Aunque la tendencia a nivel mundial no favorece a los combustibles fósiles, la inversión de US$ 596 millones de dólares en una refinería pudiera, a la larga, traer beneficios para Pemex
ISABELLA COTA
Lo que a una gigante petrolera ya le empezaba a estorbar, a México le sirve. La empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) se acercó en octubre a la holandesa Shell con una oferta para comprar su parte en la refinería Deer Park, en Texas, y convertirse en el único dueño.
Shell no la estaba vendiendo, pero, como el resto de las empresas de hidrocarburos, Shell empieza ya su transformación a convertirse en un proveedor de energías limpias, por lo que una refinería de combustibles le dejará de ofrecer grandes ganancias en un futuro próximo. Además, Deer Park se ha vuelto en los últimos años foco de demandas y escándalos por contaminación ambiental.
Eso al Gobierno mexicano no le importa. La visión del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha hecho de Pemex un símbolo de soberanía nacional, es que México se vuelva autosuficiente, produciendo todo el combustible que consume.
Lo que el mandatario no dijo en su anuncio el lunes es que el tipo de crudo que se extrae de aguas mexicanas es pesado y requiere de un procesamiento cada vez menos redituable, por lo que su demanda ha ido perdiendo fuerza en mercados internacionales. Con la compra de Deer Park, por lo tanto, Pemex pudiera impulsar la demanda de su propio crudo, sosteniendo su precio.
“De esta manera vamos a dejar de comprar los combustibles, las gasolinas, en el extranjero, Pemex va a procesar todo el petróleo crudo lo va a convertir en gasolinas, en diésel. Vamos a ser autosuficientes, esto para 2023″, dijo en su anuncio López Obrador, “que los mexicanos pasemos a ser los dueños de la refinería” en el extranjero.
Si la inversión de casi 600 millones de dólares es buena idea o no divide a analistas, expertos e inversores del sector energético y probablemente no se sabrá, con certeza, hasta dentro de unos años. Lo que sí queda claro es que el anuncio generó desde incomodidad hasta irritación.
Mientras el Gobierno promueve la “austeridad republicana”, tomó recursos de estados y municipios, así como de la banca de desarrollo nacional, para invertir en un activo fuera del país, en donde no tiene jurisdicción. Y, más allá de eso, retrata a México como un país retrógrada, con un Gobierno al que no le importa seguir contaminado el aire y en donde se hace todo lo posible por incentivar el uso de combustibles fósiles por encima de autos eléctricos, mucho menos contaminantes.
País de energía sucia
El anuncio se dio en una semana agitada para la industria petrolera a nivel mundial. Una corte holandesa ordenó a Shell reducir sus emisiones de gas invernadero en 30%, a partir de una demanda de ambientalistas. En Exxon, dos activistas por el cambio climático se convirtieron en los primeros miembros del consejo de su tipo, una señal del descontento que hay entre sus accionistas por la contribución de la empresa a emisiones de carbono.
BlackRock, la gestora de fondos más grande del mundo, apoyó a los nuevos consejeros “ante la posibilidad de que la demanda de combustibles fósiles pueda declinar rápidamente en las próximas décadas”.
“El mundo se está yendo de las energías sucias a las energías limpias en todas partes, menos México”, dice Luis Maizel, director de LM Capital Group e inversor en instrumentos de largo plazo, entre ellos bonos de deuda de Pemex y soberanos mexicanos.
“México se está volviendo el país de la energía sucia. Si me preguntas si lo que hicieron está bien, la respuesta es que probablemente no y más si consideras que, supuestamente, ya están construyendo Dos Bocas y seguir invirtiendo en refinerías cuando la tendencia del mundo a la energía limpia y otras cosas no tiene mucho sentido”.
Desde 2004, Deer Park ha perdido demandas de ambientalistas, pagado multas por contaminar el aire de la ciudad de Houston y sus alrededores y hasta por un derrame de químicos cancerígenos. En 2019, un centro de investigación no-gubernamental encontró que Deer Park rebasó los límites legales de emisiones de benceno, químico cancerígeno, en el aire.
Además, apunta Maizel al teléfono desde California, el futuro de las petroleras ya no está en la refinación de combustibles, un negocio que es cada vez más costoso y de menor demanda cada año. El futuro de las petroleras está en la industria petroquímica, coinciden analistas, la cual es necesaria para producir páneles solares y otras energías limpias y renovables. Pero López Obrador aclaró en conferencia de prensa esta semana que Pemex no invertirá en esa industria. “¿Nos metemos a rescatar la petroquímica? No vamos a lograrlo, vamos a dejar las bases, pero no vamos a poder”, dijo el Presidente a periodistas en Palacio Nacional.
