Reconciliar las relaciones entre las empresas del sector y los inversores ESG será la clave para el futuro de la industria, según un estudio de la consultora Bain & Company
Los próximos cinco años traerán un intenso período de cambio para las industrias del sector de energía y recursos naturales (como petróleo y gas, utilities, químicos, minería y agricultura): muchos deberán reinventarse para abordar el cambio climático y navegar por las transiciones de energía y recursos.
A su vez, algunos inversores están apostando en contra de los jugadores del sector, transfiriendo su capital hacia empresas con menos bagaje histórico.
En este contexto, Bain & Company, una de las principales consultoras estratégicas del mundo, lanzó su primer informe global sobre energía y recursos naturales, en el que explora cómo el sector y los inversores de ESG pueden trabajar juntos para aprovechar esta transición.
"En los últimos años, vimos un flujo de capital desde energía y recursos naturales hacia áreas como tecnología, servicios financieros y bienes de consumo. Pero los inversores de ESG que se inclinan por las empresas predominantes de energía pueden tener un mayor impacto versus los que se sientan a esperar o desinvierten", dice Diego García, socio de Bain & Company en Buenos Aires.
"Este rápido cambio de capital se produce en un momento crítico en el que los sectores de energía y recursos naturales deben reinvertir y readaptarse para crear soluciones sustentables y bajas en carbono", agrega.
Entre las oportunidades para captar inversión, las energéticas y mineras pueden aprovechar la producción de materia prima biológica, generación de energía renovable, electrolizadores de hidrógeno, infraestructura de carga de vehículos eléctricos y reciclaje de residuos.
Es que, en la última década, los inversores se sintieron más atraídos por otros sectores. En 2010, las empresas de energía, servicios públicos, materiales y el sector industrial constituían el 30% del S&P 500.
A fines de 2020, su participación había caído al 16%. Los cinco principales actores de la industria del petróleo y el gas, en conjunto, perdieron alrededor de u$s 200.000 millones en capitalización de mercado desde 2015. Y los inversores institucionales, que aprobaron más propuestas amigables con el medio ambiente, tienen apuestas menores en energía y recursos naturales.
Los inversores de ESG podrían apoyar este impulso de sostenibilidad pasando de adversarios a defensores, apoyándose en empresas establecidas, que demuestren una buena trayectoria de cambio y recompensando a otras que dan pasos tangibles para reducir sus emisiones de carbono a escala.
En algunos casos, los inversores de ESG podrían ir más allá, ayudando a las empresas públicas a que se vuelvan total o parcialmente privadas durante un período, para acelerar las transiciones que podrían ser mucho más difíciles bajo la propiedad pública.
Según Bain, es necesario trabajar sobre cuatro pilares.
1. Marcar un camino realista hacia la descarbonización para el sector de energía y recursos
La mitad de todas las empresas del sector pusieron la transición energética en el centro de su estrategia aunque muchas de estas empresas anunciaron ambiciones de emisiones netas cero en 25 o 30 años en el futuro, las empresas de servicios públicos, de petróleo y gas, de minería y de energía aún están detrás de otras industrias en sus compromisos climáticos.
Será un imperativo que las firmas líderes marquen un camino realista, con signos verificables de progreso y adopten resoluciones específicas, como vincular la compensación ejecutiva a los resultados ESG.
2. Hacer realidad la promesa del hidrógeno bajo en carbono
Cada vez, está más claro que las estrategias tradicionales no lograrán el objetivo de emisiones netas cero por sí solas. Para lograr esto de manera oportuna, se requieren innovaciones adicionales. La más prometedora en este momento es el hidrógeno bajo en carbono.
Esta investigación estimó que el mercado actual de hidrógeno podría llegar a ser más del doble para 2050, de aproximadamente 115 millones de toneladas métricas a 300 millones de toneladas métricas, con el componente bajo en carbono creciendo de, prácticamente, inexistente a hacerse cargo de la mayor parte del suministro del mercado.
3. Llegar a nuevos mercados para la creación de valor
Las empresas líderes en recursos necesitan equilibrar las necesidades de su negocio mientras construyen nuevas fuentes de crecimiento que satisfagan las necesidades cambiantes de los clientes. Por ejemplo, la transición de motores de combustión interna a vehículos eléctricos está provocando un efecto dominó en las cadenas de suministro.
Se estima que los vehículos eléctricos de batería crecerán hasta el 35% de la flota mundial para 2040. Por otro lado, será necesario cambiar a una dieta con alternativas a la carne y los lácteos de origen vegetal. Su producción representa el 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura.
4. Aprovechar el talento y la tecnología de la próxima generación para transformar las cadenas de suministros de energía
Los trabajadores de las operaciones en energía y recursos naturales se están volviendo, por necesidad, más expertos en tecnología. A medida que los nuevos sistemas que se desarrollan se vuelven más sofisticados, los trabajadores recibirán capacitación para comprender y trabajar con los sistemas digitales que maximizarán su productividad.
Más de la mitad de los ejecutivos de energía y recursos naturales no está satisfecho con la precisión de su pronóstico de demanda. La previsión avanzada y los modelos de demanda más sofisticados promoverán una planificación precisa y reducirán la huella de carbono de la cadena de abastecimiento.
Asimismo, una nueva ola de automatización inteligente emplea la inteligencia artificial y los sistemas de Internet of Things para gestionar tareas difíciles, peligrosas o precisas de forma más flexible. Adoptar estos cambios promete lograr una mayor automatización en esta industria.