Por cada 1% anual que sube el IPC en EEUU, el cobre repunta un 17,5%
VÍCTOR BLANCO MORO
El repunte de la inflación es motivo de nerviosismo para muchos inversores, que pueden estar preguntándose cuál es el mejor activo que se puede tener en cartera cuando llegan las presiones inflacionistas.
Muchos analistas apuntan a las materias primas como los activos que mejor se comportan en este contexto. El cobre, que en los últimos meses ha experimentado un rally alcista que ha llevado su precio a marcar nuevos máximos históricos, es uno de los recursos básicos que mejor se comportan en este entorno.
La correlación del precio del metal con las expectativas de inflación a 10 años en Estados Unidos (el swap de inflación 5y5y) es una de las mayores que se encuentran entre los principales activos del mercado, según destacan desde Global X.
Tomando como referencia el periodo entre 1990 y 2020, la firma destaca cómo la correlación del cobre con las expectativas de inflación es de 0,75 veces, muy por encima de otros activos, como el MSCI Emerging Markets, de 0,5 veces.
La del petróleo es de 0,4 veces en el mismo periodo y la del S&P 500 de 0,25 veces. Otros activos que se suelen presentar como una buena inversión en momentos de inflación, como los bonos ligados a la inflación (TIPS), es ligeramente superior a las 0,2 veces, menos de la mitad de la que mantiene la cotización del metal.
La gestora de ETFs calcula cuál ha sido la subida histórica del cobre por cada punto que ha subido la inflación en Estados Unidos entre 1996 y 2016. En este sentido, el metal también aparece como uno de los refugios más efectivos frente al incremento de los precios, con una subida del 17,5% en su precio por cada aumento anual del 1% del índice de precios en Estados Unidos. Sólo la energía supera al cobre en este sentido, con un avance del 28%.
Otros factores alcistas
El cobre tiene una fuerte correlación con la inflación, pero no es el único motor que puede mover al alza su cotización en próximos años, con la demanda del metal impulsada por las reformas de infraestructuras y también por la tendencia hacia la electrificación del sector automovilístico.
La mayor parte de la demanda se dedica a la construcción de edificios, tomando como referencia los datos de 2019 en el mercado estadounidense. Un 43% del total de la demanda se utilizó para esos fines, seguido de 20% para usos relacionados con la electrónica y otro 20% para los equipos de transporte. El resto se repartió en un 10% para productos de consumo y el 7% para maquinaria.
"El cobre es un metal esencial en la transformación energética, fundamental para la fabricación del coche eléctrico, que contiene 5 veces más cobre que los vehículos de combustión tradicional", explican desde Cobas AM, gestora que mantiene ahora una fuerte apuesta por el metal.
"Todos los planes de estímulo fiscal a través de programas de infraestructuras que están implementando los gobiernos incrementarán la demanda, pues es uno de los principales metales de uso industrial. Por estos motivos se espera que la demanda de cobre crezca más del doble hasta 2050", añaden. Por la parte de la oferta, avisan de que "a día de hoy, hay pocas nuevas grandes minas de cobre que entren en producción durante las próximas décadas que puedan absorber ese incremento de demanda".