Necesidad de consensos para que la recuperación que haya en la economía pueda ser sustentable a mediano y largo plazo
JUAN MANUEL COMPTE
Antes de la pandemia, Néstor García, presidente y CEO de KPMG, tenía que levantarse muy de madrugada para salir a correr por los bosques de Palermo. Ahora, puede hacerlo en horarios en los que, antes, todavía estaba enterrado en la oficina y retomar a la vuelta, si es necesario.
"Para mí, no existe el work-life balance: todo es uno", dice. No obstante, concede que la nueva normalidad trajo, sino más equilibrio, al menos, mayor compatibilidad entre ambas cosas. Lo afirma, ya no como un fanático del running, sino como el líder de una organización que emplea a 1250 personas.
"El futuro será un híbrido entre trabajo a distancia y presencial. En encuestas internas, muy poca gente quiere volver 100% a la oficina. No tiene sentido tener una hora, hora y media de viaje, para sentarse a un escritorio. Se probó que las plataformas son excelentes para trabajar", cuenta. "A mí mismo, me costaba ver lo que era el home-office. Pero la verdad es que la productividad fue excelente. Se vio afectada al inicio. Pero por la adaptación. Estamos muy bien ahora", agrega.
- ¿Muy bien para qué?
- Nos reinventamos, como tuvieron que hacerlo todas las empresas. Internamente, cambiamos los procesos de prestación de algunos servicios. Se hace de manera más rápida, ágil y relevante.
- ¿Cuáles son los servicios que traccionan el trabajo hoy?
- Todos los relacionados con ciberseguridad y transformación digital se aceleró mucho más. Ciberataques, experiencia del cliente y algo que hemos implementado: el análisis de datos. Después, tenemos como meta seguir creciendo en impuestos, legales y auditoría. Y en consultoría, con todo lo que es investigación, detección y prevención de fraudes.
- ¿Y la exportación de servicios? ¿Se amplió el horizonte con la expansión de la virtualidad?
- El régimen de promoción de economía del conocimiento ofrece una gran oportunidad para desarrollar sectores que son estratégicos para el país. Pero la normativa tuvo ciertas limitaciones, que se contraponen con esos objetivos.
La ley, por ejemplo, otorga una reducción del impuesto a las ganancias y un bono fiscal para pagar tributos nacionales por cuatro meses. A veces, los centros de servicios compartidos tienen que solventar ese costo sobre bonos que no utilizó. La solución era que se permitiera transferir esos bonos a terceros. Eso estaba previsto antes y se eliminó.
Algo similar ocurrió con la inversión en capacitación y desarrollo. Todo ese tiempo invertido no puede ser computable, sino que es gasto erogable. Esto también debería revisarse. Con cosas para mejorar.
Otro tema importante es que la consultoría informática no está promovida como sí lo está la legal, contable e impositiva.
- No son temas menores, en un sector como el de servicios, donde las inversiones se deciden por márgenes mínimos y cancelar un proyecto cuesta mucho menos, en tiempo y recursos, que cerrar una fábrica.
- Uno compite para instalar un centro de servicios compartido con países como la India, Hungría o alguno de la misma región. Son cosas que se toman en cuenta cuando, desde el exterior, analizan los proyectos: costos, divisas, todo. Si uno va sumando estos puntos, uno puede tener un centro de servicios compartidos. Pero será de 1000 personas, en vez de las 3000 que podrían ser. Nosotros, ahora, estamos analizando la posibilidad de abrir uno. Es algo en lo que uno compite con el mundo. Si otro da mayores beneficios...
- Cuando enumeró las áreas en las que espera crecimiento, no mencionó la de finanzas corporativas. ¿No hay oportunidades de M&A?
- M&A es el área que más sufrió en estos años. Anduvo excelente todo lo que es ciberseguridad, transformación digital, forensic y experiencia del cliente. Tuvimos un año excelente en impuestos. Pero donde tuvimos un parate grande fue en deal advisory. En este momento, estamos teniendo algunas transacciones más. Pero no de los volúmenes a los que uno venía acostumbrado. Ya pre-pandemia venía sufriendo.
- ¿Por qué?
- Para que haya inversiones, las empresas tienen que encontrar un marco estable, previsible a mediano y largo plazo. Eso no cambia de un día para el otro. Es importante que haya medidas de mediano y largo; que el crecimiento sea sustentable. Cuando uno decide invertir en el país, no espera cambios continuos.
- ¿Cómo ve el año?
-Sería bueno ubicar los tiempos en los que estamos. Los países más desarrollados ya pasaron la segunda ola. Recientemente, hicimos una encuesta a 1000 consumidores de los Estados Unidos. Lo que se ve es optimismo y cautela. Atraviesan la campaña de vacunación más amplia y rápida. Hay un aumento del gasto en casi todas las categorías del comercio minorista. Pero es un gasto esencial y discrecional. Siempre es bueno mirar qué pasa en el mundo porque el Covid empezó, primero, por otros continentes. Pasó con la segunda ola también.
- ¿Y qué ve en la Argentina?
-En el país, tenemos un doble desafío. Por un lado, estamos en la segunda ola, con un proceso de vacunación en marcha. Cuanto más rápido se alcance la inmunidad social, más también podremos ir hacia un camino de mayor consumo. El otro desafío es la crisis económica que venimos atravesando hace tiempo. Se habla de una recuperación del 6% para este año. Son estimaciones que se van monitoreando y modificando porque todavía en la segunda ola. Hay que ver cuánto nos lleva atravesarla.
- ¿Qué incide más: eso o los desequilibrios que arrastra la Argentina?
