RICARDO ALONSO*
En el norte de la Puna jujeña, en el Departamento de Susques, se encuentra el hermoso volcán de Coranzulí. Al pie del extinto volcán, que todavía conserva aguas termales curativas, se localiza el pueblo homónimo de Coranzulí, un típico paraje puneño.
Justo en la confluencia de dos ríos que drenan desde el sur y el oeste y luego se dirigen juntos al este para dar con sus aguas en la Laguna de Guayatayoc. Son aguas que bajan cargadas de boro y litio, entre otros elementos químicos, ya que desaguan las laderas de varios volcanes en cuyas faldas brotan aguas termales que en el pasado tuvieron una intensa actividad geiseriana o hidro-eruptiva.
Esos géiseres construyeron conos compuestos de travertino y ulexita. Algunos alcanzan gran tamaño y están considerados como los géiseres boratíferos más espectaculares del mundo (sensu Siegfried Muessig). El volcán de Coranzulí estuvo activo entre 10 y 5 millones de años atrás. En algún momento colapsó y formó una caldera volcánica. Una caldera es un gran cráter y dentro de él pueden formarse lagos que son alimentados por aguas termales ricas en boro y es allí donde se originan los depósitos de boratos.
Lo cierto es que, entre 7 y 6 millones de años atrás, se formó un lago al sur del actual pueblo de Coranzulí y se depositaron capas de distintos boratos que fueron sepultadas por sedimentos lacustres y cubiertas por mantos volcánicos ignimbríticos. Los movimientos tectónicos del plegamiento andino deformaron esas capas, doblándolas y rompiéndolas a través de fallas.
Con el tiempo, la erosión exhumó las viejas capas lacustres portadoras de boratos, las que quedaron expuestas en una suave serranía conocida como Loma Blanca. No se sabe con certeza desde cuando son conocidos los boratos de Loma Blanca. Al parecer las costras superficiales de ulexita fueron explotadas desde inicios del siglo XX por los mineros que extraían boratos de los géiseres cercanos en el río Grande de Coranzulí y los transportaban a lomo de animales hasta la vía férrea en la Quebrada de Humahuaca.
En 1968 el sitio fue visitado por el Dr. Cornelius S. Hurlbut (Jr), famoso mineralogista norteamericano de la Universidad de Harvard y el Dr. Lorenzo Aristarain, la máxima autoridad argentina en mineralogía de los boratos. Ellos descubrieron allí un mineral nuevo para la ciencia, compuesto de boro y arsénico, al que dieron el nombre de teruggita, en homenaje al Dr. Mario Teruggi de la Universidad Nacional de La Plata. Publicaron su trabajo en la prestigiosa revista “American Mineralogist”.
Concluyeron equivocadamente que se trataba de un géiser boratífero que había depositado inyoíta en cristales y por encima ulexita maciza y superficial. En la década de 1970 la mina perteneció al Dr. Adolfo García Pinto, quién explotó las capas superficiales de inyoíta.
En 1981 fue visitada por el suscripto en el marco de las investigaciones del “Plan de búsqueda de cuerpos ocultos de boratos” de Boroquímica Samicaf. Allí se comprobó que las capas de inyoíta eran en realidad viejas, de edad Mioceno; y no Pleistoceno, como se había supuesto previamente. En base a la literatura mundial se planteó la importancia del tema ya que en Estados Unidos y Turquía ocurría que por encima y por debajo de las capas de borato de calcio (colemanita, inyoíta), y de capas de ulexita, se encontraba tincal.
En ese entonces la mina fue adquirida por la empresa Industrias Químicas Baradero S.A., de los señores Iglesias, De Rito y Elías de Buenos Aires, que empezó con la explotación de ulexita bajo la dirección técnica de Claudio del Carril. Al profundizar se descubrieron capas de tincal o bórax en cristales crecidos en una arcilla verde oscura, con abundante materia orgánica y arsénico.
Los estudios sobre este hallazgo fueron dados aconocer por el suscripto y colaboradores en la revista internacional “Mineralium Deposita”, anunciando allí el descubrimiento del cuarto yacimiento de tincal en rocas miocenas en el mundo (Alonso, R.N., Helvaci, C., Sureda, R. y Viramonte, J. 1988. A New Tertiary Borax Deposit in the Andes. Mineralium Deposita, 23: 299-305. Springer-Verlag). El interés por el hallazgo llevó a Baradero S.A., a explotar el depósito, casi artesanalmente, lo que hizo hasta la década de 1990.
Sobre la base de las ideas previas y conscientes de que el yacimiento podría ser un depósito de clase mundial, comenzaron a operar en las negociaciones los geólogos Charles Melbye (Colorado, USA) y Héctor Vittone (Buenos Aires) a través de la firma Hexabor.
