El Gobierno debería descartar un alza de cualquier tipo de impuesto (Impuesto a la Renta, IGV, ISC, etc.) pues afectaría al mercado formal y la recuperación de la economía, indicó ComexPerú.
Si bien la semana pasada la ministra de Economía, María Antonieta Alva, señaló que no se tiene previsto un alza de impuestos, existe preocupación por que esta decisión no se mantenga en los próximos meses.
“Es algo que nos preocupa. Ojalá que se mantenga la decisión de no subir impuestos; debe quedar totalmente descartado para que haya predictibilidad sobre el tema. Un alza lo único que haría sería retrasar la recuperación de la economía”, señaló Jessica Luna, Gerenta General de ComexPerú.
Explicó que un alza de impuestos no se traduciría necesariamente en una mayor recaudación tributaria y, por el contrario, podría afectar al mercado formal y alentar la ilegalidad, según análisis realizado por el Instituto Peruano de Economía (IPE) por encargo de ComexPerú.
De acuerdo con el estudio, elevar los tributos tendría una repercusión negativa principalmente en las empresas formales, que ya enfrentan tasas impositivas moderadamente altas. Si a ello se adicionan los impuestos indirectos, como -entre otros- el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), la carga tributaria se vuelve significativamente gravosa, comparada con otros países.
Jessica Luna, Gerenta General de ComexPerú, indicó que “esta situación restaría competitividad y retrasaría la recuperación de sectores que ya han sido afectados por la coyuntura, poniendo en riesgo la preservación de empleos formales. Incluso, como ya hemos visto en otros sectores de la industria, las inversiones pueden trasladarse a otros mercados más competitivos de la región, golpeando aún más la industria manufacturera formal del Perú”.
“En coyunturas inmediatas como esta, de tanta incertidumbre política y económica, es importante no agregar incertidumbres tributarias. Como mencionó el MEF, a mediano plazo hay muchas cosas que mejorar en la parte tributaria. Pero hoy es una buena política dejar dinero en manos de las familias y las empresas hasta que pase lo peor del temporal “, señaló Diego Macera, Gerente General del IPE.
El Perú requiere de mayores ingresos para responder a las crisis sanitaria y económica causadas por la pandemia de la COVID-19, y la mejor manera de conseguirlos es mejorando la productividad de la economía y expandiendo la base tributaria.
Según ambas instituciones, “existe espacio para lograr ello, principalmente si se toma en cuenta que la presión tributaria no ha variado en 25 años, lo que ha llevado a que los ingresos tributarios en 2019 representen apenas un 14.4% del PBI. En el año 1994 representaban un 13.7% del PBI”.
Los motivos de esta tendencia han sido tener una estructura empresarial concentrada en microempresas (95% de todas las empresas formales) y la informalidad laboral del mercado peruano (apenas un 28% de la PEA son trabajadores formales).
Esta situación ha llevado a que la recaudación tributaria se concentre en un número reducido de contribuyentes. Según datos de la Sunat, solo 280 grandes empresas representaron un 42% de la recaudación total por Impuesto a la Renta (IR) de tercera categoría. Además, la recaudación proviene de muy pocos trabajadores que tributan: se estima que casi toda la recaudación de IR de quinta categoría se obtiene de un 16% de trabajadores.
Las propuestas de reforma tributaria requieren de una visión de largo plazo, por lo que deberían apuntar hacia la ampliación de la base tributaria, reducción de los espacios de incumplimiento, así como reducir la dependencia de la recaudación total sobre los impuestos indirectos como son el IGV y el ISC.
En el caso específico de un alza del ISC, el análisis señala que, dado el eventual impacto en el precio, se motivaría a que el consumidor busque productos sustitutos en el mercado informal o ilegal, con una consecuente mayor afectación a su salud.
De acuerdo con los resultados del análisis, al existir una influencia directa en los precios de la industria formal de bebidas alcohólicas, por ejemplo, estos podrían ser sustituidos por bebidas con mayor grado alcohólico, cuyos precios no han sido afectados o, incluso, por bebidas ilegales por ser más baratas, favoreciendo el mercado negro de bebidas alcohólicas y afectando la salud de la población.
Además, se identificó que los precios finales al consumidor de la cerveza, el vino y el whisky en el Perú -de por sí- son de los más altos de la región, debido a su alta carga tributaria. Al respecto, Euromonitor International indica que un litro de alcohol legal es 1.33 veces más caro que uno ilegal.
Finalmente, se señala que agregar una nueva alza del ISC significarían dos reformas de ese impuesto en menos de dos años, lo que sugeriría un uso poco predecible de las herramientas de política tributaria y generaría desincentivos a la inversión.