KAREN PEÑA

En medio del aumento por los proyectos de plantas desaladoras para la minería, el gerente de Agua y Energía de Codelco, Francisco Danitz, abordó  la iniciativa por cerca de US$ 1.000 millones en inversión que planea impulsar la estatal para abastecer al Distrito Norte.

Pero también, fue el momento para reflexionar sobre la posibilidad de compartir infraestructura con otros usuarios en la zona, considerando la inquietud que se está generando para enfrentar las necesidades hídricas.

Consultado por si no fue posible en esta planta desaladora de la estatal pensar en una infraestructura compartida con otras mineras o usuarios, Danitz reconoció que es una pregunta recurrente y que incluso ha venido también de la propia autoridad. Aunque destacó que en las mineras sí está siempre la voluntad de hacer cosas en conjunto, indicó que a veces no calzan los timing.

En esa línea, recordó cuando las mineras trataron de ponerse de acuerdo para buscar soluciones a la crisis de gas argentino, donde finalmente terminaron algunos involucrados en proyectos y otros no, lo que también pasa con las líneas eléctricas.

Según el ejecutivo, en esto influye que se trata de activos muy estratégicos donde, por lo tanto, depender de terceros es complejo cuando es un activo tan estratégico. Y, lo segundo, es tratar de hacer coincidir los timing de los distintos proyectos de las necesidades de las compañías.

Pero Danitz fue claro en advertir que en este tema no se cierran hacia adelante. "Creo que el hecho de tener o que en el norte vayan a haber varias desaladoras quizás el día de mañana esto se pueda transformar en algo parecido a la línea eléctrica en donde podamos darnos respaldo mutuo. Las plantas fallan o tienen que salir a mantenimiento", dijo.

Y agregó: "Tener la opción de tener respaldo entre las distintas compañías, creo que va a ser algo valioso para explorar a futuro".

Sobre la megadesaladora para el Distrito Norte -donde tres operaciones serán suministradas por esta planta: Radomito Tomic, Ministro Hales y Chuquicamata- precisó que abarcarán tres comunas (Tocopilla, María Elena y Calama) y es básicamente un acueducto de 160 kilómetros, en 48 pulgadas, el que va soterrado.

Además, tiene un caudal de diseño de cerca de 2 mil litros por segundo y se contemplan tres estaciones de bombeo, ya que en una optimización la cuarta de las estaciones de bombeo que se había pensado no se utilizará finalmente.

La iniciativa -que tendrá una vida útil de 28 años- requerirá del orden de 2.700 trabajadores en el peak y se estima que su construcción demorará aproximadamente 34 meses. "Si todo anda bien deberíamos estar partiendo el próximo año, por lo tanto, debiésemos entrar en operación al año 2024", puntualizó el ejecutivo.

Además, sostuvo que el proyecto "es fundamental para el desarrollo de nuestro Distrito Norte porque nos va a permitir, en el full de su capacidad, incorporar una nueva fuente de agua al balance del Distrito".

Marco regulatorio

El ejecutivo de la cuprífera también se refirió al marco regulatorio del agua en Chile, particularmente, lo que se refiere a la propiedad del agua desalada. A su juicio, en general hay hoy una suerte de incertidumbre en el largo plazo de cuál será la regulación que primará sobre el agua desalada. De hecho, recordó que "no es casualidad" la creación de una asociación gremial para tratar de abordar estos temas. 

"Sigue siendo todavía una tecnología que, si bien es cierto no es nueva en tanto solución tecnológica, en Chile como implementación al menos para las compañías mineras no es tan antigua. Ahí hay un tremendo desafío de ver cuál va a ser la manera en la cual nos vamos a tener que ir ajustando a la regulación que va a ir modificándose. No solo en tanto al producto en sí, sino que también al origen del agua que es el agua de mar y los efectos que eventualmente puedan desarrollarse si es que son demasiadas las plantas desaladoras el día de mañana", advirtió

Por hoy, para Danitz, "es la tecnología que tenemos, que estamos mirando, desarrollando, pero el día de mañana tendremos que ir viendo si aparece una nueva tecnología y cómo la regulación nos va a ir llevando".

En esa línea, recalcó que las mineras en agua están todas en lo mismo, ya que al menos en el norte grande, están yendo al agua de mar al no tener hoy otra alternativa. "Estamos viendo y, creo que todas las compañías mineras estamos haciendo lo mismo, vigilancia hídrica en las distintas cuencas, de modo tal de ver qué otras alternativas tenemos y no cazarnos con una única alternativa", indicó.

El ejecutivo explicó que, más allá del costo que significa la construcción de un proyecto grande como una desaladora, es también ver si es que existen otras alternativas que en el ecosistema completo convivan.

"Buscar una solución particular que te resuelva el problema como compañía minera no necesariamente es la solución óptima porque tienes que resolver los problemas a veces también del ecosistema completo, de lo contrario, te va a durar poco la solución", sentenció, agregando que "el tema regulatorio es una variable bien importante en ese análisis".