La OPEP no tiene otra opción sino adaptarse. La fuerte caída de la demanda de crudo consecuencia de la pandemia y del parón económico no es coyuntural. El bajo consumo se mantendrá por las próximas décadas, en marcado contraste con la perspectiva que el cartel había estimado hace un año. El cambio en el mercado petrolero no es transitorio.
Algunos funcionarios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo ya admiten la posibilidad, impensable hace seis meses, de que la demanda mundial de petróleo no se recupere a los niveles anteriores a la pandemia, según la agencia Reuters. Un realidad que requiere un cambio de estrategia del grupo de productores. Los acuerdos de recortes, que hasta hace poco sirvieron para apuntalar caídas puntuales en los precios, no serán útiles en un escenario de retroceso sostenido de la demanda.
La organización se enfrenta a un ajuste dramático si el consumo entra en una reducción permanente. El grupo necesitará administrar aún más de cerca su cooperación con otros productores, como Rusia, que estará muy necesitado de capital para continuar sus proyectos armamentistas y de dominio geopolítico.
La demanda de crudo para el resto de este año puede caer hasta en 3,7 millones de barriles por día, según el informe de perspectivas publicado por Rystad Energy.
La reapertura progresiva de las economías en Europa y del resto del mundo podría desencadenar un aumento en la demanda de petróleo. Pero los aumentos en el número de casos de coronavirus en otros grandes consumidores de petróleo (como Estados Unidos, Brasil y la India) contrarresten los aumentos europeos.
Rystad considera que cuando una segunda ola provoque bloqueos totales generalizados, la demanda de petróleo no se verá tan obstaculizada como en abril, cuando el virus conmocionó los mercados petroleros. El mundo tiene mejor información y puede implementar bloqueos más específicos y controlar mejor el aumento de las infecciones. “El mundo no puede manejar otra crisis económica”, advierte Rystad.
Rystad pronostica que la demanda de petróleo en 2020 promediaría 89,77 millones de barriles por día. En 2021 sería de de 97,17 millones, todavía por debajo del promedio de 2019 (cercano a los 100 millones). La demanda de petróleo podría recuperarse a finales de 2022, cuando considera la aviación se habrá reactivado por completo.
Al igual que Rystad Energy, la OPEP había revisado a principios de mes la demanda mundial de petróleo en 2020. Apuntó una caída de 8,9 millones de barriles.
Pese a esta perspectiva optimista de recuperación, hay claras señales en la economía global de que la demanda de petróleo podría no recuperarse a los niveles anteriores a la crisis. Por ejemplo, Google está dispuesto a decirles a sus empleados que trabajen desde casa hasta al menos julio de 2021, informó The Wall Street Journal. El plan será válido para casi todos los 200.000 empleados de tiempo completo y contratados de Google en su casa matriz Alphabet matriz.
Esta iniciativa podría impulsar a otros gigantes tecnológicos y compañías de otros sectores a extender su labor desde los hogares y permitir que los empleados trabajen desde casa de manera permanente.
A corto plazo, OPEP enfrenta el reto de administrar el suministro de petróleo durante la crisis. Las medidas de confinamiento y las restricciones en la movilidad generaron una caída de la demanda y de los precios del crudo a niveles históricos. Pero tras el lento regreso a la normalidad y un escenario pospademia, a largo plazo se plantea un nuevo problema para el cartel. Debe aprovechar al máximo su petróleo y obtener la mayor cantidad de ingresos en un mundo en el que el crecimiento de la demanda podría ser mucho menor de lo calculado, incluso cero o, peor aún, negativo.
Una preocupación clave para la OPEP es si la crisis de la COVID-19 ha acelerado significativamente la línea de tiempo de la demanda máxima de petróleo o si ya se ha superado ese pico.
Los altos ejecutivos de la industria no se comprometen a hacer predicciones, pero reconocieron a principios de este año que no se sabe qué hay más allá de esta crisis. También admiten que la demanda de petróleo podría haber alcanzado su punto máximo.
“En general, la demanda de energía y, desde luego, la demanda de movilidad será menor incluso cuando hayamos dejado atrás esta crisis. ¿Significará que nunca se recuperará? Probablemente sea demasiado temprano para decirlo. Pero tendrá un golpe permanente durante años“, dijo el presidente ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, a IHS Markit, en una entrevista a principios de julio.
El presidente ejecutivo de BP, Bernard Looney, tampoco descarta el colapso de la demanda de petróleo. “Mucha gente pregunta sobre el pico del petróleo. La respuesta es que no lo sabemos. Creo que esa es la realidad. Al mirar hacia el futuro, ¿crecerá la demanda de petróleo a un 3%-5% anual durante los próximos 20 o 30 años? No. ¿Que es lo que va a pasar? El crecimiento de la demanda de petróleo probablemente se está desacelerando“, declaró en junio a IHS Markit.
La OPEP, como de costumbre, no expresa públicamente ninguna preocupación sobre la “demanda máxima de petróleo”. Sin embargo, un cambio duradero en los patrones de demanda después de la crisis tendría un fuerte impacto en el cártel y sus miembros, muchos de los cuales dependen en gran medida del petróleo para obtener los ingresos presupuestarios.
En este escenario, puede haber muchas reuniones a puerta cerrada y sesiones de lluvia de ideas sobre qué hacer. Sin embargo, las opciones son pocas. Para la OPEP no se trata ya de trabajar para cambiar la situación a su favor. Ahora es el cártel el que debe cambiar a favor de la nueva realidad. No podrá revertir la caída de la demanda de crudo, sino que tendrá que aprender a vivir con ella.