Varias causas confluyen para que esta vez los especialistas estimen que este lago de agua salada ubicado a 3700m de altura ya no pueda recuperarse
El mundo se enfrenta a niveles de sequía sin precedentes y se vuelve más relevante tras el l Sexto Informe de Evaluación del Grupo de Trabajo I del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), el organismo de Naciones Unidas que estudia la ciencia del clima, que no sólo analizó la actualidad las sequias que atraviesa el continente sino que pronóstico un presente y futuro "rojo".
Las conclusiones sobre América del Sur que aportó el informe, que contó con 234 autores de 65 países y evidencia que el calentamiento observado en los últimos 170 años se puede atribuir a la influencia humana,
El nuevo informe internacional revela que la suba global de la temperatura promedio en 1,5ºC se alcanzará antes de lo estimado: entre 2021 y 2040. “A pesar de esto nuestro futuro todavía está en nuestra manos, algunos cambios pueden ser ralentizados y otros limitados
ARGENTINA: CRUZAR A PARAGUAY CAMINANDO
El descenso histórico de las aguas del río Paraná, el segundo más caudaloso de América del Sur, detrás del Amazonas, está dejando sorprendentes imágenes de la sequía. A fines del mes pasado, el gobierno de Argentina declaró el Estado de Emergencia Hídrica por 180 días en la región de la cuenca del río Paraná, donde se registra el descenso de sus aguas más importante de los últimos 77 años.
Actualmente, en el puerto de Paraná, de Entre Ríos, el caudal tiene una altura de -32 centímetros por debajo del nivel del mar, la peor marca desde 1944, cuando había llegado a -1,40 metros.
El fenómeno ambiental afecta a Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires, por lo que el decreto presidencial 482/21 establece una serie de medidas para "mitigar las consecuencias de la grave situación que genera la bajante".
La sequía logró, tristemente, una imagen que no se veía desde 1944: se puede cruzar caminando por el cauce seco del río Paraná, la frontera entre Argentina y Paraguay. En las redes sociales, se difunden videos en los que personas pasan caminando la frontera natural de Argentina y Paraguay por entre piedras y arenas, donde debía haber agua.
La caída en los niveles de la cuenca, por otra parte, ya está perjudicando la economía. El 85 por ciento de las exportaciones argentinas salen en grandes barcos desde los puertos del Paraná Inferior, por donde también se marchan el 73 por ciento de las exportaciones paraguayas y el 20 por ciento de las bolivianas.
La Bolsa de Comercio de Rosario estima en 315 millones de dólares las pérdidas generadas por la situación entre marzo y agosto de este año, que se suman a los 240 millones acumulados en 2020. El motivo es que los buques deben reducir la carga en sus bodegas en cantidades que oscilan entre las 6000 y las 10 000 toneladas para evitar encallarse.
Por supuesto, los pescadores artesanales también se cuentan entre las “víctimas”. Las autoridades han impuesto vedas de captura que en algunos sitios ya son totales y complican la subsistencia de las familias que basan sus ingresos en esta actividad.
Las cosas incluso empeoran a medida que se asciende rumbo al norte. “El puerto de Barranqueras está sin operar porque las barcazas no pueden ingresar”, informa Gustavo D’Alessandro a Mongabay. Por allí llegan los hidrocarburos que abastecen a cuatro provincias del noreste argentino, que ahora deben ser transportados en camiones, lo cual encarece el traslado, disminuye la cantidad y aumenta los tiempos de viaje.
Pero no es una situación exclusiva de las provincias del litoral, una veintena de entidades de las cadenas agroindustriales de Mendoza advirtieron que la sequía en la provincia podría generar una caída en las producciones debido a que el riego es fundamental para llevarlas adelante.
Asociaciones de productores de uva, tomate, frutas finas, cámaras de comercio emitieron un comunicado donde señalaron que “Mendoza entera atraviesa una situación de mega sequía, no nueva pero cada vez más extrema.
Según datos del Departamento General de Irrigación y organismos técnicos, el área cordillerana de Cuyo demuestra sus niveles níveos más bajos desde el año 2000, dentro de los cuales los últimos cuatro años han estado también por debajo de esos valores”, informaron en un comunicado.
Las montañas de la Cordillera de los Andes, que atraen a miles de esquiadores al sur de América, enfrentan este año la mayor sequía en una década por el calentamiento global, que está afectando también el abastecimiento de agua y la masa de los glaciares, dijeron científicos.
