Dos tomas clandestinas de hidrocarburo fueron localizadas en el municipio de Tepetlaoxtoc, en el Estado de México, por agentes de la Fiscalía Regional de Texcoco, en conjunto con la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), y elementos de la Guardia Nacional y la Policía Municipal.
Las dos tomas fueron resguardadas y canceladas por personal de seguridad física de Petróleos Mexicanos (Pemex). El descubrimiento ocurrió cuando se realizaba un operativo en la zona de ductos de Pemex para combatir el robo de combustible y otros hechos delictivos.
Al trasladarse al poblado de San Pedro Chiautzingo y pasar por la brecha de Gaseoducto fue ubicado el robo de hidrocarburo.
Los servidores públicos continuaron con la movilización y se trasladaron al Barrio La Santísima, en el mismo municipio de Tepetlaoxtoc, donde fue encontrada otra toma clandestina de 24 pulgadas en un ducto que va del complejo Cactus, en Chiapas, a Guadalajara.
La cantidad de petróleo robado disminuyó “drásticamente” en el 2019; sin embargo, el número total de intentos de robo aumentó levemente (Foto: Twitter@FiscalEdomex)
Al lugar también arribaron elementos de seguridad física de Pemex, quienes realizaron las operaciones para cancelar las tomas ilícitas. A partir de los hallazgos se integraron las carpetas de investigación de los casos y se dio parte a las autoridades federales.
Al principio de su administración, Andrés Manuel López Obrador declaró el robo de petróleo, conocido en el país como huachicoleo, como una prioridad de seguridad nacional. Fuerzas fueron desplegadas para vigilar las instalaciones petroleras, se cerraron diversos oleoductos importantes, y se encontraron, rápidamente medios alternativos para transportar la gasolina.
La cantidad de petróleo robado disminuyó “drásticamente” en el 2019. Sin embargo, el número total de intentos de robo aumentó levemente. Pemex informó recientemente que el huachicoleo en el estado de Guanajuato disminuyó en un 96% durante el primer semestre de este año comparado con 2018.
El resultado: una explosión de violencia en la entidad federativa debido a los enfrentamientos entre el Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL) y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y con las autoridades. El estado fue el más violento en todo el país en el 2019 y en el primer semestre de 2020.
José Antonio Yépez, mejor conocido como El Marro y presunto líder criminal del CSRL, fue detenido el pasado 2 de agosto (Foto: EFE/Fiscalía de Justicia del Estado de Guanajuato)
Si bien la estrategia del gobierno contra el CSRL despojó al grupo de gran parte de sus ingresos por robo de petróleo, sus miembros son experimentados huachicoleros que probablemente continuarán drenando los oleoductos, independientemente de si la agrupación continúa existiendo o no
“Quizá los avances en la lucha contra el huachicoleo sean solo temporales, dado que los grupos criminales han perfeccionado sus técnicas. A pesar de las mencionadas disminuciones en el robo de petróleo, el robo de gas licuado de petróleo se ha disparado en el último año. Según la BBC, el CSRL ha participado activamente en el robo de gas, así como en el robo de crudo”, publicó InSight Crime.
José Antonio Yépez, mejor conocido como El Marro y presunto líder criminal del CSRL, fue detenido el pasado 2 de agosto. Pasó de robar camiones de carga a ser la cabeza del cártel y uno de los hombres más buscados por las autoridades del país.
El robo de combustible de los ductos de Pemex fue por años una de las mayores industrias criminales, con un negocio de 65,000 millones de pesos anuales (Foto: Alejandro Rojas/Cuartoscuro.com)
Se sabe que perteneció a la organización criminal de Los Zetas, el cual al haberse fragmentado por la captura de líderes se convirtió en una “célula” que optó por el robo de hidrocarburos en Guanajuato, visitado recientemente por el mandatario mexicano.
En 2008 fue detenido por los delitos de robo y delincuencia organizada, este último considerado delito federal; sin embargo, logró su libertad al poco tiempo por faltas al debido proceso.
Desde entonces acumuló fuerza porque el robo de combustible de los ductos de Pemex fue por años una de las mayores industrias criminales, con un negocio de 65,000 millones de pesos anuales.