MARCELO BONELLI
Martín Guzmán plantea un escenario favorable, siempre que no se extienda la pelea contra el coronavirus. El trío que hizo lobby por las dosis rusas y la negociación para arreglar con Pfizer. Cómo nos ven el FMI y los lobos de Wall Street.
Los funcionarios del Fondo Monetario Internacional están inquietos y preocupados por la tensión política que existe en la coalición que conduce la Casa Rosada. Los últimos cortocircuitos entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández reavivaron dudas en Washington y en el staff del FMI.
En ambos casos, la incertidumbre se centra en una cuestión crucial, que es develar si las internas del Frente de Todos pueden complicar la aplicación de un plan macroeconómico en la Argentina. En otras palabras, que el avance de Cristina impida llevar adelante un plan que equilibre la desbordada economía.
Los auditores del FMI expusieron esta cuestión en sus informes para el board del Fondo Monetario. Ambos delegados de Washington hablaron del tema durante su misión en Buenos Aires. Ocurrió durante reuniones que mantuvieron con funcionarios, gremialistas, empresarios y economistas .
La dupla de tecnócratas había llegado a la Argentina con un informe interno del FMI que alertaba sobre el escenario político en Argentina. Lo elaboró el Departamento de Estrategia Política y Evaluaciones del FMI.
Cubeddu –por eso- fue directo en la larga reunión que mantuvo con el ministro de Interior Eduardo Wado De Pedro. Duró tres horas.
Luis Cubeddu y Julie Kozack, enviados del FMI, con el ministro de Economía Martín Guzmán. Foto: AFP
La delegación del FMI concurrió a la Casa Rosada, pero el diálogo fue virtual, por Zoom. El ministro estaba aislado preventivamente por haber tenido contacto con una persona con coronavirus.
Cubeddu preguntó: “¿Cuál es la solidez de la coalición que gobierna?”. Kozack, un día después, insistió con idéntica cantinela frente a Sergio Massa. De Pedro y Massa dieron la misma respuesta respuesta. Dijeron que el Frente de Todos iba a acompañar los acuerdos de la Casa Rosada con Kristalina Georgieva.
Pero Cubeddu no volvió convencido a Washington. En sus “papers” para la cúpula del FMI, planteó las dudas que existen a causa de las diferencias entre Cristina y Alberto.
Clarín consultó en Washington. Allí, un vocero del FMI afirmó: “No vamos hacer comentarios sobre ese delicado tema”. Ahora, la ofensiva de la vicepresidenta contra el gabinete -elegido por el Presidente– encendió las luces de alarma en Washington. También ese clima se vive entre los “lobos” de Wall Street. Los banqueros de Manhattan hablan de internas oficiales e insisten con que el problema en Argentina es de carácter político.
Un informe ultra-secreto del JP Morgan afirma que la coalición del Frente de Todos no funciona bien. Los “lobos” argumentan que Cristina volvió con todo y quiere imponer sus anacrónicas propuestas económicas a Alberto.
El acto en La Plata se armó para mostrar unidad en el Frente. Pero Cristina lo transformó en lo contrario, fue una bomba contra la Casa Rosada.
La vicepresidenta -en su intimidad- insiste que el gobierno es malo y quiere que los funcionarios se radicalicen contra la Corte, los empresarios y los medios de comunicación. Tambien propicia hacer cambios de ministros y ubicar a “gurkas” kirchneristas en áreas claves para llevar adelante la ofensiva.
Cristina –como ya anticipó Clarín– no quiere ajustes de tarifas antes de las elecciones y propicia una vuelta al paupérrimo “Plan Kicillof” que le dejo una “bomba” económica a Mauricio Macri.
El ex presidente -sigue de vacaciones ahora en el Sur- dará batalla este año. Mantiene reuniones con “peronistas republicanos” que lidera Miguel Ángel Piccheto.
Este grupo –muy activo– mantuvo encuentros con una seria de economistas. Entre ellos el propio Domingo Cavallo, quien les dijo que solo la recesión evitará la hiperinflación en el 2021.
Tambien se confirmó que Macri se divorció de Jaime Durán Barba. El ex presidente no soportó criticas del publicista. Lo considera desleal.
Cristina Kirchner y Alberto Fernández, en el acto en La Plata donde la Vicepresidenta fue muy dura con el gabinete.
El destrato público de Cristina al gabinete -por primera vez- enojó y provocó la reacción de muchos ministros. Gabriel Katopodis, Felipe Solá, Matías Kulfas y otros albertistas cuestionaron por injusto e inoportuno el látigo de Cristina.
