La transición energética está en el centro de los últimos esfuerzos de Bolivia para atraer la inversión del sector privado. La estrategia se centra principalmente en los vehículos eléctricos (VE), las energías renovables y la producción de litio.
PILAR SÁNCHEZ MOLINA
El gobierno de Bolivia y su presidente, Luis Arce está implementando una nueva legislación que busca incentivar la inversión a medida que la economía comienza a expandirse nuevamente, y que la pandemia de Covid-19 “y un reciente período de turbulencia política se alejan”, según un comunicado de la web del Ministerio de hidrocarburos y energía del país.
Un primer paso fue la aprobación, a principios de julio, de un decreto que abarca los vehículos eléctricos y otro en marzo, la generación distribuida para fomentar la expansión de las energías renovables. El decreto elimina los derechos de importación de los vehículos eléctricos y ofrece incentivos fiscales para su construcción o montaje en el país.
Esta norma forma parte de una estrategia mucho más amplia de desarrollo de las reservas de litio para producir baterías para vehículos eléctricos, impulsar la generación de energía renovable y construir una planta de aceite vegetal tratado con hidrógeno o diésel verde, para sustituir el diésel importado.
“Hemos modificado los impuestos y las tarifas para los vehículos eléctricos como parte de nuestra estrategia energética y medioambiental. También contribuirá a la inversión extranjera directa”, afirma el ministro de hidrocarburos y energía, Franklin Molina. Una de las empresas que se beneficiará de los cambios es la empresa privada boliviana Quantum Motors, que fabrica coches, motos y bicicletas eléctricas. Los vehículos se ensamblan en Bolivia, con un 60 por ciento de las piezas producidas localmente.
El último decreto ayudará a Bolivia a cumplir su ambición a largo plazo de producir hidróxido de litio, cátodos y baterías, dice Molina. Bolivia tiene los mayores recursos de litio del mundo, con 21 millones de toneladas, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, centrados en el salar de Uyuni, en el suroeste del departamento de Potosí, y en el salar del vecino Oruro.
La empresa estatal de litio YLB lanzó en mayo una convocatoria internacional para que una empresa les ayude a diseñar una tecnología de extracción directa de litio para sus reservas de salmuera, y más de 20 empresas han expresado su interés en participar.
Se trata del segundo intento para activar la industria de litio en el país con los mayores yacimientos del mundo: YLB y la alemana ACI Systems crearon en octubre de 2019 una Joint-Venture para explotar el litio de Bolivia que el gobierno canceló entonces por decreto un mes después sin previo aviso.
El gobierno también quiere sustituir la generación a gas por energías renovables. Su objetivo es satisfacer la demanda con energía renovable para 2025, dejando que las plantas térmicas existentes respalden el sistema, dice Molina.
Bolivia tiene algo menos de 3,5 GW de capacidad instalada, con una demanda de casi 1,4 GW en mayo, según el comité de despacho de energía CNDC. La producción térmica fue responsable de 2,5 GW, mientras que la generación hidroeléctrica fue de 735 MW, y la eólica y la solar combinaron 192 MW.
Bolivia está construyendo dos centrales hidroeléctricas, Ivirizu en el departamento de Cochabamba y Miguillas en La Paz, que sumarán un total de casi 500 MW. Este año también se prevé la finalización de más de 100 MW de capacidad eólica.