LUIS FERNANDO OCHOA*
Este 2020 es un año atípico en cuanto a la demanda por lubricantes en el sector minero. Como se puede inferir, ha ocurrido una afectación producto de la crisis económica que trajo consigo –a escala global– la pandemia del COVID-19.
La caída más notable se dio en mayo, aunque en abril el sector había mostrado algunos signos de recuperación. La idea –o por lo menos la idea mayoritaria entre los distintos ‘stakeholders’ de este rubro– es que para finales de este año ya podamos contar con los mismos números con los que esta industria trabajaba a inicios del 2020.
Felizmente, estamos hablando de un insumo esencial para el sector minero. Los lubricantes son claves en esta actividad. Generan un gran impacto en ella. Por eso, las compañías destinan un presupuesto fijo para cubrirlo. Son conscientes de que es un componente de calidad que contribuirá a reducir considerablemente el consumo de combustible, lo que es muy valorado en las explotaciones mineras.
El Perú es un país minero y, además, tiene una geografía muy retadora para cada proyecto extractivo. En ese entorno, es muy importante para las empresas mineras contar con equipos afinados, con los mejores estándares de rendimiento y con altos indicadores de producción que, al mismo tiempo, involucren costos operativos eficientes, lo más posible.
¿Qué implica eso para los productores de lubricantes? La necesidad de desarrollar soluciones que soporten a los motores sobre todo cuando funcionen en escenarios desfavorables: cargas completas, largos periodos de trabajo, ambientes con sílice y con altas temperaturas. Estén en obra, en la mina o realizando movimiento de tierras.
A mayores eficiencias en el proceso extractivo y en el desempeño de las máquinas para minería, mejor panorama para las empresas en un año de crisis como el actual, destaca Ochoa.
Aquí es donde entra a tallar un factor fundamental para la industria: hacer un buen análisis del factor TCO. ¿Qué significa? Total Cost Ownership, por sus siglas en inglés. La fórmula con la que se calcula la inversión de una minera en equipos y lubricantes confiables y cuánta eficiencia se consigue con ello a largo plazo.
Saber cuánto reducir el TCO es clave en un contexto que exige el mayor rédito posible a una inversión. Salvaguardar las finanzas de un proyecto que, en su conjunto, y como ocurre en minería, lidia con situaciones imprevistas que impactan en su desempeño. De un adecuado cálculo depende su sostenibilidad.
*Gerente de Minería de Total para Perú, Venezuela, Colombia, Ecuador y Chile
Miguel Cardozo*
IIMP
Tras una semana de debate y análisis sobre la relevancia del sector minero en nuestro país, es importante parafrasear lo dicho por la ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta Alva, en su presentación al final del I Congreso de Competitividad Minera y Sostenibilidad Social. Ella dijo, “Es importante que haya predictibilidad para las empresas y también lo es que los ciudadanos sientan que la actividad minera realmente mejora su vida de manera significativa”.
De igual manera, el titular del Ministerio de Energía y Minas, Miguel Incháustegui, resaltó la urgencia de promocionar las inversiones en exploración minera, el punto de partida para que en el futuro el Perú tenga otros grandes proyectos como Quellaveco, Antamina, Toromocho, Michiquillay, Cerro Verde, Mina Justa, Tía María, entre otros.
También se debe destacar que aquellas posturas políticas que en ciertos momentos han mostraron un punto de vista contrario a la inversión minera, vengan aceptando que la minería es la actividad que nos permitirá lograr la recuperación económica post-pandemia y el crecimiento de nuestra economía más adelante.
Por otro lado, Macroconsult ha reiterado que, en cuanto a la competitividad, el Perú está en la primera línea mundial en cuanto a potencial geológico; vale decir, reservas y producción; sin embargo, en los aspectos institucionales como regulación y procedimientos, se encuentra muy rezagado.
Por su lado, el Coordinador Regional Latam de Industrias Extractivas del Banco Mundial, Javier Aguilar, enfatizó la importancia del desarrollo territorial como instrumento para mejorar la relación de los grandes proyectos mineros con el entorno en el que estos se desenvuelven.
Por su parte, Gonzalo Tamayo y Roxana Barrantes, integrantes de la Comisión para el Desarrollo Minero Sostenible, resaltaron la necesidad de tener una política de Estado para la exploración y el desarrollo de la minería en el país, a fin de poner en valor nuestro envidiable potencial minero. En ese sentido, necesitamos una política nacional que plantee el desarrollo de la minería en el largo plazo y su rol en la descentralización, así como generadora de recursos fiscales.
Notamos pues, que el diálogo viene fluyendo hacia un enfoque territorial y una visión de largo plazo. La pandemia nos ha hecho tomar conciencia de nuestras limitaciones para avanzar como país y desarrollarnos en una forma acelerada, inclusiva y sostenible. Actualmente, el consenso nos exige asumir como peruanos una mirada común hacia el futuro, que nos integre y nos permita encontrar soluciones a las diferencias que nos impiden avanzar juntos hacia la prosperidad que esperamos todos los peruanos.
Desde el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, hemos puesto la primera piedra para construir una agenda que promocione la competitividad y la sostenibilidad del país de la mano del sector minero dentro de una estructura productiva crecientemente diversificada.
*Vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú