Como contrapartida, administración pública y minería fueron los que más aportaron al crecimiento el año pasado
El Banco Central publicó las cuentas nacionales del 2020, que no escondieron muchas sorpresas y revelaron lo que ya se había previsto: que el país no vivía una crisis tan grande desde 1982, cuando el PIB se desplomó un 11 %.
Durante el año 2020, la actividad económica se redujo 5,8%, resultado explicado por la emergencia sanitaria asociada al Covid-19, que afectó la movilidad de las personas y el normal funcionamiento de establecimientos productivos. El impacto de la crisis sanitaria en la actividad económica se evidenció principalmente en el segundo y tercer trimestre, con contracciones de 14,2 y 9,0%, respectivamente.
Las actividades mayormente afectadas fueron servicios y construcción, destacando en los primeros las contribuciones a la baja de los servicios personales, transporte y restaurantes y hoteles. Desde la perspectiva del gasto, los efectos se reflejaron, principalmente, en un menor consumo de los hogares e inversión. El año 2020 presentó dos días hábiles más y un día adicional por año bisiesto respecto al año 2019, implicando un efecto calendario de 0,2 puntos porcentuales.
Durante el año 2020, las únicas actividades que crecieron fueron administración pública, minería, servicios financieros y comunicaciones y servicios de información. El resto de las actividades retrocedió, en gran medida, como resultado del impacto de la crisis sanitaria. Desde la perspectiva del gasto, el resultado fue determinado por una menor demanda interna, efecto parcialmente compensado por las exportaciones netas.
La demanda interna reflejó caídas en todos sus componentes, incidida principalmente por el consumo y, en menor medida, por la formación bruta de capital fijo (FBCF). El consumo de los hogares disminuyó 7,5% respecto del año anterior, explicado por el menor gasto en servicios; en contraste, el consumo de bienes durables aumentó. La FBCF, en tanto, se redujo 11,5%, incidida por construcción y otras obras y, en menor medida, por maquinaria y equipos.
Adicionalmente, se registró una desacumulación de existencias, que contribuyó negativamente al resultado de la inversión. Estas alcanzaron un ratio acumulado en doce meses de -1,2% del PIB, a precios del año anterior. Respecto del comercio exterior de bienes y servicios, las importaciones se redujeron en mayor magnitud que las exportaciones.
Estas últimas estuvieron incididas por la caída de los servicios, efecto compensado por mayores exportaciones mineras e industriales. Por su parte, las importaciones retrocedieron reflejo de menores internaciones de maquinaria de uso industrial, camiones y automóviles y por menores servicios de turismo y transporte.
El ingreso nacional bruto disponible real (INBDR) retrocedió 4,7%, el 2020. Tras exhibir caídas en los tres primeros trimestres, éste creció 2,0% en el cuarto trimestre. La menor caída respecto del PIB se explicó principalmente por un aumento en los términos de intercambio; este efecto fue parcialmente compensado por menores ingreso de factores recibidos desde el exterior.
El ahorro bruto total ascendió a 19,8% del PIB en términos nominales, compuesto por una tasa de ahorro nacional de 21,2% del PIB y de un endeudamiento del resto del mundo de 1,4% del PIB, correspondiente al superávit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos.
De acuerdo con la política de publicaciones y revisiones de Cuentas Nacionales, se actualizaron las cifras correspondientes a los años 2018 y 2019. Respecto del año 2018, el PIB se revisó dos décimas a la baja, de 3,9 a 3,7% y el 2019 se revisó una décima, de 1,1 a 0,9%3 /.
Finalmente, el cierre preliminar del Imacec en el 2020 se corrigió dos décimas al alza, de -6,0 a -5,8%. Considerando los desafíos que la crisis sanitaria ha impuesto sobre la recolección de datos básicos, el Banco Central de Chile ha hecho esfuerzos adicionales con sus proveedores de información para minimizar el impacto en la calidad de las estadísticas.
Por su parte, las cifras ajustadas estacionalmente / y respecto del trimestre anterior, dieron cuenta de una caída de 13,1% del PIB en el segundo trimestre, seguida por incrementos en el tercer y cuarto trimestre de 5,1 y 6,8%, respectivamente.
La recuperación estuvo en línea con el levantamiento gradual de las medidas de control sanitario, las medidas económicas de apoyo a los ingresos de los hogares y el retiro de una parte de los fondos previsionales. Lo anterior incidió principalmente en el resultado del comercio, desde la perspectiva del origen, y en un mayor consumo por parte de los hogares, desde la perspectiva del gasto
Las principales incidencias a la baja se registraron en las actividades de servicios y la construcción, destacando dentro de los primeros los servicios personales, transporte y restaurantes y hoteles.
Así, en el desglose se muestra que servicios personales fue el sector que más incidió a la baja con -1,9 puntos porcentuales (pp) y una caída de 4,4%.
Su retroceso se vio incidido principalmente por la educación, especialmente la pública en los niveles escolar y preescolar, debido a la suspensión de clases presenciales decretada por la emergencia sanitaria, efecto que no logró ser compensado por la cobertura de clases online.