El 2021 ha sido un año particularmente seco, pero la disminución de las precipitaciones y la nieve en la Cordillera de los Andes se viene produciendo desde hace una década.
"Aquí se está viendo un proceso de disminución de la precipitación de largo plazo, esta mega sequía, y en el cual en particular el año que estamos viviendo, el año 2021, sin duda, es un año extremadamente seco", dijo a Reuters el argentino Ricardo Villalba, doctor en Geociencias e investigador principal del CONICET-IANIGLA.
"Si uno mira la precipitación (...) en este momento en toda la Cordillera esos valores muestran que no ha nevado o que ha nevado muy poco", agregó.
Después de estar cerrados por la pandemia de coronavirus, los centros de esquí situados en la sección de la cordillera que separa a Argentina de Chile atrajeron a un buen caudal de turistas, pero han tenido que mover nieve hacia sitios accesibles para esquiar y recurrir a la nieve artificial.
Los datos corresponden a los caudales de los ríos que mide la Subsecretaría de Recursos Hídricos y de la nieve que evalúa el Departamento General de Irrigación de Argentina.
Según Villalba, estos 10 años de sequía serían un reflejo posible del clima futuro para la región.
"El desafío está en ser más eficientes en el uso del agua de la Cordillera, porque esa es la base de nuestro desarrollo y la que representa un porcentaje muy alto de la que usamos para el sistema de riego", afirmó el científico.
Este fenómeno impacta también en los glaciares de la Cordillera, que durante la década 2000-2010 estuvieron estables e incluso ganaron algo de masa, pero comenzaron a retroceder a partir de ese momento.
"Desde que se inicia este proceso de mega sequía, los balances de los glaciares son negativos y están en un proceso de retracción muy fuerte, mucho más acelerado que lo que conocíamos anteriormente", dijo Villalba.
"Esto está pasando lamentablemente en todos los glaciares de la Cordillera, inclusive se ve prácticamente desde Perú, desde Cordillera Blanca, y esto sí está fuertemente asociado al proceso de calentamiento global que está afectando todo el planeta", concluyó.
CHILE SECO
Una severa sequía en Chile ha empeorado este año, con un caluroso mes de julio en la capital Santiago, en lo que debería haber sido pleno invierno.
La incertidumbre crece pero el país trasandino se está preparando, recientemente el biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, anunció que se está trabajando en un plan que incluirá una serie de medidas preventivas que tienen como objetivo evitar un racionamiento eléctrico en medio de la grave sequía que enfrenta el país.
La falta de precipitaciones ha dejado los imponentes y típicamente nevados Andes cercanos a la ciudad casi desnudos, los niveles de los embalses bajos y los campos agrícolas resecos.
Hasta este martes, una estación meteorológica del centro de Santiago registraba solo 78 milímetros de lluvia en lo que va del año frente a los 180 del mismo lapso del año pasado, y un promedio estándar de 252 milímetros, según el Servicio Meteorológico de Chile.
El ministro de Ciencias, Andrés Couve, manifestó a la agencia Reuters que la disminución constante de las reservas de agua debido al cambio climático era ahora una “prioridad nacional”.
“Tenemos la evidencia que es contundente y es evidencia climática. Estamos viendo un descenso muy significativo en las precipitaciones que genera escasez de agua”, explicó.
Las sequías y los aguaceros también son cada vez más frecuentes, según el informe de ciencia climática de la ONU.
Couve dijo que Chile, un país largo y delgado con el desierto más árido del mundo en el norte, la Antártida en el sur, además de glaciares, bosques y humedales dispersos, tenía abundantes pruebas del cambio climático.
Expertos y políticos en Chile han advertido sobre la acuciante, y potencialmente irreversible, escasez de agua en la región central, que alberga la mayor parte de su población, incluyendo Santiago, una ciudad de seis millones de habitantes y motor económico del país.
Dos importantes ríos que proporcionan agua a Santiago, el Mapocho y el Maipo, tienen menos agua que en 2019, el año más seco en la historia del país, lo que llevó a los reguladores a tomar medidas drásticas en el uso del recurso y buscar fuentes alternativas.
Empresas de servicios públicos han invertido mucho en nueva infraestructura para evitar la llegada del “Día cero”, en que los grifos se secan, una amenaza que provocó importantes restricciones de agua en Ciudad del Cabo, Sudáfrica y Chennai, India, en los últimos años.
