Trabas para pagar importaciones
El drama de las empresas tras refuerzo del cepo al dólar:
CLAUDIO ZLOTNIK/iPROFESIONAL
SI se pudiera unir a las partes y sacar una foto, la típica instantánea familiar donde todos se juntan un instante, la imagen sería elocuente: funcionarios relajados, sonrientes, y empresarios tensos, con gestos de preocupación. Esa es la primera conclusión transcurrida una semana de las medidas que reforzaron el "cepo" en el mercado cambiario.
La satisfacción en el elenco oficial no requiere de demasiadas explicaciones: las cotizaciones de los denominados "dólares libres" (CCL y MEP) se mantuvieron prácticamente sin modificaciones a lo largo de la semana y el costo de la intervención del Banco Central se redujo en forma notable, gracias a los límites impuestos en esos mercados.
La insatisfacción empresaria también está a la vista. Sobre todo en las Pymes, de acuerdo a lo que referenciaron desde tres bancos líderes consultados por iProfesional. Empresas que se vieron imposibilitadas de acceder al pago de importaciones, en su mayoría por no contar con la estructura para poder completar los formularios y la declaración jurada necesarios para acceder a los dólares del Banco Central.
Hubo algunos casos de empresas grandes que tuvieron problemas para girar divisas a sus proveedores del exterior. Fue el caso de una compañía del sector agrícola, tradicional en el mercado.
Desde los bancos argumentaban que hay "grises" en la normativa que obligaron al rechazo de algunos pedidos de dólares para importar bienes o pagar servicios al exterior.
Esos "grises" se relacionaron con los accionistas de las compañías: la medida oficial establece que los socios de las empresas no pueden comprar dólares "oficiales" si 90 días antes o después operan en el CCL o en el MEP. Pero algunos abogados de los bancos interpretaron que las empresas tampoco podrían repartir dividendos entre sus accionistas si habían dolarizado en ese mercado "alternativo".
Esas dudas, que permanecieron hasta el fin de semana, provocó malhumor y tensiones hacia dentro de las compañías afectadas.
Lo dicho, además, pymes que no disponen de una estructura de abogados expertos también quedaron excluidas del mercado de cambio, según comentaron en tres bancos consultados por iProfesional.
Desde algunas entidades financieras, incluso, admitían que los empresarios tenían dudas de la manera en la que debían completar los formularios, y que eso dificultó la operatoria.
¿Quiénes dolarizan?
La gran pregunta hacia adelante, más allá de la suerte de esos accionistas, refiere a cómo continuará el mercado cambiario en las próximas semanas.
La corriente dolarizadora se mantuvo la última semana. ¿Quiénes dolarizan? ¿Se modificó la dinámica después de las medidas de la CNV y el BCRA?
La composición de quienes se pasan a dólares no cambió. En primer lugar, el sector rural. Desde las Alyc recibieron un buen volumen de pedidos para pasar a billetes verdes la abundante liquidación de divisas del "campo".
Hubo también una esperada demanda en el canal "alternativo" del dólar en aquellos bonos que no están bajo la lupa de las autoridades. Sobre todo en "Ledes".
Hay que tener en cuenta que la semana pasada fue muy buena también para el Banco Central: logró comprar más de u$s500 millones en el mercado. Una señal contundente para quienes creyeron que el segundo semestre arrancaba con una debilidad de la autoridad monetaria.
Hasta el martes 13 (ocho días hábiles), el BCRA había adquirido nada menos que u$s778 millones para sus reservas. De ese total, u$s488 millones se habían quedado en poder de la autoridad monetaria, de acuerdo a los datos oficiales.
Para el Gobierno, esta cuestión hay que interpretarla como una poderosa señal hacia el FMI, que le reclama especial cuidado por las reservas del Banco Central. Algo que un agrandamiento de la brecha cambiaria pone en riesgo, como se vio el año pasado.
"Vamos a comprar menos; eso seguro. Así es el segundo semestre del año. Pero quisimos dar una muestra para quienes piensan que estamos debilitados", apunta un funcionario clave del equipo económico.
El Gobierno quiere que no se le vuelva a disparar la brecha. Martín Guzmán cree que si logra estabilizarla en las próximas dos semanas podría incluso pensar en un achicamiento.
No lo dice públicamente, pero de seguro que el ministro busca un acuerdo con el Fondo Monetario antes de las elecciones, justamente, con el objetivo de ganar la estabilidad con una brecha más cerca del 50% que del 85%, que es como terminó la última semana.
Como publicó iProfesional, Guzmán busca convencer a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner de que el acuerdo con el Fondo Monetario se firme antes de las elecciones. Antes de los próximos vencimientos de la deuda con el organismo. El primero cae en el mes de septiembre, y es por unos u$s1.900 millones.
El ministro viene de atender la preocupación de parte del Fondo Monetario y también de los países "ricos" por el nivel de las reservas del Banco Central. El FMI quiere que el Gobierno se asegure la contención de las divisas que tiene atesoradas. Los técnicos del organismo ya expresaron su rechazo a la idea de pagar los próximos vencimientos de deuda con los DEGs que se repartirán por la ampliación de capital del Fondo.
Lo que sí es claro es que se acercan las fechas en las que debería desembolsar unos u$s4.500 millones (entre septiembre y diciembre) por vencimientos que tendrán que saldarse con las debilitadas reservas del Banco Central, a menos que antes se firme un acuerdo con el Fondo.
Además de los u$s1.900 millones que vencen en septiembre y los otros u$s1.900 millones de diciembre, habría que abonar u$s349 millones el mes que viene y otros u$s394 millones en noviembre. A los que habría que sumarle la primera cuota de u$s215 millones con el Club de París de finales de este mes.
