El pago de los vencimientos de julio costó 16.9 millones
RAÚL FIGUEROA
El tiempo juega en contra: en octubre habrá otro vencimiento, esta vez por 40 millones de dólares, lo que a valores de hoy equivale a más de dos meses completos de lo que entra por la explotación de petróleo en las áreas chubutenses.
Con ingresos que ascenderían a unos 17,5 millones de dólares según la liquidación final con los ajustes correspondientes, el pago de los vencimientos de este mes se llevó 16,9 millones. La diferencia negativa se profundiza si se considera una de las cláusulas del bono colocado en 2016: los vencimientos están garantizados con regalías provenientes de sus áreas petroleras más importantes, lo que representa entre 55 y 60 por ciento de la producción total de la provincia.
Si el Estado provincial no queda todavía en una cesación de pagos, es porque los dólares para el vencimiento de julio se reunieron desde las liquidaciones de junio y mayo.
Siguiendo la proyección, el vencimiento que espera en octubre para cancelar intereses y amortización del BOCADE implica que en agosto deberían reservarse al menos 13 millones de dólares y en septiembre otra suma similar, para llegar a octubre con los 39,7 millones de dólares necesarios, para el nuevo pago trimestral de ese título.
Además, hay otros vencimientos previos: en agosto deben cancelarse 3 millones de dólares del BOPRO y en septiembre otros 5,7 millones de dólares por el BODIC 2. Salvo que el petróleo tuviera un salto positivo de precios, el calendario de pagos refleja que también en los meses siguientes, la provincia no podrá contar con los dólares petroleros para atender sus obligaciones esenciales.
Lo anterior podría atenuarse por dos circunstancias. Una, la mencionada y casi inexistente posibilidad de que el precio del petróleo vuelva a valores cercanos a 60 dólares, como estuvo en enero de este año. En ese mes, la liquidación alcanzó los 32 millones de dólares, mientras que el año pasado promedió casi 31 millones de dólares cada mes.
La liquidación de julio, que mostró una leve mejora respecto de junio y mayo, queda casi 13 millones por debajo del promedio mensual del año pasado.
Esperar una suba de precios del barril de crudo hoy, hasta los 60 dólares, es tan probable como predecir la aparición de una vacuna contra el coronavirus el mes próximo. Es decir, no existe probabilidad por el lado sanitario (aunque nunca hay que descartar una situación de conflicto en Oriente medio, de lo que hay sobradas muestras del efecto inmediato en el mercado petrolero).
El otro resorte para atenuar el impacto de la deuda es lograr la refinanciación, que a juzgar por los tiempos legislativos, no parecería muy cercana. Esto no implica exigir que la autorización para renegociar se apruebe de forma automática, ni dejar de fijar las condiciones necesarias para evitar más penurias al pueblo chubutense; pero si se toma en cuenta la cantidad de meses transcurridos desde mediados del año pasado, cuando el Ejecutivo ingresó el primer pedido de autorización para renegociar, las probabilidades juegan en contra para esperar un resultado concreto en la próxima sesión.
Un camino demasiado largo, para el que no sobra tiempo ni tampoco apoyo, tanto político como social. Con un gobierno partido en dos por la distancia entre el gobernador y su vice, sumado a una tensión social marcada por la desazón de empleados públicos que seguirán sin cobrar sus salarios en tiempo, además del retraso del inasible medio aguinaldo, el interrogante se agranda hasta límites impredecibles.
Un hecho ocurrido en Comodoro el último jueves acaso encierre algunas pistas. La imagen de una auxiliar de educación amenazando con prenderse fuego, en el marco de un reclamo gremial que seguirá sin encontrar la respuesta esperada, acaso sea la metáfora más cruda, pero precisa, de lo que atraviesa hoy (¿o de lo que atravesará?) la provincia de Chubut.