China quiere ser la primera potencia mundial en todos los sentidos. Hace poco, se conocía que el gigante asiático conseguiría, en menos de un año, mantener 2.000 robots autónomos por el aire entregando paquetes por las calles.
Pero no solo en tecnología se quiere posicionar a la cabeza de los avances, sino también en biotecnología. Las empresas de este sector en el país han comenzado a competir a nivel global, tras cambios en la regulación y el mercado bursátil.
Como parte de su plan por liderar una carrera de fondo a nivel tecnológico, China construyó en 2019 un reactor de fusión nuclear con la capacidad de alcanzar temperaturas de 100 millones de grados Celsius.
Al dispositivo lo bautizaron como Tokamak Superconductor Experimental Avanzado (EAST), cuyo hito en aquel año fue que mantuviera la fusión nuclear durante 10 segundos antes de agotarse.
Curiosamente, el Tokamak se creó en la Unión Soviética (URSS) y se mejoró entre 1950 y 1990, con investigaciones en el campo de la fusión nuclear. Aunque su fama se ha extendido al mundo entero, que busca tener una estrella controlada para producir energía totalmente limpia.
Como se ha mencionado anteriormente, hay otros países que buscan lo mismo que China: energía inagotable y controlada.
En mayo de este mismo año, Reino Unido, en el marco de experimento MAST Upgrade de Fusión por Confinamiento Magnético (FCM), consiguió reducir hasta 10 veces el calor de los materiales, a través de un sistema denominado Super-X.
El dispositivo en cuestión también es un Tokamak y está impulsado por la Autoridad de Energía Atómica del Reino Unido (UKAEA) desde octubre de 2020, un año después que el chino. El objetivo: construir una planta de energía de fusión para 2040.
Sin embargo, existe algún que otro problema aún, que ya se está solucionando. El primero, lograr un sistema de escape para reducir el calor generado hasta 10 veces, algo que consiguió el Tokamak de Reino Unido, destacó Bussines INsider.
El segundo, y no menos importante, tener un superconductor muy potente. Para lograr esto, el Plasma Science and Fusion Center (PSFC) del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) creó el electroimán más potente del mundo, con un campo de 20 tesla.
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Se puede decir que lograron un material superconductor que pudiera soportar 100 millones de grados Celsius, algo parecido a condensar toda la energía del Sol en una botella.
Por último, Estados Unidos y Francia también quieren unirse a esta larga carrera energética. Así, el ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional), salió el 21 de junio desde Texas (Estados Unidos) rumbo a Francia.
Desafortunadamente, solo viajó el primer módulo del dispositivo, por lo que hasta 2026 no quedará completo en su totalidad.
En resumen, un avance en la fusión nuclear permitirá abaratar los costes de producción, en caso de conseguir centrales de abastecimiento y una energía totalmente segura y comercializable.
ITER, la mayor apuesta por la fusión nuclear
Tras una década de diseño y fabricación, la empresa norteamericana General Atomics ha enviado a Francia el primer módulo del Solenoide Central, el imán más potente del mundo. Se trata del componente central del ITER, una máquina diseñada para reproducir a escala de planta energética el proceso fusión del Sol y que está siendo construida en el sur de Francia por 35 países asociados.
La misión del ITER, construido ya en un 75%, es demostrar que la energía de la fusión de hidrógeno puede crearse y controlarse en la Tierra. La energía de fusión es libre de carbono, segura y económica. Los materiales para alimentar la sociedad con la fusión de hidrógeno durante millones de años son fácilmente abundantes, destacó COPE
El ITER es una colaboración de 35 países asociados: la Unión Europea (más el Reino Unido y Suiza), China, India, Japón, Corea, Rusia y Estados Unidos. La mayor parte de la financiación del ITER consiste en la aportación de componentes, que cuando se ensamblen, formarán el Tokamak del ITER, un "sol en la tierra" para demostrar la fusión a escala industrial. Este acuerdo impulsa a empresas como General Atomics a ampliar su experiencia en las tecnologías futuristas necesarias para la fusión.
El Solenoide Central, el mayor de los imanes del ITER, estará formado por seis módulos. Completamente ensamblado, medirá 18 metros de alto y 4,25 metros de ancho, y pesará mil toneladas. Inducirá una potente corriente en el plasma del ITER, ayudando a dar forma y controlar la reacción de fusión durante los pulsos largos. A veces se le llama el "corazón palpitante" de la máquina ITER.
Su fuerza magnética es lo suficientemente potente como para levantar un portaaviones 2 metros en el aire. En su núcleo, alcanzará una intensidad de campo magnético de 13 Tesla, unas 280.000 veces más fuerte que el campo magnético de la Tierra. Las estructuras de soporte del Solenoide Central tendrán que soportar fuerzas equivalentes al doble del empuje de un despegue del transbordador espacial.
El objetivo de la investigación de fusión es desarrollar una planta de energía respetuosa con el clima y al medio ambiente. Como el sol, produce energía de la fusión de núcleos atómicos. Debido a que el fuego de fusión necesita temperaturas que excedan los 100 millones de grados para encenderse, el combustible, a saber, un plasma de hidrógeno de baja densidad, no debe entrar en contacto con las paredes frías de los recipientes. Confinado por campos magnéticos, está suspendido dentro de una cámara de vacío casi sin contacto.