Ese día cero “para los habitantes de zonas rurales de la zona central, llegó hace casi una década, 400.000 personas que habitan en zonas rurales de Chile, reciben hoy agua en camiones”, dijo el climatólogo de la Universidad de Santiago Raúl Cordero.
El experto señala que es probable que la situación que enfrentan los habitantes de zonas rurales en la zona central se extienda y empeore con el tiempo.
“Es poco probable que las precipitaciones que teníamos en la zona central de Chile en los años 80 o en los años 90 vuelvan. Que recuperemos ese clima, en términos de temperatura y precipitaciones es extraordinariamente poco probable”, agregó.
Chile debe construir más embalses y plantas desalinizadoras, de las que depende cada vez más su crítico sector minero, agregó.
“La única ventaja es que ya sabemos en qué dirección el cambio climático nos va a golpear. Entonces bueno, eso significa que estamos avisados de que más o menos deberíamos hacer para poder hacer frente a las consecuencias”, dijo.
Chile podría volver a registrar este 2021 un nuevo récord de bajas precipitaciones y una situación similar a la de 2019, el año más seco de la historia del país, si se mantiene la tendencia actual de lluvias, según el balance de precipitaciones realizado por el Gobierno el mes pasado.
”Desgraciadamente no tenemos buenas noticias, lo que estamos enfrentando no es una sequía, no es una emergencia puntual, esto es algo permanente”, alertó el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, el pasado 22 de junio.
En lo que va del año, el país acumula un promedio de precipitaciones muy inferior al de la media histórica, llegando a registrarse déficit superiores al 90% en varias regiones de norte como Atacama y Coquimbo, y del orden del 65% entre Valparaíso y O’Higgins (en el centro del país).
BRASIL Y EL IMPACTO EN ARGENTINA
El sur de Brasil, donde nace el río Paraná, lleva tres años de sequía. Esto ha hecho caer al Paraná a su nivel más bajo en casi 77 años en el polo agroportuario argentino de Rosario, ubicado sobre el río, donde se embarcan cerca del 80% de las exportaciones agrícolas y agroindustriales del país.
"Se trata de un acontecimiento que ocurre una vez cada cien años. Ese es el tipo de frecuencia que estamos viendo", dijo Isaac Hankes, analista meteorológico de Refinitiv, negocio financiero y de riesgos de Thomson Reuters, en referencia a la sequía en la cuenca brasileña del Paraná.
El lunes, el informe del panel climático de Naciones Unidas concluyó que el cambio climático está haciendo más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos.
Los barcos que zarpan de Rosario están cargando entre un 18% y 25% menos de lo normal debido a la poca profundidad del agua del río, dijo Guillermo Wade, gerente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas de Argentina (CAPyM).
Por la bajante los costos logísticos también han aumentando, ya que por la menor capacidad de carga en Rosario, muchos agricultores están enviando mercadería a los puertos oceánicos de Bahía Blanca y Necochea, en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde los barcos habitualmente completan embarques tras pasar por las terminales rosarinas.
La tendencia seca en el sur de Brasil comenzó en 2019. El año siguiente fue más seco y el 2021 ha sido el más seco de los tres años de la serie, dijo Hankes. El efecto sobre el río es acumulativo.
En los últimos 12 meses, la cuenca alta del río Paraná ha recibido solo entre el 50% y 75% de las precipitaciones normales, señaló.
"Necesitaríamos algo así como el 130% de las precipitaciones normales de aquí a febrero para reponer los niveles del río. Todo lo que sea menos del 100% sería una mala noticia para la cuenca del río, y de aquí a febrero esperamos un 80% de las precipitaciones normales", dijo Hankes.
"Esperamos ver una tendencia más húmeda una vez que lleguemos a octubre-noviembre, lo que normalmente se ve en la estación húmeda de todos modos. Pero después de eso, nuestras mejores indicaciones hasta el momento son que podríamos ver un patrón similar al del año pasado", añadió Hankes.
La primavera del hemisferio sur, normalmente lluviosa, comienza en septiembre y termina en diciembre. Pero se espera que el próximo crecimiento en el nivel de lluvias sólo contribuya a recuperar el nivel del Paraná de manera parcial y de forma temporal.
"Incluso puede ser peor después de la temporada de lluvias", dijo Germán Heinzenknecht, meteorólogo de la Consultora de Climatología Aplicada. "La bajante del río es histórica, (y es) difícil de predecir cuándo podrá revertirse", añadió.
