Rabat persigue el apoyo de Madrid para renovar el contrato de la infraestructura, que concluye el 31 de octubre
Argelia se ha comprometido a suministrar a España el gas que llegaba a través del gasoducto Magreb-Europa (GME), que tiene intención de cerrar el próximo domingo, cuando expira el contrato de explotación, por el conflicto diplomático que le enfrenta a Rabat y que ha provocado la ruptura de relaciones.
Tras el encuentro mantenido ayer entre la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el ministro argelino de Energía y Minas, Mohamed Arkab, Argel se comprometió a garantizar el suministro y el cumplimiento de los contratos firmados por las empresas españolas y argelinas.
Por ese gasoducto, que discurre en parte por Marruecos, llegan a España unos 6.000 millones de metros cúbicos de gas, alrededor de una quinta parte del consumo de España y su cierre supone un revés para España en un momento de crisis energética.
Tras su entrevista, la vicepresidenta Ribera, que compareció ante la prensa con Mohamed Arkab, manifestó que “se ha explicitado la garantía total con respecto a los volúmenes pactados hoy [por ayer]”. Añadió que también se abordó el modo de satisfacer una eventual mayor demanda por parte de España.
“El ministro nos ha explicado cómo poder acometer este transporte de gas a través del gasoducto de Medgaz, vista que la relación contractual con el gasoducto del Magreb expira el 31 de octubre, y cómo complementarla con gas natural licuado, con arreglo a un calendario que tenemos que precisar en la mejor manera posible para asegurar que todo funciona del modo también más fluido y mejor posible”, indicó.
Argelia pretende reemplazar esos 6.000 millones de metros cúbicos mediante dos métodos. Por un lado, ampliará la capacidad del gasoducto Mezgaz, que une directamente Argelia con Almería y en cuya propiedad participan la firma española Naturgy (49%) y la sociedad estatal argelina Sonatrach (51%). Pasaría de los 8.000 millones actuales a 10.000 millones.
Los restantes 4.000 millones, se reemplazarían mediante Gas Natural Licuado (GNL), transportado en barcos metaneros. Se requieren 48 buques para transportar cuatro millones de metros cúbicos de gas. Pero si Argelia no consigue terminar la ampliación del gasoducto Medgaz antes de enero, entonces habría que contratar otros 24 barcos, lo que sumaría 72 buques para suplir los seis millones de metros cúbicos que llegan a través de Marruecos.
Una fuente que ha seguido de cerca la negociación con Argelia y solicita el anonimato expresa sus recelos sobre el hecho de que Argelia vaya a tener listo para enero la obra de ampliación del gasoducto Mezgaz. “Eso nos haría depender en exceso de los barcos metaneros”, señala la citada fuente.
“El mercado de los metaneros se ha vuelto muy competitivo, debido a que existe mucha demanda desde Asia y ha provocado una escasez de buques. Además, el trayecto desde Argelia a Almería es muy corto, es poco rentable para las empresas propietarias de buques, mientras que los viajes a Asia suelen ser más productivos para ellas”, añade.
El transporte del gas a través de los barcos obliga a licuarlo en su punto de origen y después a gasificarlo cuando llegue a España. El citado experto añade que mientras bombear un millón de metros cúbicos por el gasoducto cuesta entre 48 y 50 millones de dólares, suministrar esa misma cantidad fletando barcos puede costar hasta 120 millones de euros. “Más del doble”, concluye.
La ministra española ha afirmado que durante el encuentro también se han tratado otros ámbitos de la energía, incluida una interconexión eléctrica, pero no ha aclarado si ha habido alguna decisión sobre la reapertura del gasoducto, que el Gobierno argelino está dispuesto a cerrar al final del contrato y sobre el que Marruecos ha pedido la intermediación de España para satisfacer sus necesidades. Rabat obtiene entre 50 y 200 millones de euros al año como “derechos de paso”, una cifra que está en función de la cantidad que transporte.
Y, además, se queda con 800 millones de metros cúbicos al año de gas procedente de Argelia a un precio estable. Ese gas le sirve para alimentar las centrales eléctricas de ciclo combinado de Tahaddart (en la región de Tánger) y la de Ain Beni Mathar (en Uchda, en el este del país), que cubren en torno al 10% de la producción marroquí de electricidad y están gestionadas por las firmas españolas Endesa (tiene el 20% de la primera) y Abengoa, respectivamente.
