La venta de activos improductivos, las fusiones y la compraventa de empresas son alternativas a la hora de la sobrevivencia
PABLO STEFANIDIS*
La pandemia ha signado el 2020. Su rápida expansión a lo largo del mundo ha afectado el normal desenvolvimiento de la vida de las personas, las empresas y las naciones. Los esquemas de producción, distribución y consumo se han visto profundamente alterados.
Ante esta realidad, industrias como las de informática, telecomunicaciones y pagos en línea han debido redoblar sus esfuerzos para apoyar a otras que, para poder mantenerse en funcionamiento, recurrieron a ellas: supermercados, servicios públicos, servicios profesionales, ventas en línea, etc.
Por otro lado, sectores como las fábricas de automotores, indumentaria y muebles han tenido que disminuir significativamente su ritmo de actividad mientras que otros han llegado casi a paralizarse: aeronavegación, turismo, recreación, restaurantes, cafeterías, etc.
Este difícil contexto de la economía internacional y local hace que muchos empresarios se enfrenten a situaciones no imaginadas en el pasado cercano. Algunos, en particular de pequeñas y medianas empresas que no cuentan con respaldo financiero suficiente para soportar la marcada baja en el nivel de actividad, ya han tomado medidas drásticas y cerraron sus puertas. Otros buscan sobrevivir con gran dificultad mientras tratan de hallar soluciones para paliar o remediar los problemas financieros que están enfrentando.
La venta de activos improductivos, las fusiones y la compraventa de empresas son alternativas a considerar a la hora de buscar la sobrevivencia en medio de este desafiante contexto macroeconómico.
La venta de activos físicos en desuso (inmuebles u otros activos) o de activos financieros improductivos (carteras de créditos con dificultades de cobro) constituyen opciones eficientes para obtener fondos a ser destinados a las actividades centrales de las compañías.
La venta de una determinada unidad de negocios para concentrarse en otras actividades específicas puede proporcionarle a una compañía los recursos que aseguren su supervivencia en el largo plazo.
Las fusiones de empresas pueden ser el camino para lograr economías de escala y la consecuente mejora de sus resultados económicos y financieros.
Las empresas en venta, en períodos de crisis como el actual, probablemente tengan cuentas a cobrar morosas, escasez de liquidez y problemas en su estructura de financiamiento. Dada la urgencia de la situación, habitualmente los tiempos de estas transacciones deben acelerarse. Procesos de venta de compañías que en épocas normales pueden llevar seis a nueve meses deberán ser acortados a no más de uno a tres meses.
Debe tenerse en cuenta que las fusiones y adquisiciones requieren la ejecución de un proceso altamente organizado y eficiente. En momentos de crisis, a pesar del poco tiempo del que se dispone, deberá mantenerse en todo momento una fluida comunicación con todas las partes interesadas en el negocio (proveedores, acreedores, clientes, accionistas) a fin de poder lograr una transacción exitosa.
Del lado de los compradores, aquellos que tengan experiencia en una industria determinada y más aún si conocen la empresa a adquirir, tendrán una ventaja estratégica considerando que los plazos para llevar a cabo las diligencias previas a la compra y la concreción de ésta son muy acotados.
Nuestra experiencia nos muestra que ejecutar tempranamente algunas de estas soluciones resulta de utilidad para enfrentar los problemas provocados por la crisis, lográndose así el objetivo de reconducir los negocios y evitar mayores daños económicos para la empresa.
No resolver los problemas a tiempo podría llevar a la compañía a una situación de insolvencia, teniendo que afrontar instancias judiciales, dilaciones, mayores gastos y un eventual perjuicio en su reputación.
*Senior Manager, Deal Advisory, KPMG Argentina