Valiosas ventajas
Si bien muchos pueden cuestionar la decisión de Pemex en un momento en que varias compañías petroleras nacionales e internacionales están reduciendo su exposición a la refinación, la adquisición es estratégica y no se debe ver como irreflexiva, sostuvo en un texto Adrian Duhalt, investigador del Instituto Baker de Políticas Públicas en la Universidad Rice en Texas.
“Deer Park puede ofrecer valiosas ventajas a Pemex”, escribió el experto, “por ejemplo, brinda la oportunidad de procesar allí mayores volúmenes de producción de crudo de Pemex y desplazar a los proveedores actuales, disminuyendo así la incertidumbre en términos de acceso al mercado de exportación”.
Esto quiere decir que, ante una decreciente demanda por el crudo pesado de México, conocido como Maya, Pemex estaría llenando un vacío en la demanda y ayudará a sostener un precio atractivo. Esto lo dijo también el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en redes sociales: “la inversión en Deer Park fue de carácter estratégico para dar salida al petróleo tipo Maya”.
Se reconoce que las refinerías existentes en México no se encuentran en buena forma, dijo también Duhalt, “y que sus operaciones se ven frecuentemente comprometidas, lo que afecta los niveles de producción de Pemex y por ende su posición en el mercado interno. La producción de combustible de Deer Park, cuando se comercializa en México, puede ayudar a Pemex a mantener e incluso ampliar su participación de mercado”.
Más deuda
De acuerdo con el propio Pemex, al comprar Deer Park adquieren también la deuda de la refinería, que alcanza los 980 millones de dólares. Pemex es la petrolera más endeudada del mundo y su calificación crediticia es considerada especulativa o “basura”. Como consecuencia del anuncio de compra, la agencia de riesgo Moody’s bajó su calificación de Deer Park, argumentando que el perfil crediticio de Pemex es mucho más débil y por lo tanto impacta el de la planta.
López Obrador aseguró que la compra no aumenta la deuda del país, ya que se financiará, en parte, con recursos de Banobras, un banco del desarrollo cuyo propósito es financiar obras dentro del país, así como del Fondo Nacional de Emergencias Nacionales (Fonden). El secretario de Hacienda corrigió esto en una publicación en redes sociales, diciendo que no serán recursos del Fonden sino del Fonadin, un fondo para obras de infraestructura que va a estados y municipios.
“Lo que nos debe preocupar es que haya guardaditos que no conozcamos”, dice Maizel, “en teoría, el Gobierno tiene que transparentar sus finanzas, que son las finanzas públicas, todo mundo tiene que saber qué es lo que tienes”. Y agrega: “Me molesta más la forma que el fondo, es decir, el hecho de que pueden de repente aparecer dinero que nadie sabía que estaba ahí como escarbando en el sillón de la sala”.
La adquisición debe ser aprobada por reguladores y autoridades en Estados Unidos todavía, apunta Ramsés Pech, analista de energía de la firma Caraiva y Asociados. “La tabla presentada por el Gobierno en que indican cómo se financiaría sugiere que faltaría dinero”, apunta Pech, “Banobras en 2021 no tendría dinero para financiar obras de infraestructura al utilizar todos estos fondos. Estados, y Municipios deberán evaluar sus obras y tomemos en cuenta que la vocación de Banobras no es prestar dinero para obras fuera del país”.
“A decir verdad, no hay duda de que es estratégico para un país como México producir un porcentaje de su propio combustible para satisfacer la demanda”, escribió Duhalt del Baker Institute, “pero López Obrador tiene algo ligeramente diferente en mente: la soberanía energética”.
Momento electoral
El anuncio llega en un “momento electoral importante”, apunta Santiago Arroyo, director de Ursus Energía, empresa consulta del sector. De acuerdo con datos de la Secretaría de Energía, refiriéndose a las elecciones legislativas y en algunos estados el 6 de junio. López Obrador anunció que la compra de Deer Park evitará que incremente el precio de la gasolina en México.
“No le está explicando al electorado que los beneficios de esta adquisición de Petróleos Mexicanos pudieran verse dentro de los próximos 10 o 15 años”, asegura Arroyo, “que esto no lo verán reflejado que falta mucho para beneficiar el bolsillo del mexicano de a pie”.
“El golpe de realidad es que quizás en 30 años esta refinería pierda total utilidad dada la expansión de las nuevas tecnologías de movilidad”, asegura Arroyo. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que mientras el parque vehicular convencional se ha mantenido en últimos años, el de vehículos eléctricos ha ido en aumento.
“Estamos hablando que dentro de ocho años los vehículos eléctricos aquí en México alcanzarán en proporción a los vehículos convencionales”, explica Arroyo, “esto también va a hacer que el mercado vaya perdiendo valor poco a poco y la demanda vaya decreciendo y los planes de Pemex se vayan viendo truncados”.