- Hay cosas que son más coyunturales. Pero algo que siempre me preocupa mucho es la inflación. Es un impuesto a la pobreza y es muy difícil bajarla de un día para el otro. Hay que ir por un camino que la disminuya años tras año para poder ser un país más estable.
- ¿Cómo?
- Debería haber una visión a mediano y largo plazo, para tomar decisiones ahora que nos permitan estar preparados y ser competitivos en una nueva economía digital. La economía digital está cambiando estructuras, comportamientos económicos, comerciales, sociales y hasta en lo político. Y, con la pandemia, este cambio se dio muy acelerado, de forma vertiginosa. Sería bueno que haya un consenso para ver qué país queremos ser a mediano y largo plazo.
- ¿El impacto para las empresas locales fue mayor el año pasado, por el shock? ¿O en este, ya con más de un año de pandemia a cuestas?
- Ambos. La primera ola nos tomó mucho más de sorpresa. Fueron momentos difíciles. Ahora, hay que atravesar la segunda. Estamos mucho mejor preparados. Pero el nivel de contagios también es mucho mayor y eso afecta a las actividades productivas. No obstante, las empresas estamos mucho más preparadas en ese sentido. Una gran cantidad de compañías ya hizo la transformación digital. Tanto grandes como pequeñas.
- ¿Las ve más concentradas en el día a día? ¿O ya empieza a haber algún margen para planificar a futuro?
- Las empresas estamos concentradas en el día a día desde hace tiempo. Y seguirá siendo así, por lo menos, por un rato. Creo que habrá una tendencia en la Argentina hacia la recuperación económica, como sucede en otros lados. Pero es probable que sea más lenta. La clave es que sea sostenible. A un ritmo que sea más lento pero se vea que el país va hacia adelante.
- ¿Por qué?
- Si hay un camino hacia adelante, el ánimo de la sociedad ya empieza a cambiar. El tema es cuál será su velocidad. Y, sobre todo, la sostenibilidad. Por eso son tan importantes los consensos políticos y sociales. Un gran tema es la creación de empleos. Está a tope de la agenda de los empresarios. Un plan de subsidios sirve para un momento puntual del país. Pero no debería ser de por vida. Al contrario, hay que enseñarle a la gente a valerse por sus propios medios. Los empresarios, para eso, jugamos un rol fundamental, junto con las políticas de Estado. La creación de trabajo es fundamental para nuestro país.
- Hoy se está viendo un proceso inverso, con empresas que buscan cómo ajustar -porque rigen la doble indemnización y la prohibición de despidos- o, directamente, yéndose del país.
- Cada empresa es un mundo aparte. Nosotros, como empresarios argentinos, invertimos en la Argentina. Lo que sí veo es que las transacciones están paralizadas desde hace tiempo, no puntualmente ahora por la pandemia. Veníamos con pocas operaciones. Eso está relacionado, más bien, con que, en algún momento, necesitamos que en el país haya políticas centrales consensuadas. Cada uno tiene su forma de pensar. El tema es definir las bases en común.
- ¿Cuáles deberían ser los dos o tres pilares de esas bases?
- Políticas y normativas que lleguen por un consenso y sean estables. Que, cuando se establezcan ciertas normativas o beneficios fiscales, se mantengan. Que haya un programa a mediano o largo plazo para desacelerar la inflación. U otro para que no haya desequilibrio fiscal. Tenemos una carga impositiva muy alta. Tampoco se puede bajar de un año para el otro. Pero sí en el tiempo. Si las empresas crecen, su carga impositiva y previsional debería disminuir. Uno sabe que, de un día para el otro, no se podrán cambiar todas esas variables. Por eso, es importante trabajar a mediano y largo plazo.
- En cambio, se reformó la ley de ganancias a las empresas cuando, hace menos de cuatro años, se había aprobado una eliminación gradual en la que se basaron muchos de los planes de inversión hoy en ejecución.
- Volvemos al mismo tema: la previsibilidad. Cuando uno hace planes a futuro, calcula el impuesto que debe pagar. Si las reglas cambian continuamente, se hace muy difícil establecer un marco y definir qué se va a producir, cuánto, a quiénes y cómo se contratará. Una buena iniciativa fue todo lo relacionado con los renovables.
Había sido algo votado por unanimidad y, después, no se pudo continuar. Pero todos estuvieron de acuerdo, fueron para el mismo lado. Así, uno sabe cómo se va a desarrollar una industria. Eso es lo que habría que consensuar. Y debería ser acompañado por una reducción de la inflación, con una menor carga impositiva, menos carga previsional y reglas de juego más claras. Tenemos el potencial. La Argentina va a salir. Pero lo importante será la velocidad y lo sustentable de esa recuperación.
- Dijo que hubo mucho trabajo de la firma en impuestos. ¿Por qué, puntualmente?
- Esencialmente, el segmento corporativo. Todo lo que es tax technology. Creamos algunos robos para hacer más fáciles las cosas. Impuestos es un área que viene creciendo mucho desde hace dos, tres años. Por todo lo relacionado con la seguridad social, o los temas legales aduaneros y societarios. El crecimiento fue parejo en todas las áreas: outsourcing impositivo, contable, de seguridad social.
- ¿Cómo será la vuelta a la oficina, con tanta virtualidad?
- Hemos achicado metros cuadrados. Remodelamos todas las oficinas. Hicimos un concepto más abierto, espacioso, más interactivo entre toda la gente. Van a ser muy importantes las reuniones de equipo, para bajar y establecer el core. Transmitir los valores que uno busca. Sí es importante que esas reuniones sean presenciales. También, para ir a los clientes, obvio. Será un mix: dos, tres días en la oficina; si hay alguna semana en la que no se puede, no se podrá. Lo más flexible posible. Que la gente trabaje desde las casas, salvo en reuniones de equipo o de clientes. Después, free.