Para el FMI, hoy en día, las reservas del BCRA pasaron a ser la cuestión central del programa con la Argentina. Y en línea con eso, la amplitud de la brecha cambiaria, que volvió a agrandarse en las últimas semanas.
Por esto mismo es que en el equipo económico festejaban la perfomance de la última semana: Miguel Pesce pudo demostrar que las reservas crecieron a pesar de la enorme incertidumbre que pesa sobre el futuro de la economía argentina, sin acuerdo con el FMI y con una pandemia irresuelta.
¿Le alcanzará al Gobierno con el súper cepo, ahora reforzado, para garantizar la "paz cambiaria"?
Nadie, por ahora, observa un peligro inminente en el mercado cambiario "oficial". En el mercado de futuros, el BCRA redujo a cero su posición vendedora.
Por qué en la Argentina ocurren crisis cambiarias en forma sistemática
ROBERTO CHACHANOSKY/INFOBAE
La semana abrió con aumento de la cotización del dólar libre, el riesgo país sobrepasó los 1.600 puntos básicos y el BCRA tiene que hacer malabares para pagar importaciones y la deuda externa
¿Por qué razón la economía argentina cae continuamente en crisis cambiarias con tensiones inflacionarias? ¿Es esperable un nuevo desborde de los tipos de cambios alternativos al regulado por el Banco Central, y también del ritmo de suba de los precios al consumidor?
El primer dato a considerar en materia inflacionaria es que el gobierno de Alberto Fernández está llevando adelante una política económica que no solo espanta las inversiones, sino que, además, ya el ritmo de aumento de los precios es similar al que dejó Cambiemos.
El último mes completo de gestión de Mauricio Macri como presidente arrojó una inflación interanual del 51% y en junio último fue del 50,2%, con el tipo de cambio y las tarifas de los servicios públicos virtualmente “pisados”.
La falta de dólares se debe a varios factores. En primer lugar, el Estado se apropia de las divisas de los que exportan y, lo hace a un tipo de cambio artificialmente bajo.
Gobiernos populistas como el actual suelen argumentar que se necesitan los dólares de las exportaciones. En rigor, el que vende al exterior un producto es alguien del sector privado que produce a su riesgo. Entrega carne, soja o tornillos a cambio de divisas. Pero cuando recibe esos dólares aparece el Estado y dice: “esos dólares son míos, tome estos pesos devaluados a cambio”, y, para peor, a una paridad sustancialmente menor a la del mercado libre.
O sea, no solo el Estado le confisca los dólares al que produce y exporta, sino que además se apropia de parte de su esperada ganancia. Esta política, junto a la carga tributaria, regulaciones absurdas que encarecen la producción, una legislación laboral que no beneficia ni al trabajador ni al empresario que lo contrata, más la inseguridad jurídica y vivir con una economía cerrada, hace que la economía tenga muy baja competitividad para competir en el mundo y su volumen de exportaciones sea mínimo.
A modo de ejemplo, las exportaciones desde Argentina al mundo suman entre 60.000 y 70.000 millones de dólares al año, cuando llueve y los precios internacionales de las materias primas son buenos.
Irlanda, habiendo hecho las reformas estructurales necesarias, sin la pampa húmeda, ni Vaca Muerta, etc. exporta USD 400.000 millones al año y tiene un territorio más chico que el de la provincia de Formosa.
La gran diferencia se explica por la limitación que se impone al ingreso de divisas por exportaciones, fruto del saqueo estatal a quien produce y exporta a través de las retenciones; por las restricciones a la disponibilidad de dólares para poder importar insumos, máquinas y accesorios, junto al resto de regulaciones de los mercados, porque afectan a la producción y también la productividad del uso de los factores.
Pero ahí no termina la cosa. Un país no recibe dólares solo por el comercio exterior, también por la inversión extranjera directa (IED). En 2019, año anterior al de la pandemia, Argentina captó solo 4% de los USD 160.721 millones se canalizó a América Latina y el Caribe, según los datos de Cepal. El promedio anual estuvo en el 5,4% en el período 2003-2019; y se estima que en 2020 la IED para la región cayó a la mitad.
Tampoco, la Argentina capta recursos por préstamos internacionales, porque ha defaulteado varias veces la deuda y por tanto nadie tiene interés en prestarle al Gobierno ni comprar acciones o papeles de empresas argentinas, como lo demostró la degradación extrema por parte de MSCI.
Por otra parte, salen dólares, además por el pago de las importaciones; de gastos de turismo y viajes en el exterior; intereses de la deuda; el giro de dividendos y utilidades de las empresas, y por la recurrente fuga de capitales.
Salida de capitales
La fuga de capitales se debe a varios factores, pero pueden resumirse en: la inseguridad jurídica que impera en el país, incluida la carga impositiva y las reiteradas confiscaciones de ahorros.
Paralelamente, la expansión monetaria que hace el BCRA para financiar el déficit fiscal ha llevado a que la inflación acumulada entre 1935, cuando se creó el BCRA y 2020, llegue a la friolera de 398.209 billones por ciento. Un promedio del 52,6% anual.
La Argentina destruyó 5 signos monetarios y la gente no quiere el peso como reserva de valor. Eso significa que se refugia en el dólar u otras monedas.
De ahí que sobran pesos y faltan dólares, lo que hacen que los gobiernos traten de postergar el desenlace de las presiones cambiarias e inflacionarias con controles de cambio, regulaciones de precios, atrasos tarifarios y toda una artillería de restricciones que terminas estallando en algún momento.
Como el argentino adoptó como moneda el dólar, al menos como forma de ahorro y refugio de valor, cuando se producen esas presiones cambiarias se acelera la huida de los pesos, con un final prenunciado.