Un ejecutivo argentino de una agroexportadora internacional con una importante operación de molienda de granos en Rosario coincidió en que la crisis del Paraná probablemente continuará el próximo año. El ejecutivo pidió no ser nombrado debido a políticas de la empresa.
"La situación seguirá siendo crítica hasta octubre, mejorando a finales del cuarto trimestre y en el primer trimestre. Pero a partir de abril, cuando comience la cosecha de soja y maíz en Argentina, y se espere la mayor cantidad de buques de carga, el río en Rosario volverá a un escenario similar al de 2021", dijo el ejecutivo.
BOLIVIA, DE LAGUNA A DESIERTO
El lago Poopó, el segundo más grande de Bolivia después del Titicaca, se ha convertido en los últimos años en un desierto y los especialistas aseguran que ya no hay vuelta atrás.
Ubicado en el departamento occidental de Oruro, en el Altiplano boliviano a 3700m de altura, el lago de agua salada Poopó fue antaño una fuente de vida para los lugareños, que pescaban en sus abundantes aguas y cultivaban a lo largo de sus orillas, donde ahora parece existir un desierto.
El Lago Poopó es un lago alargado que recibe su caudal del río Desaguadero, que a su vez recibe sus aguas del Lago Titicaca, el mayor de Bolivia.
En distintos momentos el lago ha dado señales de alarma debido a su bajo caudal, como en 2015. Ahora, se aducen distintos motivos que hacen pensar que esta vez se está ante un punto de no retorno.
Por un lado, los especialistas apuntan a la disminución del caudal de agua aportado por el derretimiento de glaciares andino. Además, en un contexto con cada vez más temperaturas y menos lluvia, la evaporación de las aguas del lago Poopó se incrementó.
Por otra parte, el lago ha sido víctima durante décadas de la desviación intencional de sus aguas para necesidades regionales, principalmente hacia la industria minera y hacia la agricultura
MÉXICO: ESTIMULACIÓN DE NUBES E IMPACTO EN ENERGÍA Y MINERÍA
Tal parece que las intensas lluvias registradas en las últimas semanas en Mexico no han sido suficientes para que los niveles de sequía severa, extrema o excepcional desciendan por completo en el territorio nacional. Ante ello, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) activó la alerta de sequía a través de un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
“Se emite el presente Acuerdo de Carácter General de inicio de emergencia por ocurrencia de sequía, en virtud de que a la fecha se ha determinado en diversas cuencas del país, la condición de este fenómeno natural en sus modalidades de severa, extrema o excepcional”, señala la publicación difundida la tarde de ayer, miércoles.
El acuerdo señala que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) podrá tomar acciones y medidas excepcionales para asegurar el suministro del agua a la población en cuencas o municipios que se han visto altamente afectados por la falta del vital líquido.
Y es que los reportes actualizados de la evolución de la sequía en México elaborados por la Comisión, a través del Monitor de Sequía de México, destacaron que actualmente 22 entidades federativas de las 32 que conforman el país presentan algún nivel de sequía entre moderada y excepcional en sus municipios.
Este es el caso de Baja California, que registró alguna condición de sequía en el 100% de sus municipios; asimismo, Chihuahua y Sonora, que presentaron niveles más alarmantes al ubicar a dos y 16 de sus municipios, respectivamente, en la categoría de “sequía excepcional”.
Le siguen Sinaloa, Durango y Michoacán, con el 77.8%, 66.7% y 60.2%, respectivamente, de sus municipios con sequía.
En tanto que el 13.3% de la superficie de los estados del Pacífico Sur están en la categoría anormalmente seco.
De igual modo, los concesionarios podrán proporcionar a terceros, temporal o con previo aviso, el uso total o provisional de las aguas concesionadas.
México está liberando yoduro de plata en las nubes para estimular la lluvia . Semanas atrás la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) puso en marcha la “estimulación de lluvias” en los estados de Coahuila y Zacatecas, a fin de mitigar los efectos de la sequía, con lo cual aumenta a siete el número de entidades beneficiadas con este proyecto en lo que va del año.
El esquema consiste en liberar moléculas de yoduro de plata en las nubes para precipitar la lluvia y recuperar la humedad en la tierra, lo que permitirá el crecimiento de alimento para el ganado y la siembra de cultivos temporal. Actualmente se lleva a cabo a través de tres polígonos que comprenden los estados de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango, informó la dependencia federal mediante un comunicado oficial.
