De acuerdo con estadísticas del BCR, el riesgo-país subió de 1,54 puntos porcentuales
Ante la fuerte contracción de la economía peruana –caída de 30,2% en el segundo trimestre– debido a las medidas para contener el avance del COVID-19, existe preocupación razonable sobre la fortaleza del país en los mercados internacionales.
Pese a ello, ciertos indicadores de sostenibilidad financiera se muestran estables: el riesgo-país se mantiene entre los más bajos de la región, mientras que las calificaciones de deuda soberana del Perú solo están detrás de Chile. Para mantener las condiciones crediticias del Perú y lograr una recuperación económica robusta, garantizar la estabilidad macroeconómica será fundamental.
La fortaleza financiera de una economía se puede medir según la percepción de corto y largo plazo de los mercados internacionales. En el primer caso, un indicador por observar es el riesgo-país, el cual se calcula diariamente como la diferencia entre el rendimiento de los bonos de corto plazo del Tesoro de EE.UU. –considerados de menor riesgo– y aquel de los instrumentos de deuda soberana de otros países. Este indicador incide sobre el costo del financiamiento del sector privado, ya que ninguna empresa es considerada menos riesgosa que el país en el que opera.
Con el estallido de la pandemia, el riesgo-país de las economías de Latinoamérica tuvo un rápido incremento entre marzo y abril del presente año. El Perú no fue excepción: de acuerdo con estadísticas del BCR, el riesgo-país subió de 1,54 puntos porcentuales (pp.) a 3,72 pp. –su máximo en el año– entre el 2 y 23 marzo.
Las finanzas peruanas bajo la lupa. (Infografía: El Comercio)
Ese incremento respondía a la incertidumbre acerca de la solidez fiscal que tendrían los países para enfrentar esta pandemia. Sin embargo, desde entonces, la tendencia se ha revertido y, hasta la tercera semana de octubre, el riesgo-país peruano se acerca a sus niveles pre-COVID-19, uno de los más bajos entre las economías de la región.
Esta reversión ha continuado a pesar de la fuerte contracción económica. No obstante, otros indicadores de corto plazo sugieren una menor confianza en la fortaleza macrofinanciera del Perú.
Por ejemplo, en lo que va del año, la depreciación del sol (9%) es la segunda menor entre las monedas de los países de la Alianza del Pacífico. Sin embargo, mientras que las monedas del resto de economías de la alianza se vienen apreciando desde abril, el sol muestra una lenta pero sostenida depreciación, con lo cual el 2 de octubre alcanzó un máximo de 18 años (S/3,62 por dólar). Esta tendencia se debe, en parte, a la incertidumbre sobre la aprobación de diversas medidas potencialmente dañinas para las finanzas nacionales.
Las finanzas peruanas bajo la lupa. (Infografía: El Comercio)
Desde una perspectiva de largo plazo, la calificación crediticia soberana sirve como referencia internacional acerca de la capacidad de pago de un Estado. Las agencias toman en cuenta el nivel del déficit fiscal y las perspectivas de crecimiento, además de elementos monetarios como la cantidad de las reservas internacionales netas (RIN) y la dinámica de la inflación. Adicionalmente, consideran factores institucionales que podrían afectar la sostenibilidad del país en el mediano plazo.
Las calificaciones crediticias del Perú son las segundas mejores de la región, por detrás de Chile. Esto se explica por los sólidos fundamentos macroeconómicos que ha mantenido el país durante dos décadas y que se han sostenido a lo largo de diversos gobiernos.
A pesar de esto, vale notar que, de acuerdo con proyecciones del MEF, la deuda del país se incrementaría de 26,8% del PBI en el 2019 a 38% en el 2021. Ante ello, el Consejo Fiscal advierte que “una carga de intereses elevada restaría espacio para gasto no financiero al tener que destinar más recursos al pago de obligaciones financieras”.
En paralelo, la caída de ingresos tributarios y las medidas para mitigar la crisis económica han incrementado fuertemente el déficit. El MEF estima que este alcance un 10,7% del PBI en el 2020, con una consolidación gradual en los próximos años hasta lograr 1% en el 2026.
Hasta octubre, las perspectivas de la deuda soberana peruana se han mantenido estables según las principales agencias. Las calificaciones crediticias del Perú no han sido, en su mayoría, modificadas, con excepción de la deuda de largo plazo en moneda local: la agencia Fitch Ratings redujo la calificación crediticia soberana en moneda local de A- a BBB+.
Existen también factores institucionales que pueden afectar la sostenibilidad financiera del Estado. Según Carlos Oliva, exministro de Economía, Chile aún mantiene una mejor calificación crediticia que el Perú debido a una mayor fortaleza institucional, a pesar de que los indicadores macroeconómicos entre ambos países son similares.
Así, la incertidumbre por las medidas económicas impulsadas por el Congreso puede deteriorar aún más la débil institucionalidad del país y sus perspectivas económicas a futuro. “Normas inconstitucionales pueden dañar las cuentas fiscales y reducir el PBI potencial, lo cual afectaría la calificación crediticia del país. Además, las medidas para aumentar la competitividad han perdido prioridad debido a la emergencia sanitaria, lo que tendría un impacto sobre el crecimiento de largo plazo”, mencionó Oliva.