El Brent cayó un 7,6% hasta los 38,55 dólares por barril y el WTI corrigió un 8,2% hasta los US$ 36,34
Los futuros de petróleo corrigen con fuerza en esta jornada de jueves ante la incertidumbre económica y el inesperado aumento de inventarios de crudo. Las reservas de petróleo crudo en EEUU han superado los 538 millones de barriles, la cifra más elevada desde que hay registros, allá por 1982, según el Departamento de Energía de EEUU.
Pese al rally que ha experimentado el petróleo crudo desde tocar mínimos de 2002 en abril, los fundamentales del mercado siguen siendo débiles o, al menos, frágiles. La demanda se recupera poco a poco, pero la falta de cumplimiento de algunos miembros de la OPEP con sus recortes y la recuperación de una pequeña parte de la producción en EEUU están aguando la fiesta del cártel tras el acuerdo del pasado fin de semana.
A todo lo anterior hay que sumarle el miedo a una segunda oleada de coronavirus en Occidente cuando finalice el verano. La OCDE presentó este miércoles unas proyecciones económicas muy pesimistas en las que se preveía un desplome del PIB global del 7,6% si había una segunda oleada de Covid-19 en otoño. Sin crecimiento económico, la demanda de crudo estará en entredicho.
"Las predicciones de demanda parecen algo optimistas a la vista de las altas cifras de desempleo y la falta de certeza con respecto a los viajes por avión y barco", aseguran desde Commerzbank en una nota para clientes.
El petróleo de tipo Brent, de referencia en Europa, cayó un 7,6% hasta los 38,55 dólares por barril. Mientras tanto, el West Texas, de referencia en EEUU corrigió un 8,2% hasta los 36,34 dólares por barril.
El aumento de 5,7 millones de barriles en los inventarios ha superado las expectativas de los analistas, que esperaban un descenso. Los inventarios de petróleo han superado los 538 millones de barriles (excluyendo la Reserva Estratégica) en EEUU, tocando máximos históricos. Esto deja entrever que las refinerías aún no están funcionando al máximo de su potencial, que la demanda no se está recuperando tan rápido como se creía y que el petróleo que vuelve del mar a la tierra se suma a los inventarios que publica el Departamento de Energía de EEUU.
Se trata de la tercera semana consecutiva de aumentos en las reservas, lo que incide en el temor a que la recuperación de la demanda tras la pandemia del covid-19 no esté siendo tan intensa como se esperaba.
El aumento en los inventarios también se ha atribuido a un incremento de las importaciones de crudo de Arabia Saudí, que superaron los 1,5 millones de barriles por día (bpd) en el que parece ser un efecto atrasado de la guerra de precios que Riad y Moscú protagonizaron en marzo y abril.
"Este aumento de los inventarios comerciales totales de petróleo ha llevado las reservas a niveles a los de 2017, y de hecho es el nivel más alto desde 1982", comentan desde ING.
Noticias de Israel
Hay muy pocas industrias en el mundo que se hayan visto tan afectadas o que vayan a enfrentarse a tantas consecuencias como la industria del petróleo y el gas en 2020. En un informe reciente, Fitch Ratings pronosticó que las empresas de exploración y producción de petróleo y gas perderían 1.8 billones de dólares en ingresos este año, lo que es seis veces más de lo que el sector minorista va a perder. Pero las consecuencias a largo plazo van a ser aún más devastadoras. Tal vez el cambio más visible que está teniendo lugar en la industria del petróleo y el gas son las drásticas medidas de reducción de costos que están tomando las grandes petroleras.
BP se ha visto obligada a recortar 10.000 puestos de trabajo, o el 15 por ciento de su fuerza de trabajo, mientras intenta controlar los costes en este nuevo entorno de bajo precio del petróleo. Schlumberger ya había recortado los salarios y los puestos de trabajo a finales de marzo, mientras que Shell y Chevron han anunciado planes para reducir su fuerza de trabajo.
Y no es sólo en la fuerza de trabajo donde estamos viendo recortes sin precedentes. La decisión de Shell de recortar sus dividendos por primera vez desde 1945 fue probablemente el mayor indicador del impacto a largo plazo que esta pandemia tendrá en la industria petrolera. Shell y sus colegas petroleros se enorgullecen de pagar dividendos sin importar las condiciones del mercado para mantener felices a sus accionistas. Su decisión de recortar sus dividendos marca un cambio de estrategia que sugiere que la empresa petrolera está ahora decidida a reducir su deuda en el futuro y a centrarse en la sostenibilidad financiera en lugar de limitarse a complacer a los accionistas.
Sigue sin estar claro si la demanda de petróleo volverá alguna vez a los niveles prepandémicos. Desde la destrucción de la industria de la aviación hasta la transformación de la dinámica del lugar de trabajo reduciendo los viajes diarios y las presiones gubernamentales por la energía renovable, la demanda de petróleo está siendo atacada por todos lados debido a COVID-19. Las grandes petroleras parecen haber reconocido este cambio global y están decididas a hacer que sus operaciones sean lo más eficientes y sostenibles posible.
El 2020 se perfila como el año más dramático en la historia de los mercados petroleros, con una década de cambio que parece tener lugar en sólo 365 días.