Los valores de los commodities, desde el maíz y la soja hasta el cobre, suben al mismo tiempo que se reabren las economías
NEIL HUME Y EMIKO TERAZONO
Pasó una década desde que terminó el último boom de las materias primas, que había sido provocado por la aparición de China como potencia económica mundial.
Sin embargo, debido ahora a la generalizada alza de precios que colocó en máximos históricos a los principales commodities como cobre, madera y mineral de hierro, pero también productos básicos agrícolas, crecen las expectativas de que se trate de un nuevo "súperciclo" de materias primas.
La pregunta es qué es un súperciclo de precios de materias primas y qué lo diferencia de los ciclos de auge y caída de corto plazo.
Aunque no existe una definición consensuada, el término se suele utilizar para describir un período en que los precios de las materias primas suben por encima de su tendencia a largo plazo durante un lapso de entre 10 y 35 años.
A la escalada le sigue un descenso de duración similar, porque la oferta termina alcanzando a la demanda. Un ciclo completo que puede durar entre 20 y 70 años.
Según Capital Economics, los súperciclos de materias primas en general se disparan a raíz de "algún tipo de aumento estructural de la demanda" lo suficientemente grande como para "mover la aguja a nivel mundial", y al que la oferta tarda en responder.
En el caso de los recursos naturales, suele haber un desfase entre la oferta y la demanda, ya que la construcción de una gran mina o el desarrollo de un gran yacimiento petrolífero puede llevar hasta 10 años o más.
Los economistas identificaron cuatro períodos sostenidos de precios por encima de la tendencia. El primero coincidió con la aparición de Estados Unidos como potencia económica en la década de 1880.
Otro acompañó la campaña de rearme de los años 30 y continuó en el período de reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial. El tercer súperciclo se produjo durante las crisis de los precios del petróleo en la década de 1970, que impulsaron indirectamente los valores de otros productos básicos debido a un aumento de los costos de producción.
El último auge tuvo lugar durante la rápida industrialización de China, que comenzó a fines de los años noventa. En este período también se produjeron fuertes alzas de los precios de los commodities agrícolas que provocaron la crisis alimentaria de 2007-08.
La velocidad y escala de la urbanización de China a principios de la década de 2000 tomó por sorpresa al sector de recursos naturales.
Los grandes productores de petróleo y las minerías se esforzaron por satisfacer el insaciable apetito de China por las materias primas. En aquel entonces el gigante asiático entraba en una fase de vertiginoso crecimiento económico alimentado por la enorme inversión en infraestructura y la construcción de ciudades nuevas.
Como resultado, el cobre -que se había mantenido por debajo de los US$ 2.000 la tonelada durante la mayor parte de la década de 1990- llegó a un máximo histórico superior a US$ 10.000, mientras que el petróleo tocó los US$ 140 el barril.
Cuando la oferta finalmente cubrió la demanda en 2011 y un tsunami de nueva producción por fin entró en funcionamiento, los mercados de materias primas ingresaron en un período de profundo letargo del que apenas están saliendo.
Para los optimistas en cuanto a la evolución de los precios de las materias primas, como Goldman Sachs, la respuesta es un sí rotundo.
Argumentan que la pandemia de coronavirus dio inicio a una nueva era de crecimiento que demandará muchos productos básicos porque los gobiernos están poniendo mayor énfasis en la creación de empleo y la sostenibilidad medioambiental, en lugar de centrarse en la estabilidad financiera que siguió a la crisis financiera mundial de 2009.
Señalan como ejemplos el Plan de Empleo Estadounidense de US$ 2,3 billones del presidente Joe Biden y el Nuevo Pacto Verde Europeo, que inyectarán enormes inversiones en infraestructura y proyectos que requieren muchas materias primas y que apuntan a cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático.
Al mismo tiempo, destacan que durante los años de precios bajos los productores frenaron la inversión en proyectos nuevos y expansión, lo que redujo la oferta.
"Creo que estamos en un súperciclo. No tenemos muchos proyectos listos para ejecutar", dijo Ivan Glasenberg, CEO de Glencore, una de las mayores mineras y comercializadoras de materias primas del mundo, refiriéndose al cobre.
Esto no sólo ocurre en el sector minero, donde la inversión se contrajo drásticamente tras un brutal deterioro del mercado en 2014, sino también en el del petróleo, donde muchas compañías están tratando de hacer la transición de combustibles fósiles a energías renovables.
Algunos bancos de Wall Street sostienen que la demanda de petróleo seguirá superando el crecimiento de la oferta en los próximos años, lo que podría crear un último repunte de precios antes de que los vehículos eléctricos marquen el pico de consumo.
En la agricultura, la demanda china y los biocombustibles están elevando el precio de los cereales y de las oleaginosas. La demanda china de maíz parece estar en una nueva trayectoria, ya que el gigante asiático necesita importar para alimentar a su ganado.
Al mismo tiempo, el interés por las energías renovables en varios países está poniendo el foco en los biocombustibles producidos a partir de fuentes agrícolas.
Sí. Para muchos economistas, la vertiginosa evolución de los commodities desde los mínimos registrados en 2020 por el Covid es sólo un repunte cíclico impulsado por la enorme respuesta fiscal y monetaria a la pandemia.
Dicen que no se observa el convincente aumento estructural de la demanda que provocó los anteriores súperciclos y que la transformación mundial de la energía verde no se producirá con la suficiente rapidez como para compensar el impacto del menor crecimiento de China, donde el estímulo por la pandemia ya se está retirando.