ALFONSO LÓPEZ SUÁREZ

Con el archivo de las licencias para los proyectos mineros de Soto Norte y Quebradona, dictados por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) en el presente año, se le puso freno al crecimiento en la operación extractiva a gran escala del país.

Y lo que pretendía la Nación de registrar en el mapa minero a 10 megacomplejos con producción industrial en plena actividad a corto y mediano plazo, hoy no pasan de cinco con operación y procesos activos.

Así, los proyectos que manejan las multinacionales Cerro Matoso, Cerrejón, Drummond, Zijin Continental y Gran Colombia Gold son los únicos en el radar de la operación extractiva a gran escala del país que están con luz verde.

Además, la lista podría ampliarse, si se incluyeran dos complejos que antes estaban en operación, los del Grupo Prodeco y NCR en el Cesar, pero ambos tienen sus respectivas actividades suspendidas para la producción de carbón desde mediados del 2020.

"Colombia debería poder desarrollar más proyectos de minería a gran escala en oro, cobre y carbón. Sin embargo, tenemos un rezago grande en la ejecución y puesta en marcha de nuevas iniciativas principalmente por el cuello de botella que se ha convertido el licenciamiento ambiental”, señaló Nicolás Arboleda, asociado de Energía y Minas de Baker McKenzie.

De los cinco megaproyectos mineros que están en operación activa, al que mejor le ha ido, incluso en pandemia, es a Drummond con su producción de carbón en el Cesar, y estima que al finalizar el 2021 llegará a una extracción de 33 millones de toneladas, incluso para lograr esta meta ya no solo dependerá de las minas La Loma y Descanso Norte, sino además del nuevo proyecto El Corozo.

“Somos una compañía eficiente en los temas operativos y financieros. Así mismo, en nuestra estrategia de mercadeo, se negociaron bien los contratos de largo plazo, lo que nos permitió sostener la operación. Tenemos una base de clientes amplia y consolidada, lo que da el espacio, sin importar la cotización del carbón, para mantener el nivel de demanda”, afirmó José Miguel Linares, presidente de Drummond en Colombia.

En la misma línea está el complejo para la producción de níquel de Cerro Matoso, el cual recientemente puso en operación los nuevos frentes Queresas y Porvenir, con lo que buscarán llevar la producción total de la operación por encima de las 40.000 toneladas.

“Con estas dos operaciones demostramos una vez más que es posible llevar a cabo proyectos mineros que cumplen con la normatividad, que son realizados en los tiempos establecidos, y en particular que aportan al desarrollo y progreso de los territorios. Para esta intervención destinamos $13.000 millones y fue la primera inversión que realizamos en el marco de los nuevos proyectos”, afirmó Ricardo Gaviria, presidente de la minera.

Otro de los megaproyectos que también está sacando la cara por la gran minería del país es el aurífero de Buriticá que lidera Zijin Continental, en la actualidad procesa 3.200 toneladas de Material por día y produce 200.000 onzas (5,6 toneladas) de oro al año. Y si la ANLA les aprueba la expansión, aumentará la extracción.

“En el 2021, el monto destinado será superior a los US$100 millones para llevar la producción a las ocho toneladas de oro. Y la inversión total en la mina ascendería a US$800 millones, de los cuales US$610 millones fueron desembolsados para desarrollar la etapa de construcción. Si bien se registró para el 2020 un ajuste de US$60 millones adicionales al presupuesto original, el monto podría ascender a los US$100 millones”, indicó James Wang, CEO de la minera en Colombia.

Por su parte el Cerrejón, luego de un año de pandemia, a lo que se sumó la caída en el precio del carbón y una huelga de 91 días, está retomando la senda de la operación, y solo espera que la ANLA les apruebe la licencia del Tajo La Puente para llevar la producción a niveles de hace cinco o seis años, y por el momento solo buscará extraer cerca de 20 millones de toneladas.

"Independientemente del precio del mineral en los mercados internacionales, en Cerrejón estamos operando al 100%, y lo que necesitamos es poder seguir trabajando de manera ininterrumpida, y de llegar la nueva operación la extracción sería de 30 millones de toneladas”, dijo su presidenta, Claudia Bejarano.

Pocos nuevos

Pero lo que llama más la atención, es que en los últimos 10 años, la ANLA solo le ha dado el aval a dos proyectos mineros a gran escala, precisamente a Buriticá de Zijin Continental y Gramalote de Anglo Gold Ashanti (AGA), esta última con condiciones para su inicio de operación.

“Su desarrollo avanza con buen ritmo, con sus particularidades en cuanto a temas comunitarios y sociales, como el de reasentamientos de grupos poblacionales. Se espera que para finales del primer semestre del 2022 se terminen los estudios de factibilidad y comiencen las obras civiles”, explicó Ana María Gómez presidenta de AGA.

Lo anterior sin contar los ya mencionados casos de Soto Norte y Quebradona, calificados como Proyectos de Interés Nacional Estratégico (PINE).

“Mientras en Chile y Perú entra en operación una mina por año y se aprovecha la dinámica mundial de la demanda de un mineral como el cobre, en el país vemos cómo estas decisiones (la de ANLA para ambos megaproyectos), y que son estratégicas para la economía se aplazan de manera indefinida”, señaló Juan Camilo Nariño presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM).