MARTÍN BIDEGARAY

Frente a la falta de gas propio para pasar el invierno, el país recurre a importaciones. Lo hace a través de la compra GNL (gas líquido) a distintos países, la adquisición de  gas desde Bolivia y la utilización de combustibles líquidos para la generación térmica.

En lo que va del año, esta política energética representó un sobrecosto de US$ 1.147 millones (más de $ 116.000 millones) que se podrían haber ahorrado si se hubiera utilizado producción nacional de gas.

“Tanto las importaciones de gas natural procedentes de Bolivia y de las terminales de regasificación, como los consumos de combustibles alternativos en las centrales de generación térmica representan la demanda de gas natural que no pudo ser abastecida con producción local, ya sea por razones de baja producción local o limitaciones en la infraestructura de transporte y compresión”, explica un trabajo de Energy Consilium, la consultora encabezada por Juan José Aranguren, ex ministro de Energía.

El cálculo de US$ 1.147 millones como "sobrecosto" se basa en la diferencia entre el pago de gas que se hace por la producción nacional y lo que se abona cuando se importa o cuando se utilizan combustibles líquidos en lugar de gas para la generación térmica.

“El mayor ahorro podría haber provenido de la sustitución de los combustibles alternativos quemados en las centrales de generación térmica, con US$ 133 millones (de sobrecosto) en julio’ de este año y US$ 563 millones, en lo que va de 2021. Para la sustitución de estos energéticos se consideró US$ 4,6 por millón de BTU como precio tope para las compras de gas natural por parte de Cammesa", puntualiza el trabajo. La administradora mayoristas del sistema eléctrico compra combustibles para la generación térmica, cuando se podría usar gas si estuviera disponible.

En julio, ,el país consumió 181,4 millones de metros cúbicos diarios. La producción nacional aportó 120 millones de metros cúbicos. De Bolivia se trajeron 14,2 millones y los barcos arrimaron otros 31,6 millones. El consumo de combustibles alternativos para generación eléctrica fue de 15,4 millones. "El sobrecosto del sistema totalizó US$ 352 millones en julio de este año, según la estimación de Energy Consilium.

En junio, el "sobrecosto" del sistema fue de US$ 365 millones, según la misma consultora. En dos meses, Argentina pagó US$ 727 millones (más de $ 73.000 millones al tipo de cambio oficial) por haber comprado gas extranjero en lugar de producción nacional.

El gas producido localmente se remunera en torno a los US$ 4 por millón de BTU, que es la unidad de medidas del sector. “En el caso de la importación desde Bolivia, podrían haberse ahorrado US$ 27,4 millones en julio de 2021, acumulando un ahorro potencial en 2021 de US$ 163 millones, teniendo en cuenta para todos los meses los parámetros mencionados”. destaca Energy Consilium.

“ En el caso del gas importado a través de las terminales de regasificación (cuyo costo de remplazo incluye el precio CIF de importación más el gasto de regasificación), el ahorro potencial pudo haber sido de US$ 191,4 millones en julio de 2021 y de US$ 422 millones en el acumulado enero-julio de este año", detallan.

"Existen posibles obras de ampliación de la capacidad de transporte (de gas) que en el mediano plazo podrían solucionar este problema", propone Aranguren, que las impulsó en su período al frente del ministerio de Energía, cargo en el que estuvo desde que arrancó la administración de Mauricio Macri hasta junio de 2018. Este Gobierno discontinuó algunas licitaciones en marcha al respecto.

Las exportaciones de gas natural están en su nivel más bajo de los últimos cuatro años.  "Las exportaciones hacia Chile fueron interrumpidas en su totalidad, con excepción de 3 días (9, 10 y 11 de julio’) en los cuales la demanda local fue baja y se pudo colaborar circunstancialmente con el abastecimiento de gas a Chile, ubicándose además en niveles inferiores a los verificados años anteriores en el primer trimestre de este año", expresa la consultora de Aranguren. La confiabilidad de Argentina como exportador es un punto de debate permanente en el sector energético chileno.