El mundo avanza hacia la producción y el uso de vehículos eléctricos como una de las formas clave para disminuir las emisiones de dióxido de carbono, tan dañinas para el medio ambiente. Pero esto no sucede de un día para otro y, aunque existan grandes avances tecnológicos, pasarán décadas hasta que su uso sea masivo.
Algunas automotrices argentinas ya están trabajando en la producción de autos híbridos en preparación para la transición que implica pasar de autos a combustión hacia autos eléctricos.
Por ejemplo, en Toyota anticipan que para 2030 la mitad de las ventas serán de modelos ambientales. También hay otros proyectos como la recientemente instalada planta industrial de Volt Motors, la fábrica cordobesa de autos 100% eléctricos que se encuentra en el complejo de la Ciudad Empresaria de Córdoba.
“Ya estamos produciendo y entregando a organismos del Estado, entidades y privados”, indicó su Director Comercial, Matías Ochoa, ante El Economista y destacó que la empresa necesita importar baterías de litio y motores, pero en Argentina se agrega el 75% del valor. “Estamos preparando la planta para poder producir a partir del segundo semestre 500 vehículos al año”, remarcó Ochoa.
En este marco, el presidente Alberto Fernández anunció el proyecto de Ley de Movilidad Sustentable para incentivar la producción de autos eléctricos, y también la nueva Ley Automotriz, la cual estiman que facilitará la realización de inversiones por más de US$ 5.000 millones. Además se anunció la creación del Instituto de la Movilidad para investigación y desarrollo científico.
“Creo muy positivo que se esté pensando en una estrategia de largo plazo, una política que trascienda la coyuntura y de un norte hacia donde la producción se debería ir enfocando”, indicó Juan Cantarella, Gerente General de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC).
El proyecto de movilidad sustentable, que será enviado al Congreso en las próximas semanas, apunta a incentivos impositivos, recomendaciones y beneficios a la circulación para la reconversión del mercado de vehículos con la mirada puesta en los próximos 20 años. En los próximos cinco, el proyecto plantea atraer inversiones por US$ 300 millones, generar más de 2.000 puestos de trabajo y ventas locales e internacionales por US$ 570 millones anuales.
Cantarella explica que los incentivos del proyecto no solo son para la oferta, sino también para la demanda: “Se trata de que el consumidor empiece a tener preferencia por aquellos vehículos más amigables con el medio ambiente”. Aunque advierte que restan acordar algunos detalles: “Faltaría ver cómo se adapta el proyecto para el esquema de complementación con Brasil, que eso es lo que nos permite tener escala”.
A la vez, la nueva Ley Automotriz buscará generar incentivos fiscales y acuerdos institucionales. “Fue fruto del consenso con los sectores empresarios (nucleados en ADEFA y AFAC) y sindicales (SMATA y UOM)”, explicó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
En diálogo con El Economista, Fernando Rodríguez Canedo, Director Ejecutivo de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), estimó: “Es un segmento en plena etapa de maduración. Cada vez hay más oferta en análisis por parte de las empresas por lo que no hay un dato cerrado de proyección todavía. Si bien los volúmenes son bajos aún, el potencial de crecimiento es importante”.
En línea con los anuncios, el Ministerio de Desarrollo Productivo firmó un acuerdo con la empresa china fabricante de vehículos eléctricos Jiankang Automobile Co -tercera en China y quinta en el mundo en la materia- para promover en el país la fabricación de baterías de litio y vehículos de transporte urbano sin emisiones. El componente central de los vehículos eléctricos e híbridos son las distintas variedades de baterías recargables, como por ejemplo las de iones de litio.
En Argentina, actualmente el litio solo se extrae y luego se exporta como materia prima. El ministro Kulfas afirmó luego de los anuncios que “la minería de litio es la base para que Argentina pueda producir baterías, al tiempo que el desarrollo de su industria automotriz será central para integrar la cadena y transformar a nuestro país en una plataforma productiva para toda América del Sur.”.