En privado los ministros le critican a la Vicepresidenta que haya arruinado el acto de unidad y con sus dichos desgastado la imagen del Presidente.
Pero los ministros ofendidos tampoco pueden refutar un problema de fondo que expuso Cristina: el Gabinete deja mucho que desear y, salvo un puñado de funcionarios, la mayoría esta pintado.
La Vice, además, con sus reclamos provocó otro trastorno porque frenó los cambios que Alberto ya tenía previsto hacer en su equipo de colaboradores. En la cabeza del Presidente estaba un relanzamiento de la Casa Rosada.
El problema, también, es que Alberto y Cristina no comparten a qué ministros desplazar. Alberto evalúa la situación de Tristán Bauer, Felipe Solá, y Luis Basterra.
Cristina ataca al círculo íntimo del Presidente: Marcela Losardo, Nicolás Trotta, Claudio Moroni, Matías Kulfas y Sabrina Frederic.
Toda esta polémica se genera cuando ya existe un debate fuerte en el gabinete económico-social. Martín Guzmán quiere mantener a raya los subsidios y un sector reclama más fondos públicos para enfrentar la crisis. Acusan a Guzmán de querer hacer magia.
La cuestión derivó en fuertes cruces en la última reunión. El Presidente, al final, ingresó al encuentro y tuvo que intervenir para calmar los caldeados ánimos. La discusión más “power” la tuvo Kulfas con Jorge Ferraresi. El ex intendente de Avellaneda y hoy ministro de Hábitat le reprochó a Kulfas su demora en definir los subsidios para los créditos UVA.
Ferraresi enfatizó a los gritos que es él el que tiene que "poner la cara". Más calmo, Guzmán insiste en un diagnóstico optimista: promete un escenario económico favorable para ganar las elecciones 2021.
En el Palacio de Hacienda se afirma que la economía va a mejorar por cinco cuestiones:
- La política de Biden de devaluar el dólar.
- Aumento de los commodities, aún mayores a los actuales.
- Dólar local quieto por acuerdo con FMI.
- Recomposición de salarios y jubilaciones .
- Escenario sin Covid y rebote económico.
El diagnóstico tiene puntos por lo menos endebles. El rebote en los contagios y la tardanza de la vacuna pueden hacer naufragar el plan reactivador.
También hay otra cuestión: los “lobos” de Manhattan prevén mayor inflación y movimientos en el mercado cambiario en febrero si Argentina no concreta un ajuste fiscal.
Varios expertos sanitaristas refuerzan una cuestión. Los plazos de vacunación no se van a cumplir y la lucha contra el coronavirus se va a alargar en Argentina. Dicen que será por lo menos un bimestre más.
Existe ahora una guerra entre los laboratorios internacionales que pelean por lo insumos para fabricar el antídoto y eso podría demorar el abastecimiento en todo el mundo no desarrollado.
La Casa Rosada pretende superar el traspié que sufrió con la vacuna Sputnik V. Putin dejó en off side a sus defensores locales. Axel Kicillof, Cecilia Nicolini y el chileno Marco Enríquez-Ominami conformaron el trío de influyentes que hizo “lobby” en Olivos a favor de Rusia. Tuvieron apoyo de Cristina.
Los tres trataron desembarazarse de su responsabilidad cuando las cosas se complicaron. Ahora llegó el primer avión, pero aún persisten las dudas sobre el abastecimiento posterior. Rusia estaría complicado para enviar 10 millones de dosis durante enero.
La vacuna de Pfizer fue la primera en aplicarse en el mundo. Foto: AP
Nicolás Vaquer -titular de Pfizer Argentina- tendría una negociación avanzada y secreta con Ginés González García. Ambos quieren reflotar y cerrar un acuerdo de suministro. El ministro de Salud siempre pidió cautela y puso paños fríos a la aventura de Moscú.
Vaquer habló directamente del tema con Albert Bourla, CEO de la multinacional con sede en New York. Habría voluntad de cerrar. También el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, interviene en la gestión. Hasta ahora la Casa Blanca tiene una actitud indiferente y prescindente. Donald Trump, en sus últimos días como presidente, está empecinado con que los laboratorios abastezcan primero a Estados Unidos.
La cuestión es crucial para Alberto Fernández. La prioridad es la cuestión sanitaria. Pero el Presidente se juega otro partido crucial: sin vacuna no habrá reactivación segura y eso pondría en jaque el año electoral