Según la Organización Meteorológica Mundial, en esta región habrá récord de huracanes, se sufrirán sequías severas, seguirá aumentando el nivel del mar y habrá más incendios
Las peores sequías en 50 años en el Sur de la Amazonia y el récord de huracanes e inundaciones en Centroamérica durante 2020 son la nueva normalidad que espera a América Latina, según dio a conocer el nuevo Reporte del Estado del Clima en América Latina y El Caribe 2020 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La investigación señala que América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo más afectadas por el cambio climático y los fenómenos meteorológicos externos que están causando graves daños a la salud, a la vida, a la comida, al agua, a la energía y al desarrollo socioeconómico de la región.
El reporte señala que los eventos relacionados con el clima y sus impactos cobraron más de 312.000 vidas en América Latina y el Caribe y afectaron a más de 277 millones de personas entre 1998 y 2020.
¿Cómo será el futuro en la región?
América Latina se proyecta como una de las regiones del mundo donde los efectos e impactos del cambio climático, como las olas de calor, la disminución del rendimiento de los cultivos, los incendios forestales, el agotamiento de los arrecifes de coral y los eventos extremos del nivel del mar, serán más intensos.
El informe es contundente al asegurar que poner límites el calentamiento global por debajo de 2,0 grados centígrados, según lo dictaminado en el Acuerdo de París, es vital para reducir los riesgos en una región que ya enfrenta asimetrías económicas y sociales para su desarrollo de manera sostenible.
“La región de América Latina y el Caribe enfrenta y seguirá enfrentando graves crisis socioeconómicas debido a los eventos hidrometeorológicos extremos. En los últimos tiempos esto se ha visto agravado por los impactos de la pandemia de Covid-19. La recuperación posterior al coronavirus será un gran desafío. Para asegurar es recuperación es fundamental seguir impulsando el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13 que señala la adopción de medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos”, recalcó Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial.
Cambios extremos del clima e impactos en América Latina
El informe es claro al señalar que hay fuertes efectos relacionados al aumento de temperaturas, cambios en los patrones de precipitación y tormentas, así como un marcado retroceso de los glaciares.
La agencia de la ONU lanzó además un mapa virtual que recoge las principales conclusiones, impactos y requerimientos para la adaptación y la resiliencia, entre ellos:
Temperaturas: el reporte destaca que 2020 fue uno de los tres años más cálidos de América Central y el Caribe, y el segundo año más cálido de América del Sur, con 1,0 grados centígrados, 0,8 y 0,6 por encima del período 1981-2010, respectivamente.
Lluvias: la sequía generalizada tuvo un impacto significativo en las rutas de navegación, el rendimiento de los cultivos y la producción de alimentos, lo que provocó un empeoramiento de la seguridad alimentaria en muchas áreas. En América del Sur los impactos fueron extremos. La intensa sequía en el sur de la Amazonia y la región del Pantanal fue la peor de los últimos 50 años. Hacia fines de año, las intensas lluvias provocaron deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas en las zonas rurales y urbanas de América Central y del Sur.
Ciclones tropicales: Guatemala, Honduras y Nicaragua fueron los países más afectados con más de 964.000 hectáreas de cultivos dañadas. Sólo en Honduras los daños al Producto Interno Bruto de estos dos huracanes fueron calculados en más de 2000 millones de dólares.
Aumento del nivel del mar: el nivel del mar en la región crece por encima del promedio mundial. Con un promedio de 3,6 mm anuales, entre 1993-2020, el nivel del mar en el Caribe ha aumentado a un ritmo superior al promedio mundial, que fue de 3,3mm al año. En América Latina y el Caribe, más del 27% de la población vive en áreas costeras, y se estima que entre el 6 y el 8% vive en áreas que tienen un riesgo alto o muy alto de verse afectadas por amenazas costeras.
Glaciares: en los Andes de Chile y Argentina, los glaciares han ido retrocediendo durante las últimas décadas. La pérdida de masa de hielo se ha acelerado desde 2010, junto a un aumento de las temperaturas estacionales y anuales y una reducción significativa de las precipitaciones en la región.
Alimentación y acceso a la comida
Los fenómenos meteorológicos extremos afectaron a más de ocho millones de personas en América Central, agravando la carestía de alimentos en países que ya estaban paralizados por crisis económicas, restricciones de COVID-19 y conflictos.
En Guatemala, por ejemplo, las condiciones climáticas han contribuido a la pérdida cercana al 80% de la cosecha de maíz.
En México, el municipio de Cerritos sufrió una baja del 50% en las cosechas debido a la sequía. Entre los cultivos más afectados estuvieron el sorgo, el girasol y el maíz.
¿Es posible la adaptación y la resiliencia en esta región?
El informe plantea que el cambio climático debe entenderse en conjunto con el nivel de intervención humana en el entorno, como la urbanización descontrolada, destrucción de ecosistemas, así como su relación con otros factores de riesgo asociados como la pobreza, la desigualdad y la corrupción, entre otros.
“La muerte y devastación que resultaron de los huracanes Eta e Iota en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, y la intensa sequía y la inusual temporada de incendios en la región del Pantanal de Brasil, Bolivia, Paraguay y Argentina, resaltan una vez más la necesidad de cooperación regional e internacional porque los peligros asociados a los fenómenos hidrometeorológicos y el clima no respetan fronteras”, dijo el secretario general de la OMM.
La agencia de la ONU señala en su informe que la región requiere:
+ reforzar el monitoreo de las amenazas climáticas
+ fortalecer sus sistemas de alerta temprana
+ planes de acción temprana para reducir el riesgo de desastres y sus impactos
Sin embargo, la evidencia muestra que los sistemas de alerta temprana están subdesarrollados en la región, particularmente en América Central y del Sur
La organización también mencionó que los sistemas de monitoreo de riesgos específicos, como el Índice de Estrés Agrícola (ASIS) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, es un ejemplo de una herramienta útil que permite a los gobiernos emitir alertas tempranas para sectores específicos como la agricultura.
El informe sugiere además promover la protección de los manglares como un recursso excepcional para la adaptación y la mitigación al cambio climático, ya que este ecosistema presenta la capacidad de almacenar de tres a cuatro veces más carbono que la mayoría de los bosques del planeta, y brinda otros servicios como estabilización de costas, conservación de la biodiversidad, entre otros.
Sin embargo y a pesar de estos beneficios, las zonas de manglar se redujeron en cerca de un 20% en las primeras dos décadas del siglo XXI.