ROB LOVEDAY
La carta sobre la energía nuclear lamentablemente no podría estar más equivocada: la energía nuclear es uno de los combustibles más limpios que tenemos, y siempre lo ha sido.
Las huellas de carbono y materiales de la energía nuclear, durante toda su vida útil, incluida la minería y el desmantelamiento, son más bajas que la solar y están a la par con la eólica, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
Además, la industria nuclear gestiona su flujo de residuos, es decir, más de lo que se puede decir de la industria solar, que producirá millones de toneladas de residuos tóxicos.
Además, el combustible nuclear gastado no es un “desperdicio” sino una valiosa fuente de energía baja en carbono que puede reciclarse mediante el reprocesamiento o los reactores reproductores propuestos, neutralizando así la gran mayoría de la radiactividad.
En un momento en que necesitamos todas las herramientas de la caja para combatir la crisis climática, y la nuclear es una de las más efectivas, ¿no es hora de que empecemos a analizar los hechos en lugar de repetir los mitos sobre los desechos nucleares?