La inestabilidad macroeconómica hacen inviables la extensión masiva de gasoductos o grandes plantas de licuefacción
PABLO BESMEDRISNIK*
Vaca Muerta fue un éxito relativo: Se mejoraron los niveles de eficiencia (reducción del 67% en los costos directos de extracción en 8 años) y se incorporaron 19 mil millones de m3 de gas y casi 7 millones de m3 de petróleo anuales. Sin embargo, la mayor producción de no convencional no pudo compensar el declive del convencional, y la oferta total se redujo. Y, fundamentalmente, los resultados no son proporcionales a la magnitud de la riqueza ni a las expectativas cifradas.
Si bien hay limitaciones propias del sector, por el tamaño de la demanda local la principal fuente de crecimiento de Vaca Muerta será la exportación. Y es allí donde aparece la gran restricción: la macroeconomía argentina.
No hay exportación de hidrocarburos sin infraestructura. Y no hay infraestructura sin horizontes largos de inversión y acceso fluido al financiamiento de largo plazo.
La explotación de los recursos no convencionales requiere de planes que circunvalen la incertidumbre macroeconómica. Los privados y el sector público deberían acordar esquemas operativos y de financiamiento que desacoplen a Vaca Muerta del riesgo argentino.
Las inversiones en recursos hidrocarburíferos no convencionales de la Argentina fue exitosa durante los últimos 10 años. Se avanzó en la curva de aprendizaje, con su correlato inmediato en la mayor eficiencia industrial, se incorporaron tecnologías disruptivas y necesarias para un desarrollo totalmente distinto y mucho más capital intensivo que la modalidad convencional.
*Economista y Director de Economis