Según datos oficiales, el tradicional eurocentrismo en el comercio exterior argentino está virando hacia mercados no tradicionales como países africanos o de Medio Oriente
CARLOS BOYADJIAN
A no ser por África, Medio Oriente y la India, probablemente el cepo cambiario que rige en el país desde septiembre de 2019 y se profundizó en octubre pasado sería aún más duro y la industria demandante de insumos, partes y piezas estaría en serias dificultades para operar.
Quienes quisieran viajar al exterior por vacaciones o trabajo no podrían disponer de los dólares necesarios. Y tampoco darse un gusto quienes quisieran adquirir bienes en el exterior a través del sistema puerta a puerta, ni importar una moto de gran cilindrada o algún vehículo de alta gama.
La clave para entender este fenómeno es que la balanza comercial de la Argentina, que en los primeros seis meses del año arrojó un superávit de US$ 6.739,7 millones, depende casi en su totalidad del intercambio con esos grandes bloques, el continente africano en su conjunto, Medio Oriente, donde tallan fuerte Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita e Irak, y por supuesto también el subcontinente indio.
Entre todos representan un saldo neto positivo de US$ 6.624,9 millones en el primer semestre del año.
Estas cifras corresponden al relevamiento preliminar de comercio exterior del primer semestre, incluidos en el informe Argentine Foreign Trade Statistics, que esta tarde difundió el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), según el cual el país tiene déficit en su balanza comercial con poco más de una decena de países, aunque en algunos casos el desbalance es muy significativo.
Por ejemplo, en el caso de China en el período enero-junio el rojo comercial llegó a -3165,5 millones. Hasta acá, dentro de lo previsible. Pero el segundo país con mayor déficit es Paraguay, con un saldo negativo de US$ 1203,7 millones en el trimestre, probablemente por la importación de soja para el proceso de crushing (molienda).
Más atrás aparecen Alemania (US$ -865,4 millones), Brasil (US$ -804,1 millones), Tailandia (US$ -466,4 millones) y México (US$ -426,9 millones), todos con números en rojo para nuestro país.
El déficit comercial se observa también con algunos países con los que el intercambio no es tan grande pero que pesan en el mercado proveedor energético, como Qatar (US$ -195,8 millones), Omán (US$ -51,5 millones), y el Estado Plurinacional de Bolivia (US$ -255,4 millones).
Contrapeso
Pero por el otro lado, la estrategia de diversificación de mercados que el país está desarrollando desde hace más de una década, y más allá del color de los distintos gobiernos, parece estar dando resultados.
El caso de África es paradigmático. Argentina tuvo intercambio comercial (exportaciones e importaciones) con 43 países del continente, y salvo dos -Lesotho y Etiopía- tuvo superávit con el resto.
En algunos casos, el saldo positivo es muy significativo, como el comercio con Egipto, que arrojó un superávit de US$ 865,7 millones, que compensa todo el déficit con Alemania, por caso. También sobresale el superávit con Argelia (US$ 662,8 millones) y con Marruecos (US$ 269,4 millones).
En Asia, vale destacar el comercio con la India, que en seis meses de este año generó un saldo positivo de US$ 1198,4 millones, y en segundo término Vietnam con US$ 1031,4 millones.
Tampoco es desdeñable el superávit con la República Islámica de Irán (US$ 917,8 millones), Indonesia (US$ 882,6 millones), Bangladesh (US$ 512,3 millones) o Malasia (US$ 498,4 millones).
En nuestra región sobresale Chile, con el que Argentina tuvo un superávit de US$ 1428 millones en el primer semestre del año.