Entre los temas tratados entre Ribera y Arkab figuran posibles acuerdos en energía renovable, el almacenamiento o el hidrógeno, y, en su caso, la construcción de un cable eléctrico que permita la interconexión entre los dos continentes, incrementando la capacidad que hoy existe. La ministra ha dicho que esto último “puede llegar a materializarse en los próximos años”. También se ha planteado la posibilidad de dar continuidad y profundizar en las condiciones y compromisos del Memorando de entendimiento firmado en 2018 con relación a la cooperación en materia de energía de los dos países, con peso industrial, energético, laboral y formativo.
PUBLICADO AYER
ARGELIA CIERRA SUMINISTRO DE GAS A ESPAÑA Y MARRUECOS
FRANCISCO PEREGIL Y MIGUEL ÁNGEL NOCEDA
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica de España, Teresa Ribera, viajó a Argel para entrevistarse con las autoridades argelinas y buscar una solución al cierre del gasoducto Magreb-Europa (GME) que pasa por Marruecos y que el país norteafricano tiene previsto cerrar el 31 de octubre, fecha en que acaba el contrato de 25 años que garantiza el suministro y los acuerdos tripartitos.
Argelia rompió relaciones diplomáticas con Marruecos en agosto y anunció que su gobierno canalizará todo el gas que exporta hacia Europa a través del otro gasoducto, el Medgaz, inaugurado en 2011 y que une directamente los yacimientos argelinos de Hassi R’mel con la ciudad de Almería.
El problema para España radica ahora en asegurarse que va a seguir llegando a la Península la misma cantidad de gas que transportaba el GME a través de Marruecos, que supone un tercio de la electricidad que consume el país.
Esta situación también ha llevado a Rabat a negociar con Madrid una solución para asegurarse alternativas a la rescisión del contrato que permite el suministro de gas a España a través del gasoducto Magreb-Europa (GME) y que también abastece a dicho país.
Este tubo de 1.400 kilómetros de longitud, inaugurado en 1996, permite distribuir gas natural desde Argelia hacia España a través de 540 kilómetros que discurren por territorio marroquí.
El gasoducto que pasa por Marruecos tiene la capacidad de transportar cada año hasta 13.500 millones de metros cúbicos de gas natural al año. El gas que llega directo a Almería posee capacidad para transportar 8.000 millones de metros cúbicos, pero se están efectuando obras para ampliarlos a 10.000 millones a partir de enero.
En este gasoducto participa, con el 49%, Naturgy, y con el 51% la firma estatal argelina Sonatrach, que además es un socio tradicional del grupo español, en el que posee el 4,1% del capital. La gestión la realizan las dos empresas, que tienen una relación comercial de más de 40 años.
La paralización del gasoducto Magreb-Europa puede ocasionar perjuicios no solo a Marruecos, sino también a España. Rabat obtiene, entre 50 y 200 millones de euros al año como “derechos de paso”, una cifra que está en función de la cantidad que transporte. Y, además, se queda con 800 millones de metros cúbicos al año de gas procedente de Argelia a un precio estable.
Ese gas le sirve para alimentar las centrales eléctricas de ciclo combinado de Tahaddart (en la región de Tánger) y la de Ain Beni Mathar (en Uchda, en el este del país). Ambas cubren en torno al 10% de la producción marroquí de electricidad y están gestionadas por las firmas españolas Endesa (tiene el 20% de Tahaddart) y Abengoa, respectivamente.
Teresa Ribera ha sido la encargada de dirigir las negociaciones con Argelia y Marruecos, en las que también está involucrado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. Los contactos, que se han intensificado a medida que se acercaba la fecha límite del 31 de octubre, se han desarrollado con la máxima discreción. Recientemente, Albares visitó al presidente argelino, Abdelmayid Tebún, en compañía de las secretarias de Estado de Exteriores, Ángeles Moreno, y de Energía, Sara Aagesen.
En la agenda, la principal cuestión era asegurar el suministro de gas a España y, dentro de ello, se trató el problema del gasoducto GME. Las fuentes consultadas subrayan que, en efecto, España debe asegurarse que el gas llegue a la Península. De hecho, Argelia ha repetido en varias ocasiones que el suministro para España está garantizado. Y Naturgy cuenta con que todo el suministro contratado va a pasar por el Medgaz sin tocar Marruecos.
