IDAFE MARTÍN
Europa ya sabe que debe acelerar lo máximo posible su transición energética para luchar contra la crisis climática. Para ayudar a que el mundo no se recaliente excesivamente y para no quedarse sin combustibles porque algunos estudios estiman que en 10 años empezará a no poder comprar petróleo en cantidades suficientes porque sus proveedores no podrán venderle todo el que necesita.
Los principales vendedores de petróleo a Europa, como Rusia, Argelia o Angola, empiezan a ver cómo su producción se reduce o está a punto de hacerlo. Un informe del think tank ‘The Shift Project’, asegura que más de la mitad de los abastecedores de petróleo a Europa reducen la producción y que quien más lo hace son Rusia y sus vecinos de la antigua Unión Soviética, a quienes Europa compra el 40% del petróleo que usa. África, de dónde Europa importa el 10% del petróleo que usa, reducirá producción al menos hasta 2030 según ese estudio.
Europa además tendrá más competidores. El estudio explica que mientras la cantidad de petróleo en el mercado se reducirá, su demanda aumentará por un mayor consumo de los países africanos y del sudeste asiático. Mientras en Europa la reducción del consumo de crudo, con las medidas actuales, sería de un 0,5% anual cuando debería ser al menos 10 veces superior. Con sus 13 millones de barriles al día, los 27 países de la Unión Europea, con unos 440 millones de habitantes, importan más que China.
El bloque europeo es el que más riesgos económicos corre de esta situación porque importa más petróleo que China pero también que Estados Unidos, por lo que es más dependiente de suministradores extranjeros. Además, no tiene fuentes propias pues su producción es ínfima con respecto a sus necesidades y porque depende de países cuya producción ya está en declive.
A diferencia de la Unión Europea, China lleva años desarrollando una política exterior y de inversiones que tiene en cuenta asegurar sus suministros petroleros, desde Irán hasta los países del Golfo Pérsico pasando sobre todo por países africanos exportadores de petróleo y donde se podrían aumentar las exploraciones para descubrir más yacimientos.
El informe, que usa datos confidenciales de la industria petrolera a los que tiene acceso ‘Rystad Energy’, una consultora de referencia en el mundo de los hidrocarburos con sede en Noruega, asegura que el “peak” del petróleo que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé para 2025 podría estar a punto de producirse, acelerado además por la crisis del coronavirus.
El texto explica que los petróleos no convencionales (como las arenas bituminosas canadienses o el fracking) no son suficientes para ocupar el lugar que deja la reducción de nuevos descubrimientos de yacimientos de petróleo convencional, que reducen su producción, según ‘Rystad Energy’ a un ritmo anual equivalente al 4% del consumo mundial. Los ritmos potenciales máximos a los que Europa podría reducir su consumo de petróleo son menores que los ritmos a los que se reducirían sus importaciones de petróleo.
El coronavirus hundió el precio del petróleo y las petroleras redujeron hasta casi eliminar sus gastos en exploración y nuevas explotaciones, gastos indispensables para asegurar la producción futura. El informe de ‘The Shift Project’ habla directamente del "invierno del petróleo fácil” por la reducción de la producción en los yacimientos de los que se extrae crudo más fácilmente y de mejor calidad y la falta de inversión. Esa caída de los precios conlleva además que los petróleos no convencionales no sean rentables.
El riesgo que corren las importaciones petroleras europeas se agrava por esa volatilidad de los precios, que se está produciendo desde hace al menos una década y que hace más arriesgadas las inversiones en nuevos yacimientos y por ese auge de demanda en África y Asia.
El informe estima que la eficiencia energética y las primeras políticas contra la crisis climática permiten sólo esa reducción de consumo en Europa equivalente a un 0,5%, por lo que serían necesarias políticas mucho más potentes para multiplicar al menos por 10 el abandono anual del petróleo, antes de que sea demasiado tarde y Europa empiece a quedarse sin oro negro antes de haber hecho una transición energética que no espera completar hasta 2050. El informe anima a Europa a “planificar urgentemente su abandono del petróleo”.
Y además debe tener en cuenta la estabilidad de países vecinos como Argelia o la Libia en guerra, que sin el dinero por la explotación de hidrocarburos perderían la inmensa mayoría de sus ingresos.