Sin embargo, detalló que a esto se suman dos polígonos más —de un millón de hectáreas cada uno— que comprenderán la zona de La Laguna (con impacto también en regiones de Coahuila y Durango) y el norte de Zacatecas, cada uno.
Hasta el momento, en Sonora se han registrado cuatro vuelos, los que han permitido un incremento en la precipitación de hasta un 50% respecto a lo pronosticado en algunos de los pluviómetros en zonas como El Novillo, Cucurpe y Baviácora.
Según detalló EFE, la sequía extraordinaria en territorio mexicano afectará en particular a la generación de electricidad, la minería y la industria de bebidas, advirtió este jueves la agencia Moody’s tras la declaración de emergencia que emitió el Gobierno.
En un informe, Moody’s previó complicaciones para la Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa del Estado mexicano que anunció en julio una inversión de 1.000 millones de dólares para modernizar 14 centrales hidroeléctricas.
“La escasez de agua limitará la capacidad de generación de energía hidroeléctrica, lo que complicará los esfuerzos de México por alcanzar su objetivo de generar el 35 % de la electricidad a partir de fuentes de energía limpia para 2024”, señaló Roxana Muñoz, vicepresidenta asistente de Moody’s.
El reporte se publica un día después de que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) declaró el “inicio de emergencia por ocurrencia de sequía severa, extrema o excepcional en cuencas para el año 2021”.
Por ahora más de un tercio del territorio nacional afronta algún tipo de escasez de agua, de acuerdo con el Monitor de Sequía, y el fenómeno ha afectado de forma extraordinaria este año a México, que en abril y mayo registraba un territorio superior al 80 % con algún grado de este problema.
Aunque el sector agrícola concentra más del 75 % del consumo del líquido, el desabastecimiento afectará a la minería y a la industria de bebidas, consideró Moody’s.
“A pesar de sus planes bien desarrollados de gestión de agua, las industrias que usan agua de forma intensiva afrontarán costos más altos por la creciente escasez”, señaló en su informe.
La calificadora también enunció “complejos desafíos” y “presión crediticia” para los gobiernos locales, en especial para los municipios, que tienen la responsabilidad de los servicios de agua potable, alcantarillado y tratamiento de agua.
La Conagua, citó Moody’s, prevé un aumento del estrés hídrico en 31 de las 32 entidades del país, incluyendo la Ciudad de México, durante los próximos 10 años.
Dentro de las medidas que contempla la declaración de emergencia está limitar de forma temporal los derechos de agua existentes y reducir de forma provisional los volúmenes permitidos a los usuarios de las cuencas en condición de sequía.
Los efectos de la crisis climática podrían alcanzar incluso al sector financiero, apuntó Moody’s.
“En general, los bancos enfrentan riesgos por debajo del promedio que surgen de cuestiones ambientales como las sequías y la escasez de agua, aunque algunos acreedores con exposiciones concentradas en la agricultura pueden experimentar una disminución de la calidad crediticia”, concluyó.
ESTADOS UNIDOS
En todo EE.UU., los territorios afectados por la sequía casi han duplicado su tamaño con respecto a esta época del año pasado. Alrededor del 25% del país estaba en condiciones de sequía en julio de 2020; a partir de esta semana, casi la mitad de Estados Unidos está en sequía.
En los Estados Unidos, casi la mitad del continente está afectado actualmente , según la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica. La situación es especialmente grave en el noroeste, que se enfrenta a algunas de las condiciones más secas en más de un siglo después de una ola de calor que mató a cientos de personas.
En Arizona, el departamento de recursos hídricos del estado ha estado tratando durante mucho tiempo de reducir el uso de agua subterránea, que suministra alrededor del 39% del agua del estado, para que el agua regrese a los acuíferos al mismo ritmo que se extrae. Ese esfuerzo es especialmente importante este año, porque la sequía está disminuyendo la otra fuente principal de agua del estado, el río Colorado.
La búsqueda de agua se ha convertido en una obsesión en los valles agrícolas del centro de California, región que sufre una sequía que podría amenazar el suministro de alimentos de los Estados Unidos.
La sequía se ha agravado considerablemente en California tras meses de registrar niveles récord de calor y escasas precipitaciones. En las regiones más críticamente resecas, los incendios forestales arden a un ritmo increíble. El Dixie Fire, el mayor incendio de California en lo que va de año, ha quemado cientos de miles de hectáreas y ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares con órdenes de evacuación.