No obstante, eso no asegura todo el gas que se consume en el país. Enagás asegura que actualmente pasan desde Argelia a España directamente por el tubo de Medgaz ocho millones de metros cúbicos al año. Y por el GME, seis millones. Por tanto, aunque Argelia consiga ampliar la capacidad de Medgaz de 8 a 10 millones de metros cúbicos, aún faltarían otros cuatro millones para abastecer a España.
Esas mismas fuentes reconocen que resulta difícil evitar que Argelia dé marcha atrás en la decisión de cortar el grifo; por lo que se trata, en consecuencia, de ver cuánto tiempo va a tenerlo cerrado. Estas fuentes aventuran que no será a corto plazo y habrá que armarse de paciencia. En cuanto a la posibilidad de que el gasoducto se use en sentido contrario, sostienen que es la peor parte de la papeleta y que, de momento, Enagás, la compañía transportista, no ha recibido ninguna señal para que se produzca ese tráfico.
¿Y cómo puede Marruecos suplir esa carencia de energía? Una fuente española conocedora de la situación, que solicita el anonimato, señala: “Marruecos podría pedir a España que le envíe gas a través del gasoducto GME en sentido contrario. Pero no sabemos cómo reaccionará Argelia si España accede”. Esa es la clave de la cuestión, que obliga a España a andar con pies de plomo en una negociación con muchos vectores geopolíticos en la que, según observadores sectoriales, está abocada a hacer de mediador.
Otra fuente del sector precisa: “A España le interesa contar con los dos gasoductos en funcionamiento por razones de suministro y de control de precios, pero también mantener las buenas relaciones con los dos países sin herir la sensibilidad de ninguno para no salir trasquilado quedándose sin suministro”. La misma fuente señala que Marruecos tenía grandes proyectos energéticos, “pero se durmió en los laureles y le ha llegado el final del contrato sin hacer nada”. Esa labor precisamente es una de las tareas que tiene previsto abordar Ribera en su visita a Argel.
La alternativa de los buques de GNL
La falta del gas argelino podría aumentar la demanda de electricidad de Marruecos respecto a España, a través de los dos cables eléctricos submarinos que unen a los dos países. Esta última medida podría afectar al mercado energético español, según la citada fuente. “El problema es que Marruecos compra la electricidad a España a través de la empresa pública ONEE (Office National de l’Électricité et de l’Eau Potable).
Y la ONEE, a diferencia de las empresas españolas como Iberdrola, Endesa o Naturgy, no está sometida al impuesto de valor de la producción eléctrica, que ahora está suspendido.
Al final es la misma electricidad, la que va a Cádiz que la que va hacia Tánger. Pero Tánger y todas las empresas marroquíes, que no pagan derechos de emisión, se benefician por contar con menor carga impositiva y regulatoria. Con lo cual, España estaría subsidiando de forma indirecta la energía que consume Marruecos”.
La forma de trasladar esos cuatro millones de metros cúbicos que España todavía necesitaría para cubrir la demanda actual sería en forma de Gas Natural Licuado (GNL), mediante barcos metaneros. Se necesitan 48 buques para transportar los cuatro millones de metros cúbicos de gas. El precio de estos fletes está sujeto a más variables que el combustible que llega por los tubos. Según explican fuentes conocedoras del sector, el problema del GNL es que se trata de un producto más caro y pertenece a un mercado muy disputado.
El elevado precio se debe, según fuentes consultadas, a que primero hay que licuar el gas en su punto de origen para trasladarlo en barco y después gasificarlo cuando llegue a España. Y en el último año ha habido una fuerte demanda de gas en Asia que ha provocado una escasez de metaneros, de forma que incluso se desviaron a ese continente barcos que iban a descargar a España. Eso da muestra de la competencia a la que está sometido ese mercado de buques.
Por tanto, la suspensión del gas que llega a España a través de Marruecos puede ocasionar un aumento de la importación de electricidad de Rabat. No obstante, el efecto sobre el precio de la luz en España apenas sería significativo, según reconoce el citado experto, ya que la capacidad de intercambio es solo de 900 megawatios y el sistema español tiene una capacidad de 110 gigawatios.