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ANÁLISIS
Juan Biset: Laudato Si', minería y desarrollo sustentable
MINING PRESS

“…un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social…para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres.” (Laudato Si’, 49)

05/03/2021

JUAN M. BISET *

La nuevamente frustrada zonificación en Chubut —un incumplimiento de casi 18 años de la propia ley provincial XVII-Nº 68 (antes 5001)—  y en especial, el reciente comunicado de la Conferencia Episcopal Argentina del 4 de marzo de 2021 merecen, pensamos, algunas reflexiones.

Dada la mención de la Conferencia Episcopal a la Encíclica de Francisco, Laudato Si’, quizás es oportuno tomarnos un momento y evaluar la actividad minera y el desarrollo sustentable desde los postulados del Papa sobre el “cuidado de la casa común”.

Laudato Si’ y la ecología integral

Laudato Si’ (“LS”), comunicada a los fieles en 2015, examina la situación del mundo en materia ambiental a la luz de consideraciones religiosas y espirituales. El texto que alterna pasajes de particular dureza con otros de gran belleza y esperanza, comienza por un diagnóstico: la Tierra, nuestra “casa común”, se encuentra severamente dañada por la actividad humana.

Los males ambientales tienen, para LS, además de una raíz humana, un efecto decididamente humano e injusto: la contaminación impacta en todos, pero lo hace de manera especialmente grave sobre los pobres y excluidos del sistema (LS 48).

Al margen de consideraciones religiosas –que para los creyentes resuenan con especial fuerza– Francisco propone una salida basada en tres ejes: una toma de conciencia, un cambio cultural, y percibir y hacerse cargo del otro. Este humanismo –central en LS– implica considerar que toda solución ambiental debe ineludiblemente incluir al ser humano y su dignidad.

De allí surge la tesis principal de la encíclica: lo que el mundo necesita es una nueva ecología, una ecología integral donde el ambiente se conciba como “una relación” entre naturaleza y sociedad; entre la Creación y la Humanidad.

Una mirada ambiental de espaldas a la persona, que considere su intervención en el mundo como inevitablemente nociva, será siempre una respuesta parcial y errada.Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Pontificia Academia de Ciencias, lo dice claramente: los “parques nacionales [y las] áreas protegidas con un estatuto legal que obliga a proteger y conservar la riqueza de su flora y su fauna”, no son la solución postulada por Laudato Si’. “En ésta –explica– y otras soluciones análogas se ha separado al ser humano del área protegida y se la considera prácticamente semejante a un museo, donde se preserva la región. Pero preservar no es custodiar desarrollando”.

La ecología integral es el camino indicado por el Papa: “la intervención humana que procura el prudente desarrollo de lo creado es la forma más adecuada de cuidarlo…” (LS 124).

La minería y el desarrollo sostenible

La posición armonizadora de LS entre cuidado ambiental y desarrollo es por lo demás plenamente coincidente con los objetivos de desarrollo sostenible (“ODS”) adoptados en 2015 por las Naciones Unidas: junto con el Fin de la Pobreza (ODS 1), el Hambre Cero (ODS 2) y el Trabajo Decente y Crecimiento Económico (ODS 8), se incluyen la Acción por el Clima (ODS 13), el cuidado de la Vida Submarina (ODS 14) y el de la Vida de los Ecosistemas Terrestres (ODS 15).

En cumplimiento de los ODS numerosos países del mundo y de la región –Australia, Canadá, Estados Unidos, Suecia, Chile, Perú, Colombia o Brasil, entre otros– se encuentran a la vanguardia del desarrollo minero mundial, bajo las premisas de que sea una actividad ambientalmente responsable, socialmente beneficiosa y abierta y transparente frente a la sociedad].

Lejos de prohibir o reducir su minería, éstas y otras jurisdicciones procuran aumentarla (ver por caso, la reciente estrategia sobre materias primas de la Unión Europea). No sólo por el desarrollo productivo, económico y social que implica, sino como un modo de colaborar con la sustentabilidad de la industria (ODS 9 y 12) y aún de combatir el cambio climático (ODS 13).

Este doble efecto beneficioso de una minería realizada bajo los postulados del desarrollo sustentable (claramente una manera de “custodiar desarrollando”), aparece como más acuciante en países que –como el nuestro– presentan significativos segmentos de su población con serias dificultades económicas, sino directamente crónicos déficits de derechos sociales y económicos.

En efecto, según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, a 2019 el 32,2% (¡prácticamente un tercio!) de los argentinos se encontraba en situación de inseguridad alimentaria severa y sin acceso a atención médica o a medicamentos.

Más allá entonces de las sin duda loables intenciones de la Conferencia Episcopal Argentina de procurar el consenso y la paz social, cabría concluir que no hay mucho más tiempo que perder.

Volviendo a LS, y específicamente para países en vías de desarrollo, el Papa Francisco señala allí acciones concretas: preservar y conseguir más y mejores fuentes de trabajo (LS 124 y 127), promover el equilibrio en la “distribución de la población sobre el territorio” (LS 50) y, sobre todo, tener como “prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes” (LS 172).

En su faz social, “custodiar desarrollando” exige naturalmente desarrollo, mejora de la calidad de vida y combate a la pobreza.Como dice también la encíclica “…combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza” (LS 139).

Y esto –nos advierte– debe hacerse hoy. No solo debemos preocuparnos y pensar en los pobres del mañana; es indispensable que “…recordemos a los pobres de hoy, que […] no pueden seguir esperando”. (LS 162).

* Consultor Energy Consilium y ex Secretario de Política Minera y Sustentabilidad


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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