Desde ese momento el depósito de tincal fue sometido a una larga exploración mediante la perforación de docenas de sondeos profundos de aire reversa llevados a cabo por distintas compañías internacionales asociadas. Finalmente se logró su verdadero dimensionamiento en volumen, tonelaje y leyes de los minerales presentes lo que superó las expectativas.
Fue adquirido entonces por una empresa canadiense de carbón, la Smoky River Minerals, que obtuvo los derechos mineros y comenzó su explotación. Finalmente la propiedad pasó a la empresa Procesadora de Boratos Argentinos (PBA), del Grupo Ferro, que por más de una década fue la encargada de su explotación y el procesamiento de distintos productos bóricos en su planta de la ciudad de Palpalá (Jujuy). En 2012 el yacimiento se vendió a la empresa salteña Viento Blanco.
Mina Loma Blanca se encuentra a escasos 10 km al sur de Coranzulí. Vale aclarar que el bórax o tincal es un borato de sodio hidratado que ocurre en cristales crecidos en el barro de algunos salares actuales de la Puna. El yacimiento Loma Blanca se formó en un antiguo lago que existió en las faldas del volcán Coranzulí hace 7 millones de años.
En ese lago convergieron aguas termales ricas en boro, que en función del clima árido dominante se evaporaron para dar lugar a la precipitación de los boratos. Las sales de boro crecieron como evapocristales aislados, en prismas monoclínicos cortos, en un fango volcánico verde que se fue enterrando lentamente con el correr de miles de años.
De acuerdo con la diferente solubilidad de los elementos químicos se formaron distintos tipos de boratos desde el borde hacia el centro del lago: primero los boratos de calcio (colemanita e inyoíta), luego el borato de calcio y sodio (ulexita) y por último el borato de sodio (bórax o tincal). Este último es el más valioso ya que es soluble en agua caliente y no en ácidos como los demás.
Por ello su proceso de concentración y beneficio es económico y alcanza buen precio en los mercados internacionales. Se lo aprovecha en las industrias de la cerámica, vidriería, farmacéutica, química, fertilizante y un sinfín de otras aplicaciones.
Las fuerzas orogénicas que deformaron los Andes, y las coladas lávicas arrojadas por los volcanes de la región, sepultaron el yacimiento. El mineral se encuentra en algunos puntos a más de 50 m de profundidad y para lograr su explotación fue necesario abrir una mina a cielo abierto.
En definitiva se pasó en etapas de exploración sucesivas de considerarlo un depósito de borato superficial geiseriano de ulexita de escaso valor a un depósito de boratos interestratificados en rocas miocenas de ulexita e inyoíta, y finalmente a un yacimiento de tincal; uno de los cuatro existentes a nivel mundial junto a Kirka (Eskisehir, Turquía), Boron (California, Estados Unidos) y Tincalayu (Salta, Argentina).
O sea que en la Puna Argentina se encuentran dos de los cuatro yacimientos mundiales de bórax o tincal en rocas del periodo Mioceno. Claro que en comparación, sumados Tincalayu y Loma Blanca, son un décimo en volumen del yacimiento turco y norteamericano.
Uno de los problemas de los cristales de bórax es que son muy sensibles y se transforman rápidamente por deshidratación cuando se exponen a la atmósfera. Por otro lado las aguas subterráneas circulantes pueden transformarlos hasta convertirlos en una sustancia carbonática sin ningún valor.
Se formaron así pseudomorfos de calcita según bórax, ulexita según bórax o tincalconita según bórax. El yacimiento fue profundamente afectado y de unas 100 millones de toneladas que debió tener originalmente en base a la distribución geográfica de las capas lacustres fértiles quedó reducido a un quinto de su volumen.
Numerosos geólogos y técnicos mineros trabajaron en este yacimiento desde sus inicios, entre ellos, Mario C. Rojo, Farid Salim, Ricardo Armanini, César Gonzalez-Barry, Carlos Pérez, Luis Moya, Osvaldo Gasparini, Juan A. Meregaglia, entre otros. Es interesante destacar que Loma Blanca se parece mucho en la disposición de sus facies minerales a Kirka en Turquía y Boron en California.
Ellos tres muestran barros volcánicos verdes lacustres donde se depositaron las capas de bórax con una marcada zonación química y mineralógica. Por el contrario es radicalmente distinto de Tincalayu en Salta.
Este último contiene grandes capas de sal y yeso, completamente ausentes en mina Loma Blanca. Como se aprecia, convertir la nada en una mina requiere de muchas décadas de trabajo duro y estudios especiales.
*Doctor en Ciencias Geológicas