Pese a que no está adjudicada, la empresa ya comunicó que venderá material rodante al país; se utilizará para reemplazar trenes chinos con poco uso
DIEGO CABOT
El 3 de junio pasado la empresa rusa Transmashholding (TMH) comunicó que estaba a punto de firmar un contrato para venderle a la Argentina material rodante nuevo para correr en la red ferroviaria. Lo dieron por hecho. Hasta ahora, nada llama la atención, salvo un detalle: la licitación no está terminada, ni firmada, ni adjudicada.
La particularidad encendió las alarmas de unos y fue relativizada por otros. Los primeros dicen que todas las compras ferroviarias del Estado deberían ser revisadas con ojo de lince. No es para menos, ya que varias causas penales por corrupción y muertes, como la tragedia de Once, fueron derivaciones de los millones alrededor de los trenes y de los negocios que se tejieron entre rieles y medianoche.
Los segundos, aducen que no hay ninguna irregularidad en el anuncio anticipado y que apenas fue el desconocimiento de los rusos de los procedimientos y la burocracia argentina.
La historia empezó a transcurrir hace tiempo, puntualmente en el gobierno de Mauricio Macri, cuando el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, llamó a licitación para la compra de trenes eléctricos que reemplazarían a los que actualmente corren por las vías del ramal San Martín.
Justamente en esa línea se viaja en material ferroviario chino que puso en funcionamiento el entonces ministro, Florencio Randazzo en 2013, y que habían sido comprados en la gestión de Juan Pablo Schiavi. Se trató, por cierto, de una de las peores adquisiciones que se hicieron para los ferrocarriles metropolitanos. Era tecnología vieja, diesel y sin detalles de confort, como aire acondicionado.
Dietrich decidió avanzar, en 2018, en la compra de trenes para sustituirlos. Se presentaron tres consorcios: la rusa Transmashholding (TMH), la francesa Alstom y la argentina Vemerkiper Ingeniería. Pero aquel llamado, cuyas ofertas se conocieron en 2019, quedó sin ser adjudicado.
Con el cambio de Gobierno, las nuevas autoridades tomaron la posta. “Nos pareció que lo mejor era seguir con aquel proceso, ya que estaba bien encarado y, además, para ganar tiempo y no generar rumores de que anulamos el llamado para hacer otro a medida de alguien. Creímos que era lo más transparente”, dijeron a LA NACION fuentes de la empresa ferroviaria estatal.
Empezó, así, la última parte del trámite. Entonces, se cayó la oferta de la empresa argentina y sólo quedaban en competencia la compañía rusa, estrechamente ligada a TMH Rusia y al presidente Vladimir Putin, y la francesa. La orden de compra era la misma: 70 formaciones eléctricas por 880 millones de dólares.
La licitación avanzó hasta que en junio sucedieron un par de hechos. El primero es que el presidente de Trenes Argentinos, Martín Marinucci, fue invitado a Rusia a una exposición de transporte que financiaba y auspiciaba THM. En la empresa dicen que no hay irregularidad en ese viaje ya que fue autorizado por el Estado y que siguieron todos los protocolos para un destino así, como autorizaciones y viáticos. En la revista de la empresa, que publica en su sitio, dice que es un invitado.
El segundo hecho se dio poco tiempo después de la visita. En la comunicación oficial de la empresa rusa se publicó el siguiente texto oficial: “Transmashholding se prepara para firmar un importante contrato para el suministro de trenes eléctricos a la Argentina. El volumen es de US$ 880 millones, unos 560 coches. Este será un análogo del Ivolga, que se opera en Moscú”, dijo el director general de TMH, Kirill Lipa. Era junio, y el titular de la empresa agregó: “Se espera la firma del contrato en los próximos días”.
Mientras la confirmación amanecía en Moscú, en la Argentina ni siquiera se había avanzado en la adjudicación. En el expediente iban y venían pedido a Alstom para incorporar una puerta más a los coches para que queden tres por vagón y no dos como presentaba el diseño de la compañía francesa. Finalmente, después de respuestas en la que la empresa confirmaba que ese era su propuesta y no otra, se descalificó la oferta. Los rusos quedaron solos.
Mientras en Rusia la operación se confirmaba, en el país se movía con fineza un viejo conocido de los trenes fantasmas argentinos: Thibault Desterac. El ejecutivo de origen galo no es ni más ni menos que el hombre fuerte del consorcio que lideró Alstom y que se quedó con la fallida adjudicación del tren bala argentino que uniría Buenos Aires con Rosario y Córdoba. Alguna vez su foto fue portada de diarios cuando Néstor Kirchner y Ricardo Jaime miraban embelesados la maqueta del tren de alta velocidad. El vendedor de trenes francés también apareció en aquella recordada foto.
Cuenta en los pasillos que el propio Desterac fue quien armó el viaje de Martinucci a Moscú cuando, según parece, adelantó la decisión de la contratación argentina. Eso sí, lo hizo sin ningún papel que lo avalara. Sin embargo, fue suficiente para que se anunciara los medios.
“Lo que sucedió es que los rusos pensaron que como habían quedado solos en la licitación por la descalificación de Alstom ya estaba todo listo. Y por eso se apuraron para anunciarlo”, relativizaron en la empresa de ferrocarriles local. Pero el tiempo pasó y los papeles no aparecían.
Finalmente, en octubre, Lipa llegó a la Argentina en un viaje relámpago en busca de alguna decisión oficial que avale su incontinencia. Pese a que no se asentó en el Registro de Audiencias, se reunió con el ministro de Transporte, Alexis Guerrera; con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y con Marinucci.
El ruso llegó a mediados de octubre, el día 13 específicamente, y no se fue con las manos vacías de aquellas reuniones: se llevó un informe de firma conjunta identificado con el número IF 2021 98425581, fechado el 15 de octubre. Se trata de un documento donde deja claro que las otras ofertas fueron desestimadas, y que THM es la única que quedó en pie y da cuenta que está aprobado el programa de integración del 30% de componentes argentinos,
También repasa el crédito que se tomará al Eximbank de Rusia por hasta US$ 850 millones, con un período de gracia de 48 meses y un plazo de 108 meses mínimos de repago de la deuda, con un interés en dólares de Libor seis meses más 2,5% anual.
Papel en mano, el ruso voló a Rusia con una noticia electoral: todo sucedería después del 14 de noviembre, fecha de las elecciones legislativas. Por su parte, los gestos de amistad no terminaron. A principios de noviembre, el Jefe de Gabinete, Juan Manzur, recibió al embajador ruso, Dmitry Feoktistov, en la Casa Rosada.
“El 2 de noviembre el Embajador de Rusia D. Dmitry Feoktistov se reunió con el Jefe de Gabinete de Ministros D. Juan Luis Manzur. Se abordaron las perspectivas del desarrollo de la cooperación bilateral económica y comercial, incluyendo la esfera de transporte ferroviario”, se puede leer en la cuenta de Twitter oficial de la embajada.
Así las cosas, ya todo parece listo, terminado y empaquetado. La Argentina tendrá, finalmente, trenes rusos en su sistema ferroviario.