Destacaron también las incidencias a la baja de las actividades culturales y de esparcimiento, y el servicio doméstico.
Le siguió la construcción con una merma de 1 punto porcentual. Este sector, además, se contrajo 14,1%. El factor que más impulsó a la baja fue la menor edificación y, en menor medida, las actividades especializadas y obras de ingeniería.
En términos desestacionalizados, la actividad se recuperó en el cuarto trimestre respecto del trimestre anterior.
Como contrapartida, entre los que aportaron al crecimiento están minería con una contribución de 0,1% y un alza de 1,3%.
“El aumento observado en la producción minera fue impulsado principalmente por el hierro y, en menor medida, por los minerales no metálicos. El cobre, por su parte, presentó un crecimiento marginal de 0,4%. Respecto del trimestre anterior, la actividad minera disminuyó en el cuarto trimestre, acorde a cifras con ajuste estacional”, dijo el Banco Central.
Servicios financieros, en tanto, aportó también 0,1 puntos, aunque cayó 2,6%.
La economía chilena cerró 2020 con una contracción del 5,8 % debido a la pandemia del coronavirus, la peor caída del producto interior bruto (PIB) local en cuatro décadas, mientras que el Gobierno fía la recuperación al exitoso proceso de vacunación que se está llevando a cabo, según determinó EFE.
Ni siquiera el dato de 2020 se acerca al de la Gran Recesión de 2009, cuando el PIB chileno se contrajo un 1,56 %. En 2018 el PIB de Chile, el primer productor de cobre del mundo, se expandió un 3,7 %.
“Es un dato complicado, pero un poco mejor a lo esperado. Esperamos que el 2021 sea un año mejor en términos económicos, sanitarios y sociales”, dijo el ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda.
El impacto de la crisis sanitaria en la actividad económica se evidenció principalmente en el segundo y tercer trimestre, con contracciones del 14,2 % y 9 %, respectivamente, mientras que el cuarto trimestre mostró señales de moderación con una variación nula.
Las cifras ajustadas estacionalmente y respecto del trimestre anterior dieron cuenta de una caída del 13,1 % del PIB en el segundo trimestre, seguida por incrementos en el tercer y cuarto trimestre del 5,1 y 6,8 %, respectivamente.
La recuperación, explicó el banco, “estuvo en línea con el levantamiento gradual de las medidas de control sanitario, las medidas económicas de apoyo a los ingresos de los hogares y el retiro de una parte de los fondos previsionales”.
Las actividades más afectadas por las restricciones impuestas por la pandemia fueron la construcción y los servicios (transporte, restaurantes y hoteles) y los únicos sectores que crecieron fueron la administración pública, la minería, los servicios financieros y la comunicaciones.
La demanda interna reflejó caídas en todos sus componentes, incidida principalmente por el consumo (-7,5 %) y, en menor medida, por la inversión o formación bruta de capital fijo (-11,5 %).
La pandemia, que ya deja 905.212 infectados y 21.816 muertos en un año, llegó en un momento de debilidad económica en Chile, cuyo PIB apenas creció un 0,9 % en 2019 debido a la ola de protestas contra la desigualdad iniciadas en octubre de ese año, las más graves desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con una treintena de fallecidos y miles de heridos.
Chile, de apenas 19 millones de habitantes, llegó a ser uno de los países más afectados del mundo en contagios y muertos y entre junio y julio vivió momentos críticos, con la red hospitalaria al borde del colapso, las actividades económicas prácticamente paradas y la gran mayoría de la población en cuarentena total.
Desde diciembre, el país está sumido en una segunda ola de contagios, con cifras diarias cercanas a los 6.000 nuevos casos que recuerdan a los peores momentos de la pandemia y que han obligado a imponer nuevas restricciones tras el fin de las vacaciones estivales.
Más de 1,3 de los 7 millones de habitantes de Santiago comienzan desde este jueves un nuevo confinamiento total indefinido, mientras que para el resto de la ciudad la cuarentena es solo sábados y domingos. Los gimnasios y los cines han vuelto a cerrar y los restaurantes están obligados ahora a cerrar a las 20:00 hora local.
Aunque los datos preliminares de enero de este año mostraron una nueva caída (-3,1 %), el emisor estima un crecimiento del PIB en 2021 de entre el 5,5 % y el 6,5 % y el Gobierno está poniendo todos sus esfuerzos en avanzar en la vacunación para frenar la pandemia.
Desde que comenzó el proceso masivo de vacunación, el pasado 3 de febrero, Chile ha ido avanzando a pasos agigantados y ya es el tercer país del mundo que más gente tiene inoculada con al menos una dosis, detrás de Israel y Emiratos Árabes Unidos, según el registro One World Data de la Universidad de Oxford.
Chile, con más de 5,2 millones de personas que han recibido al menos una dosis, es además el país que más rápido vacuna del mundo, con 1,5 dosis diarias por cada 100 habitantes, seguido de Israel, con 0,8 dosis, de acuerdo al mismo registro.