Se compró energía por US$ 825 millones en junio. Argentina volvió a recurrir a un buque regasificador en Bahía Blanca, que se había ido en los últimos dos años
MARTÍN BIDEGARAY
Por la compra de gas importado, la Argentina destinó en junio cerca de US$ 825 millones a la adquisición de energía extranjera. La cifra es la más alta desde mediados de 2018 y demuestra la dependencia del GNL extranjero para poder pasar los inviernos.
Con estos números, el país retorna la senda deficitaria en su balanza comercial energética. En 2019, casi había alcanzado un punto de equilibrio, donde exportaba tanto como lo que importaba.
“Las importaciones de diferentes productos energéticos sorprenden al presidente del Banco Central por el nivel y por la velocidad de aumento respecto a meses precios. De acuerdo con nuestra información en base a datos de Aduana, las importaciones energéticas de junio ascendieron a US$ 825 millones”, dice un informe de G&G Energy Consultants, una consultora especializada en energía.
“Es un incremento mensual de 58%. El incremento interanual fue de 123%, acelerando el 63% de mayo, tras las reducciones de 32% de abril, 18% de marzo, 51% de febrero y 48% de enero. Las preocupaciones del BCRA se centran en la necesidad de disponibilidad de divisas, ante el crecimiento de las importaciones de otros sectores de la economía.”, marca el informe de la consultora del experto Daniel Gerold.
“El ritmo de aumento es muy importante en un contexto de precios elevados. Prevemos que los montos a importar en julio y agosto serán similares”, añade.
Las últimas importaciones energéticas de esta magnitud tuvieron lugar a mediados de 2018. Para evitar la dependencia del GNL foráneo, la administración de Mauricio Macri lanzó programas de estímulo al gas en Vaca Muerta.
Ese programa sufrió críticas por su diseño y hasta fue reformado por la mismo gobierno de Macri. Sin embargo, el aumento en la producción de gas se sintió. El país no necesitó, durante 2019 y 2020, un segundo barco regasificador. El gas de Vaca Muerta mejoró la disponibilidad local.
El buque regasificador ubicado en Bahía Blanca fue despedido por la administración anterior. Durante el primer año del gobierno de Alberto Fernández se tardó hasta fin de año para definir un nuevo programa de estímulo a la producción de gas.
Los aumentos de producción de gas sirvieron para cubrir la demanda de 2019 y 2020, pero ya no fueron suficientes para 2021.
El país consume gas de Bolivia, y posee una terminal regasificadora en Escobar. El Gobierno decidió retomar las compras de GNL con otro buque estacionado en Bahía Blanca.
Cada vez que se importa gas, se lo paga más caro que la producción local.
En 2020, por la contracción inicial que generó la pandemia, los precios del gas importado estuvieron bajos, pero este año retomaron los niveles anteriores.
La situación provoca una sangría de dólares en las reservas del Banco Central, en un momento que el Gobierno busca contener la demanda de los billetes estadounidenses, para que no se acreciente la brecha entre la cotización oficial y la de los dólares paralelos.
“Diversos funcionarios elaboran un proyecto de ley de incentivos a los hidrocarburos. El objeto principal es reducir las importaciones energéticas – que estimamos en US$ 4.258 millones de enero a agosto 2021, con 31% de aumento respecto a 2020 – y aumentar las exportaciones, reteniendo la mayor cantidad de dólares posibles para el BCRA. En esencia el proyecto consiste en una suerte de remedo de planes pasados como Petróleo Plus, Plan Gas, y Refino Plus, con subsidios fiscales y numerosas provisiones específicas”, especifica Gerold.