Actualmente hay un buque regasificador inyectando gas al sistema desde la localidad de Escobar, el nuevo estará en Bahía Blanca
La gerenta general de Excelerate Energy, Gabriela Aguilar, empresa que traerá el segundo barco regasificador a la Argentina a fines de mayo, destacó que la decisión de incorporar más gas natural licuado (GNL) a la oferta invernal significará “un abastecimiento mucho más barato” para el país, ya que permitirá desplazar combustibles líquidos para la generación eléctrica cuyo valor de importación es el doble.
En los últimos días, Empresa Integración Energética Argentina (Ieasa, ex Enarsa) aceptó la oferta de Excelerate -actual operadora del buque regasificador que está en la terminal bonaerense de Escobar-, en la compulsa internacional realizada con el objeto de contratar un segundo barco que opere este invierno desde el puerto bonaerense de Bahía Blanca y que permitirá ingresar al sistema 15 millones de metros cúbicos diarios en los picos de demanda.
Este barco deberá iniciar la tarea el 26 de mayo y tendrá una duración de contrato de 98 días, por los cuales el monto de la operación alcanzará los US$ 12 millones, lo que abarca los montos fijos relacionados con la estadía en la misma terminal en la que operó hasta octubre de 2018, así como los variables asociados al volumen efectivo de GNL que se regasifique.
Aguilar explicó que “el barco es una solución técnica a un faltante de energía que hay que compensar de la manera más barata que se pueda, y esta decisión que se toma en Argentina y en el mundo es la más adecuada”, al referirse a la determinación de la Secretaría de Energía de convocar a esta compulsa para asegurar el abastecimiento invernal de gas.
“Al importar el GNL, lo que se está haciendo es desplazar el combustible líquido, no el gas de producción local, sino que suma energía adicional y la decisión invariablemente debe ser el GNL, que no sólo es muchísimo más barato que los combustibles líquidos sino que también tiene un componente medioambiental muy grande en cuanto la emisión de carbono (CO2)”, aseguró la directiva.
Actualmente hay un buque regasificador inyectando gas al sistema desde la localidad de Escobar, el nuevo estará en Bahía Blanca.
Argentina consiguió en 2020 precios históricamente bajos de los cargamentos de GNL que regasificó por Escobar, con valores de hasta US$ 2,5 el millón de BTU (Mbtu – unidad de medida del gas), una situación excepcional por el impacto que tuvo la pandemia en la demanda global.
Pero este año los precios volvieron a los niveles previos a la emergencia sanitaria en torno a los US$ 6 o US$ 7 el Mbtu.
“Los valores del mercado previo a la pandemia -reseñó- son los que se esperan por los próximos siete u ocho años. En el hemisferio Sur estamos con ese doble efecto de necesitar consumir cuando hay exceso de oferta en los países del hemisferio norte, que son productores. Y si bien no vamos a tener los valores irreales del año pasado, tampoco los US$ 30 que se alcanzaron en el último invierno del norte”.
Ieasa licitó en marzo 24 cargamentos de GNL en una compulsa internacional que le permitió alcanzar ofertas de hasta US$ 5,5 “un precio por demás razonable cuando se compara con los combustibles líquidos que el gas reemplaza (el gasoil y el fuel oil que utilizan la centrales térmicas para aliviar la demanda de gas) que están en el orden de los US$ 15 por volúmenes equivalentes”, resaltó la titular local de la compañía estadounidense.
“La mayoría de esos combustibles líquidos son importados y también se requiere de divisas. Y no sólo eso, sino que lo que se produce en el país se puede exportar a un valor mucho más alto que lo que gasta cuando se importa el GNL”, planteó la especialista, que estuvo al frente de los procesos de la llegada e instalación de los dos buques al país desde 2008.
Precisamente, Aguilar hace referencia a esa experiencia al señalar que “de 2008 a 2019 si no se contaba con la importación de GNL, hubiese representado un costo delta (probable) para el país de US$ 12.000 millones”.
“También lo vimos en los últimos dos años cuando no estuvo el barco de Bahía Blanca y se consumieron combustibles líquidos, cuyo reemplazo por GNL hubiera significado un ahorro de unos US$ 500 millones”, aseguró al ejecutiva.
Al tema costos, también sumó como características del GNL respecto de otros combustibles fósiles “el valor que tiene de seguridad energética, de poder contar con energía adicional en un mercado spot y la flexibilidad de disponibilidad, lo que se refleja en que Ieasa pudo contratar este servicio por tres meses” habiendo lanzado la licitación recién a fines de febrero.
Adicionalmente, Aguilar destacó el componente medioambiental de la utilización del GNL, ya que el gas natural reduce en un 40% las emisiones de CO2 respecto de los combustibles líquidos alternativos como el gasoil y el fuel oil, que suelen utilizar las centrales térmicas duales, es decir las que habitualmente podrían funcionar a gas.
La decisión de reincorporar el segundo barco regasificador había sido anunciada por el secretario de Energía, Darío Martínez, a fines de febrero como parte de las alternativas analizadas “para abastecer convenientemente y al menor precio posible la demanda de gas natural de la temporada invernal”, a lo que se sumó una segunda ronda de licitación del Plan Gas.Ar para el pico de mayo a septiembre.
Ambas medidas buscan compensar de la mejor forma posible el declino de la producción de gas de Bolivia -que redujo de los de 20 millones de metros cúbicos diarios que exportó al país en 2020 a una previsión de 14 millones de metros cúbicos para este año-, la baja hidraulicidad de las cuencas y su afectación a las represas generadoras, y el empalme del declino de la producción nacional con la puesta en marcha del Plan Gas.Ar.