Reclamos de seguridad en el largo plazo conviven con incertidumbres ante decisiones del Estado.
DANIEL BOSQUE
Más federal que nunca estuvo la minería argentina la semana que pasó. Mientras se debatía, una vez más, la suerte de esta industria en Chubut, en San Juan el ministro productivo nacional, Matías kulfas, se daba un baño de la actividad escuchando los planteos del sector y dando señales de promoción, incluyendo una subida al complejo Veladero.
Este primer contacto carnal del funcionario estuvo pensado para que conociera de cerca las vicisitudes, no sólo geológicas y metalúrgicas, sino también las relacionadas con la Argentina de siempre y las de la pandemia de estos tiempos.
Justo en San Juan, dónde a pesar de su potencial aurífero y argentífero se espera con ansiedad el despertar del cobre, con la presentación del informe de impacto ambiental o socio ambiental de Josemaría, cuya declaración o permiso gubernamental o DIA debería estar lista para antes de fin de año.
El Grupo Lundin, dueño del proyecto que estima invertir US$ 3.000 millones, el CAPEX más importante jamás realizado por una metalíferaa en el país, a coro con la red de servicios mineros, con el aval de las autoridades provinciales, viene remachando el pedido de un marco estable de inversión para el largo plazo. En la Argentina, esto es algo así como una promesa de fidelidad eterna al pie del altar.
La Ley 24.196, de Inversiones Mineras y sus estabilidades ha sido tan manoseada como la Constitución Argentina o la división de poderes que este fin de semana volvió a cuestionar el propio Alberto Fernández, pero la minería persiste porque los recursos y las posibilidades son enormes.
Vamos de a poco pero a paso firme, dice el secretario de Minería Alberto Hensel, quien recientemente presentó las nuevas retenciones para metales no preciosos, al 3%, abandonando el sistema de cálculo en pesos que inventó el macrismo tardío. Una buena noticia, pero las mineras quieren más garantías, sobre todo cuando escuchan a Cecilia Todesca y ahora a su jefe Alberto decir que las retenciones al agro podrían subir. No quieren enterrar capital y al fin terminar diciendo como Bertold Bretch, "ahora vienen por mí y ya es tarde"
Lundin, que en estas horas sigue con atención la suerte política de Ecuador, donde tiene su gran mina Fruta del Norte, reconoce que la tranquilizaría que en el protocolo ad hoc estén todos los aspectos contemplados para el tiempo largo de la mina, más de 11 años. Como regalías, cánones, fondos especiales, etc.
No es la única, lo mismo ocurre con Agua Rica, cuya flamante minera, Mara (sigla de Alumbrera + Agua Rica) también procura ponerse a salvo de futuros ramalazos. Uno de los líderes de Yamana Gold, el presidente de la Cámara Minera de San Juan, Mario Hernández, se lo dijo a Kulfas.
Tal vez por aquella sentencia bíbilica de Groucho Marx, que no era argentino, pero advertía que todo amor eterno dura dos meses.
Mientras tanto, en Buenos Aires que hoy no está tan bulliciosa por tanto teletrabajo, pero sigue siendo tensa, ocurrieron cosas. La semana pasada hubo ruido en las redes acerca de las nuevas prácticas de la secretaría de Minería que en los últimos meses se han traducido en unos 100 sumarios, a propósito de del incumplimiento de la información requerida para el cobijo arancelaria de la Ley de Inversiones Mineras.
La Cámara Argentina de Proveedores Mineros (CAPMIN), dio un puntilloso instructivo (ver Documento Especial adjunto) a sus asociados para cumplimentar eficazmente los requerimientos de la mencionada ley.
Fuentes empresariales reconocieron a Mining Press su estado de inquietud, a propósito de las numerosas intimaciones recibidas, y que en un par de casos terminaron en la suspensión del régimen preferencial a proveedores mineros de magnitud.
Del otro lado del mostrador, voces de la autoridad aducen que el nuevo escenario es la consecuencia de la aplicación de la norma pura y dura que exige un conjunto de informaciones a proveedores y operadoras que necesitan importar e invertir.
Las que, según los funcionarios, se venían aportando desde las empresas con alguna dilación. La pandemia y el "papel cero" que promovió la Secretaría de Minería ha automatizado los procesos, explicó la fuente, y eso es lo que permite detectar incumplimientos.
No son explicaciones, hasta donde pudo saber este diario, que terminan de tranquilizar, sobre todo teniendo en cuenta de que serían unos 100 los sumarios iniciados por la nueva automaticidad y de flamantes normativas como la reciente Resolución 26 / 2021.
Pero eso no es lo único que aflige al sector, cuya piel en estos días sintió el sarpullido por la vuelta a la palestra del concepto "Sustitución de Importaciones", palabras de complicada memoria en el primer kirchnerato.
Empresarios que prefieren, como en todos los gobiernos de la Era Ka, el cerrado anonimato, dicen que desde el sector privado, por diversos canales, sugirieron a las autoridades mineras utilizar otros términos para delinear las estrategias y evitar así la inevitable sinapsis con cosas que pasaron en la década pasada.
Pero no fue posible, porque también en los cenáculos oficiales también hay servidumbres hacia perfiles industrialistas nacionales dentro del gobierno nacional, con fluidos vínculos con nucleamientos empresariales que impulsan una mayor participación del Made in Argentina, en la minería.
Por el momento ya está en marcha una mesa técnica multi órganos y sectores para la cadena de valor minera. La cual debería certificar y homologar insumos argentinos para demostrar que pueden reemplazar con calidad y sin espasmos de entregas a repuestos y equipos extranjeros.
- "¿Me aseguras que no vamos a volver a lo de antes?" le dijo un conocido referente el mundo proveedor a un alto cargo de la autoridad minera nacional.
- "Esto no tiene nada que ver. Estamos buscando equilibrio entre los reclamos de competir de la Industria Argentina y lo que necesitan ustedes, no vamos a volver a las resoluciones 12 y 13 de Mayoral y Moreno, pero tampoco alentamos el entra todos del macrismo", fue la respuesta.
Acciones y palabras. Verdad y realidad, como se dice ahora. La minería argentina procura avanzar con las dificultades y posibilidades conocidas, pero también al compás de la idiosincracia nacional, que no necesita ser explicada en esta crónica.
Continuará.