El Gobierno de Mendoza diseñó un plan de reactivación al comienzo de la cuarentena por la pandemia de COVID-19, ante el escenario de la caída en el consumo y el derrumbe del barril de crudo y el plan incluye inspecciones que ya se pusieron en marcha.
Las dos primeras constataron que los yacimientos siguen operando casi con normalidad. Se hicieron en Piedras Coloradas y Cacheuta, operados por Sinopec y en Chañares Herrados, el área que se licitará en setiembre.
“Los tres están operando casi con normalidad. Piedras Coloradas está produciendo 150 metros cúbicos por día, al igual que Chañares Herrados”, señaló el director de Hidrocarburos de Mendoza, Estanislao Schilardi.
Las inspecciones, que continuarán durante todo el año, tienen además como objetivo verificar el estado de las instalaciones, los procesos operativos, la seguridad, las inversiones en el campo y el cumplimiento de las leyes medioambientales.
“La buena noticia es que los pozos, a pesar del parate, no presentaron daños graves”, resaltó el funcionario.
Las inspecciones se suman al plan de digitalización, recopilación y sistematización de toda la información de carácter petrolera de Mendoza. Se lleva adelante con la ayuda del Consejo Federal de Inversiones y cuyo objetivo es tener información trasparente y en tiempo real de todos los trabajos de exploración y explotación.
El Gobierno trabaja desde hace meses en la recopilación y sistematización de toda la información y ordena en una sola plataforma los datos como geolocalización de los pozos, identificación, operadores, mensuras, profundidad, tipo de pozo, situación legal, fechas de intervención, estado actual, plazos de concesión, reservas, inspecciones, producción histórica y actual.
Para lograr reactivar el sector petrolero, que es clave en la matriz productiva de Mendoza, el Gobierno de Rodolfo Suárez trabajó en tres frentes: las arduas negociaciones con YPF, que había decidido de forma unilateral dejar de comprar crudo a las operadoras locales; el pedido de aprobación del barril criollo, que estabilizó el precio para las regalías y dio a Mendoza un alivio ante los vaivenes de las guerras comerciales internacionales, y el trabajo conjunto con las operadoras, para que los yacimientos siguieran activos y no se perdieran empleos.
Desde el Ministerio de Economía y Energía, la cartera conducida por Enrique Vaquié se puso en marcha este plan de reactivación desde marzo, cuando la pandemia comenzó a golpear a todos los sectores productivos. Desde entonces se hace un seguimiento semanal con el apoyo pleno y el asesoramiento del Estado.
“Recordemos que YPF dejó de comprar petróleo a las empresas locales en abril”, comentó Schilardi, director de Hidrocarburos. Luego de una nota administrativa y de extensas negociaciones, la Provincia logró que la empresa de bandera volviera a tomar la producción de yacimientos que, si seguían inactivos, corrían el riesgo de perderse.
“Preservar a pymes proveedoras de servicios y los puestos de trabajo del sector petrolero llevó a que negociáramos con YPF mediante notas administrativas para que volviera a comprar a todos los yacimientos. Cuidamos el capital social de Mendoza”, afirmó el ministro Vaquié.
La Empresa Mendocina de Energía logró poner en marcha Calmuco, un yacimiento alejado de la ciudad cabecera de Malargüe que estaba abandonado desde 1994. Ahora extrae gas, se licua en el lugar para obtener gas natural licuado (GNL) y se transporta por un gasoducto virtual (sin red, transportado por camiones).
Esta innovadora tecnología ahorra 50% en costos, emite menos gases de efecto invernadero y optimiza el transporte, conectando puntos extremos del territorio provincial en los cuales no existe infraestructura (gasoductos). De esta manera, Emesa se posiciona como un jugador clave en el sector energético provincial y proyecta a la provincia como líder en innovación en energías limpias.
