Dependiendo de la formación se establece un un rango general desde 5000 m3 a 50.000 m3 de agua, por pozo por única vez
La utilización de agua es un tema muy importante en la explotación de recursos no convencionales ya que con ella se ejerce la fuerza necesaria para reabrir las fisuras generadas por la naturaleza y dejar allí un agente de sostén (la arena), que impedirá que vuelvan a cerrarse. De esa forma, se generan vías por donde pueden fluir el petróleo y el gas.
En la actualidad, el único lugar en donde se están realizando pozos para extracción de shale gas y shale oil es la Cuenca Neuquina. En la provincia de Neuquén las regulaciones sólo permiten tomar agua de recursos superficiales (lagos y ríos), y en ningún caso de acuíferos de agua dulce. En algunos casos excepcionales se autoriza el abastecimiento desde acuíferos de aguas con alto contenido de sal.
La cantidad de agua necesaria es muy variable, ya que depende de las características de la formación que se debe estimular, del tipo de pozo (horizontal o vertical) y del número de etapas de fractura. Es posible hablar de un rango que va desde 5000 m3 a 50.000 m3 de agua, por pozo, por única vez.
En un comienzo, y dado el excepcional espesor de la formación Vaca Muerta, se intentó hacer un desarrollo en base a pozos verticales, con 5 etapas de fractura. Estos pozos insumían alrededor de 4000 a 5000 m3 de agua, por pozo. Es el equivalente a aproximado de una piscina olímpica.
Sin embargo, la tendencia hoy es a hacer pozos horizontales, en lugar de verticales, y mucho más extensos, con mayor cantidad de etapas de fractura. Son pozos que pueden medir alrededor de 3000 metros de sección horizontal, con entre 30 y 40 etapas de fractura.
El uso de agua, en estos casos, se ubica en el rango de los 30.000 m3 a 50.000 m3. Pero la productividad de estos pozos, equivale a la de varios pozos más pequeños.
Como regla general, se puede decir que en el caso del shale, se puede calcular entre 1000 m3 y 1200 m3 de agua por etapa de fractura. En el caso del tight, alrededor de 400 m3 de agua por etapa de fractura.
Ahora bien, ¿en qué medida la realización de miles de pozos podría comprometer el recurso hídrico? La primera respuesta es que mucho depende de la disponibilidad de ese recurso.
El Ministerio de Energía de Neuquén, por ejemplo, publicó un trabajo en el que considera un desarrollo de 500 pozos por año, con un consumo de 20.000 m3 de agua por pozo. En ese caso, la demanda equivaldría a, apenas, el 0,11% del recurso hídrico provincial, muy por debajo de otros usos, como el riego, el industrial y el poblacional. Hoy, algunos pozos utilizan más que 20.000 m3 de agua, es cierto. Pero lejos se está aún de alcanzar niveles de 500 pozos al año. Como sea, aún si Vaca Muerta se explotara intensamente, el requerimiento sería mucho menor al 1 por ciento del recurso hídrico provincial.
Los recientes avances tecnológicos, que ya se registran en nuestro país, apuntan, además, a un uso cada vez más eficiente del agua y a la utilización del agua de retorno en nuevas estimulaciones, lo que disminuye el requerimiento de agua fresca.
Es decir que la explotación de shale no pone en riesgo el recurso hídrico en la Cuenca Neuquina.