Las 27 empresas que abastecen al mercado tienen un empleo promedio de 60 personas que están paralizadas
JAVIER LEWKOWICZ
El sector del biocombustible está en una situación de alerta roja, con parálisis de las plantas de biodiesel y zona de riesgo en el caso del bioetanol. La crisis, que afecta la fuente de trabajo de miles de personas, se basa en varios factores, entre los que se destacan el congelamiento de los precios de los biocombustibles desde diciembre del año pasado, la falta de gestión en materia energética a nivel nacional y la caída de la demanda a causa de la pandemia. Hay miles de personas cuya fuente laboral está en riesgo en un sector heterogéneo, en donde hay fuerte presencia de pymes y cooperativas junto a grandes cerealeras y conglomerados azucareros.
Los biocombustibles se obtienen a partir de biomasa vegetal o animal. En el país, los más difundidos son el biodiesel, que se produce en base al aceite de soja, y el bioetanol (a partir del maíz o caña de azúcar). Permiten industrializar la cosecha, con impacto de empleo calificado positivo en economías regionales y arrojan un saldo positivo en términos de divisas. El sector nació y creció fuertemente de la mano de la ley estímulo de 2006, que diseñó un esquema de pymes para abastecer el mercado interno junto a grandes empresas exportadoras. El biodiesel se utiliza para cortar el gasoil, mientras que con el bioetanol se cortan las naftas.
En la Argentina hay unas 35 fábricas de biodiesel y 24 plantas de bioetanol. Se calcula que en total, el sector de los biocombustibles emplea a más de 10 mil personas en forma directa. Las plantas de biodiesel se ubican en la provincia de Buenos Aires, la zona del sur de Santa Fe y Entre Ríos, también en San Luis y Santiago del Estero, el bioetanol en base a maíz se ubica en el centro de Córdoba y en base a caña de azúcar, en Tucumán, Salta y Jujuy.
Tanto en el caso del biodiesel como del bioetanol, los precios de venta están regulados por el Estado y se encuentran congelados desde diciembre del año pasado. En el mismo período, los costos para la producción de biocombustible subieron porque están atados al dólar, tanto en el caso del maíz y del aceite de soja como en el del metanol y metilato entre otros insumos.
“Las 27 empresas de biodiesel que abastecen al mercado tienen un empleo promedio de unas 60 personas y están paralizadas desde el mes pasado”, indicó a este diario Víctor Castro, director ejecutivo de la Cámara de Biocombustibles. De hecho, las petroleras prácticamente no están incorporando biodiesel al gasoil. En otra situación están el puñado de empresas que exportan biodiesel, varias de ellas grandes cerealeras, que tienen más espalda y un negocio diversificado para soportar la caída a la mitad de las exportaciones.
“En la provincia de Buenos Aires unos 500 trabajadores de ocho plantas firmamos un acuerdo por el cual todos los trabajadores están suspendidos y cobrando el 70 por ciento del sueldo. Para el mes que viene, no se sabe qué va a pasar. Las empresas no producen porque van a pérdida y las grandes refinerías no compran”, explicó a Página/12 Pedro Milla, titular de la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles.
En Santa Fe, la situación es todavía peor. "La ley de 2006 permitió la generación de empleo industrial en muchos pueblitos, en plantas que vendían tres o cuatro camiones diarios, unas 25 personas por planta. El biodiesel se puede hacer en base a aceite de palma, en base a algas o grasas. Acá tenemos soja, los pueblos están rodeados de soja. Hay unos 400 trabajadores de plantitas pequeñas que no sabemos cuánto tiempo más podremos seguir, ya se habla de despedir, porque los precios están congelados. YPF nos vende insumos a contado en dólares y le vendemos a plazo en pesos. Los costos superan totalmente el valor de venta, no dan los números. Todos saben de esto pero no hay respuesta", advirtió Rubén Pérez, secretario general del Sindicato de Petróleo, Gas y Biocombustibles de Santa Fe Sur".
En el caso del bioetanol, la situación es algo diferente al biodiesel porque las refinerías no pueden dejar de utilizarlo en la nafta, que de otro modo perdería octanaje. “Las plantas están a media máquina porque además de que el maíz aumentó un 50 por ciento y el precio sigue congelado, a pesar de que las naftas subieron, está la caída de la demanda por la pandemia. Estamos camino a lo que está pasando en el biodiesel”, indica Patrick Adam, director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol. En el bioetanol en base a la caña de azúcar también están con costos por encima de los precios de venta, aunque la acumulación de la cosecha obliga a las empresas a vender.
El abanico empresario detrás del sector de los biocombustibles es muy heterogéneo, ya que va desde medianos emprendimientos con alto impacto relativo en el empleo de los pueblos hasta jugadores globales como Aceitera General Deheza y Bunge, pasando por los grandes ingenios azucareros que producen bioetanol. Enfrente están las petroleras, que históricamente se opusieron a los cortes obligatorios en gasoil y las naftas. En el medio, el gobierno nacional, cuyo referente en materia de energía es Darío Martínez, quien todavía no entró en funciones y fue elegido en reemplazo de Sergio Lanziani, que fue una sombra en el cargo.