Fabio Rozenblum, Director Comercial de la empresa Voltu -que produce sistemas de propulsión para vehículos eléctricos-, explicó a El Economista que las baterías de los vehículos eléctricos son el conjunto de celdas de litio con una serie de elementos de electrónica. Si bien Argentina junto con Bolivia y Chile tienen los mayores yacimientos de litio del mundo, “Argentina no produce celdas de litio porque no tiene todavía la tecnología”, dijo Rozenblum, y continuó: “Hay que generar y conseguir tecnologías para hacer esas transformaciones. Sería muy bueno. Sé que hay mucho interés de investigadores, inversores y en el gobierno”
La disminución de los precios de las baterías demuestra que los vehículos eléctricos se volverán sustentables antes de lo esperable. Sin embargo, todavía son altos en comparación con los vehículos a combustión. “Un sistema de propulsión a combustión que ya lleva más de 100 años de producción ha desarrollado escalas que permiten costos menores en comparación con esta tecnología donde las baterías de litio van bajando de a poco”, mencionó Rozenblum. Sin embargo, en cuanto a costos de propiedad (cost of ownership), el costo de funcionamiento de un auto eléctrico es mucho menor.
Voltu es una compañía fundada en la ciudad de Paraná que desarrolla y produce sistemas de propulsión (Powertrain) basados en un sistema de enfriamiento de la batería y en la simplificación de carga a través de un inversor bidireccional. Actualmente se encuentran trabajando con la Ciudad de Buenos Aires y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en un proyecto de una línea urbana de colectivos eléctricos. “Nosotros pensamos que en el transporte urbano probablemente se utilice esta tecnología más rápidamente, porque es ahí donde los distritos preocupados por la contaminación van a tener más interés”, dice Rozenblum. Voltu también tiene acuerdos con una compañía de colectivos de la provincia de Misiones.
Por su parte, Rodríguez Canedo mencionó como necesario avanzar en una Ley Nacional de Movilidad Sustentable que marque un horizonte consensuando hacia dónde se orienta el país en la materia, que defina su matriz energética, contemple las características geográficas, recursos humanos y potencialidad industrial. “Se requiere promover incentivos para los consumidores, fiscales, de financiamiento y otros, para que tomen la decisión de ir sumándose a esta nueva movilidad”, indicó.
Según un reporte del BID, el transporte representa más del 20% de las emisiones de CO2 totales en Latinoamérica, y en los últimos años en la mayoría de los países de la región se han impulsado iniciativas para fomentar la movilidad eléctrica desde diversos frentes, como la conformación de marcos normativos. Mientras tanto, en el mundo Elon Musk ya aprobó la conducción autónoma total de los autos eléctricos Tesla y el Ford Mustang Mach-E gana mercado en EE. UU. En cuanto a Argentina, la rueda pareciera empezar a moverse. “El proceso de transformación avanza a distintas velocidades en cada región, pero en una industria globalizada el cambio es inexorable”, concluyó Rodríguez Canedo.
Dependiendo de la región en la que se fabrique el vehículo, los costos de producir un vehículo eléctrico puede ser hasta 60% más caro en emisiones de CO2 que producir un vehículo de combustión interna, señaló un informe de Acara.
Sin embargo, “una vez en la calle, los vehículos eléctricos emiten muchos menos gases de efecto invernadero que sus equivalentes nafteros”.
El impacto real en el ambiente depende también de la tecnología con la que se genera la electricidad que alimenta a los vehículos, y su grado de dependencia de combustibles fósiles.
En promedio, un automóvil de combustión interna emitirá alrededor de 120 g / km de CO2 durante todo su ciclo de vida mientras que el cálculo de emisiones para un vehículo 100% eléctrico (considerando las emisiones de producir la electricidad) varían desde 0 g / km en lugares como Noruega (asumiendo que el 100% de su electricidad se produce por fuentes renovables) hasta 109 g / km en China y 75 g / km en Estados Unidos.