la región sur del país sudamericano.
El combustible del futuro
El proyecto entusiasma al gobierno argentino, no solo por los beneficios ambientales sino además porque permitirá la creación de más de 15.000 puestos directos de trabajo y entre 40.000 y 50.000 indirectos, según estimó la Casa Rosada.
Tras mantener un encuentro con el titular de Fortescue, Andrew Forrest, la CEO de la firma, Julie Shuttleworth, y el representante de la compañía para la Región Latinoamérica, el ex rugbier argentino Agustín Pichot, el presidente Alberto Fernández señaló que "el hidrógeno verde es uno de los combustibles del futuro y llena de orgullo que sea Argentina uno de los países que esté a la vanguardia de la transición" energética.
Con una inversión millonaria, Fortescue planea instalar tres parques eólicos con una potencia total de 2.000 MW, para abastecer de energía a la planta en la provincia de Río Negro y producir 2,2 millones de toneladas de hidrógeno verde anuales, lo que podría convertir a esta provincia en un polo mundial exportador de hidrógeno verde para 2030.
Sin embargo, no será fácil llevar adelante un plan de semejante envergadura en el marco de la inestabilidad económica que vive el país. La empresa australiana busca tener algunos beneficios impositivos y una zona franca especialmente ideada para ella, algo que estaría contemplado en una ley de promoción general para el hidrógeno verde ideada para tal fin, según anticipó el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
Objetivos y desafíos para un nuevo tipo de energías
La científica argentina Fabiana Gennari es jefa del departamento de Fisicoquímica de Materiales del Centro Atómico Bariloche, investigadora principal de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET). Desde hace más de diez años, trabaja en el estudio del hidrógeno como alternativa energética sostenible, una idea que toma cada día más fuerza en el mundo, aunque para llevarla adelante deberán sortearse una serie de desafíos.
"Lo que se está buscando es tratar de hacer uso de las energías renovables, las cuales son limpias y están disponibles en varias regiones del planeta. Pero tienen varios problemas", advierte la especialista.
Y continúa: "En Argentina tenemos recurso solar en el norte, recurso eólico en el sur, pero no son energías continuas, sino que tienen fluctuaciones. Es decir, cuando llega la noche no hay sol, mientras que el viento puede variar su intensidad a lo largo del día. Entonces, cuando no se tiene un flujo constante ni un uso directo de esas energías, las opciones que hay son trasladarlas o inyectarlas a un tendido eléctrico, pero este tiene que mantener un sistema dinámico, sin oscilaciones. Ahí es donde surge el hidrógeno y la idea de un sistema de almacenamiento para grandes cantidades de energía limpia".
Según explicó Gennari, se está buscando cambiar la matriz energética para reducir las emisiones, pero no para uso domiciliario, sino para las principales actividades emisoras de dióxido de carbono a nivel mundial: la industria y el transporte, principalmente de los países más desarrollados.
"El hidrógeno se transforma en una sustancia que te permite llevar la energía renovable a todos los sectores. No es un combustible, no está en la naturaleza como un reservorio, como ocurre con el petróleo o el gas natural. Es un vector y lo tengo que producir gastando energía. ¿Cuándo es hidrógeno verde? Cuando en su producción gasto energía renovable y lo hago con procesos que no emiten otra cosa. El típico ejemplo es la electrólisis del agua", aseguró.
La electrólisis permite guardar esa energía renovable, en este caso el viento, adentro de esa sustancia hidrógeno, que se puede quemar como se hace con un combustible fósil en un motor de combustión. El producto que resulta cuando se quema hidrógeno, además de la energía que se busca, es agua, y el agua es limpia, no contamina.
"Ahora bien —dice Gennari— el asunto es cómo podemos transportar esa energía. Y ahí hay distintas tecnologías que están en estudio actualmente, como la electrólisis alcalina, pero todavía tienen algunos problemas. La empresa que hará la inversión todavía no dijo qué tipo de electrólisis usará. Ese es el primer desafío".
Algunas dudas surgieron también respecto al agua que se utilizará para el proceso. En ese sentido, los responsables de la compañía señalaron que usarán agua de mar, que tendría que pasar por un proceso de desalinización.
Si bien se presentan varias complejidades para llevar adelante este emprendimiento clave para el planeta, en Argentina hay experiencia previa en producción, almacenamiento y transporte de hidrógeno por distintos métodos, además de científicos formados y establecimientos aptos para su desarrollo. "En algunos de estos procesos tenemos recursos asociados porque están las plantas petroquímicas, que podrían ser adaptadas para estas nuevas energías con una inversión menor", sostuvo Gennari.
La gran oportunidad de Argentina
Los países más desarrollados son los que más necesitarán del hidrógeno verde, debido a que son los que más gases emiten y se han comprometido a reducir ese impacto ambiental en el menor plazo posible. Allí es donde aparece la gran oportunidad de Argentina para exportarlo, pero también habrá que ver las condiciones y el marco legal que se aplique para que el país resulte beneficiado, sin hacer demasiadas concesiones en el camino.
Posiblemente el hidrógeno que se produzca en el país sea comprimido, envasado y transportado en buques, pero todavía no hay certezas sobre estos procedimientos.
Más allá de las dudas, Fabiana Gennari cree que el proyecto es factible, aunque demandará como mínimo diez años hasta que salgan los primeros buques con hidrógeno verde desde Argentina. Y señala la importancia de que la voluntad expresada por el gobierno de Alberto Fernández se mantenga en el tiempo, bajo esta administración o la que esté a cargo en el futuro, sin importar su bandera política.
"El problema del calentamiento global es serio y si no hacemos algo tendremos consecuencias que ya se están observando pero que se magnificarán, como el derretimiento de glaciares, sequías donde antes no había o temperaturas elevadas. Debe haber un cambio porque estamos arruinando el planeta y eso es irreversible", concluyó.