La Empresa Provincial de Energía Emesa, cuyo accionista mayoritario es el Ministerio de Economía y Energía, logró la integración vertical en la cadena del gas, es decir la explotación de un yacimiento que estaba abandonado, con tecnología para licuar el gas in situ y un gasoducto virtual limpio, es decir mover grandes volúmenes de gas sin utilizar un gasoducto sino transportándolo en camiones y de menor costo que alimenta la Central Térmica de Anchoris, que a su vez produce energía eléctrica capaz de alimentar a 125 mil hogares.
“Esta integración vertical cierra la cadena del gas, porque estamos produciendo a partir de un recurso primario, gas de reservorio, un producto de la canasta energética como electricidad, la que es volcada en la red eléctrica de Mendoza, para llegar al usuario final, esto suma energía a Mendoza”, explicó el presidente de Emesa, Pablo Magistocchi.
Se adecuaron caminos gracias a un convenio con Vialidad provincial, ya que Calmuco queda a 140 kilómetros de la ciudad cabecera del departamento sureño. Además, se acondicionaron válvulas y boca de pozo y se hizo la obra de ingeniería e instalaciones de superficie que permite tratar el gas en el sitio, licuarlo y llevar el gas ya listo en camiones que circulan con GNL, un combustible que reduce costos y es menos contaminante que el gasoil.
El gas se licua gracias a la tecnología cryobox (criogenación: se enfría hasta 160 grados bajo cero, temperatura a la que el metano se licua) y se transporta por el sistema de gasoducto virtual, como un combustible líquido -operado por la empresa Galileo- hasta ahora único en Argentina.
“Se puso en valor un activo en desuso”, afirmó Magistocchi, y resaltó que además se crearon puestos de trabajo. Con este nuevo paso, la empresa mendocina participa íntegramente en la cadena de gas y lo hace de una forma totalmente novedosa y pionera en Argentina.
Todos los proyectos gasíferos y petroleros de la Empresa Mendocina de Energía han logrado autosustentarse e incluso generar ganancias y regalías para el Estado. “Emesa ha dado un salto de crecimiento con sus propias inversiones”, destacó Magistocchi.
Mendoza tiene los primeros camiones de Argentina con GNL encargados de llevar el gas a la central térmica haciendo la ruta Malargüe-Luján de Cuyo. El único surtidor de este combustible, GNL, en Argentina está en Mendoza, en Anchoris.
Se llama “el nuevo combustible de los pesados” y cambia el panorama energético del transporte: el GNL marca un antes y un después en las cargas, ya que permite ahorrar en subsidios al transporte, cuesta la mitad que el gasoil y genera menos contaminación atmosférica y sonora.
Mendoza opera desde 2017 seis camiones de la empresa Andreu con GNL, que se cargan en Anchoris, donde una UTE entre la Empresa Mendocina de Energía y la empresa argentina Galileo puso la primera “estación de carga GNL”.
Los vehículos, seis Scania que emiten menos dióxido de carbono, no producen NOX (óxidos de nitrógeno) ni particulados, han funcionado en rutas con máximo rendimiento, lo que permite proyectar a futuro el sistema para todo tipo de pesados.
Los camiones además ahorran la necesidad de gasoductos. Se encuentran equipados con motores de 9 litros y 5 cilindros y son capaces de generar una potencia 340 hp y un torque de 1.600 Nm.
Dentro del camión, el gas natural licuado es almacenado en dos tanques criogénicos a una temperatura de 163° C bajo cero. Con ambos tanques, se puede lograr una autonomía superior a 1.200 km, igualando a cualquier vehículo con motor diésel.
Con esta apuesta por reactivar los pozos de gas y petróleo, Mendoza se asegura dos beneficios: el aumento de las regalías y el abastecimiento eléctrico para una población en constante crecimiento.
De la mano de estos proyectos, Emesa ha inyectado al sistema más de 150 megavatios de energías limpias, con tres parques solares inaugurados en el Este de Mendoza (Palmira, Junín y Santa Rosa), paneles en edificios públicos emblemáticos y pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, que usan la fuerza del agua de los canales de riego sin contaminar ni los cauces ni el aire.