De aquí a 2030 se necesitaría añadir 3.000 GW de energía.
Las inversiones en energías renovables, sin contar las realizadas en proyectos hidroeléctricos, sumaron 282.200 millones de dólares en 2019, un 1 % más que en el año anterior, según el informe anual del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (UNEP) que también destaca que el pasado año se añadieron 184 GW de capacidad eléctrica limpia.
El informe "Global Trends in Renevable Energy Investment 2020", dado a conocer este miércoles y en el que también han participado Frankfurt School y BloombergNEF, confirma que los compromisos existentes de inversiones en energía renovables de aquí al año 2030 suman alrededor de 1 billón de dólares y crearán 826 GW de capacidad de generación.
Un gigavatio (GW) es similar a la capacidad de un reactor de energía nuclear.
Pero para poder cumplir con los compromisos del Acuerdo de París y limitar el aumento de las temperaturas globales a 2 grados centígrados, los autores del informe señalan que de aquí a 2030 se necesitaría añadir 3.000 GW de energía.
Ulf Moslener, profesor en financiación de energía sustentable de Frankfurt School y uno de los autores del informe, declaró a Efe que a pesar de los grandes recursos comprometidos en proyectos de energías renovables para la próxima década, la cifra es muy inferior a lo conseguido durante los pasados 10 años, cuando se comprometieron 2,7 billones de dólares.
"Muchos países han estado ofreciendo objetivos de inversiones en renovables para los próximos 10 años. Las cifras nos muestran que esos compromisos suman alrededor de 1 billón de dólares. Pero es menos ambicioso de lo conseguido en la anterior década y muy inferior a lo necesario para los Acuerdos de París", explicó Moslener.
Pero el informe también constata que el costo de la instalación de energía renovable ha caído a su nivel más bajo, por lo que con la misma inversión se podrá crear más capacidad generadora: con prácticamente la misma inversión en 2018 y 2019, el año pasado se instaló un 12 % más capacidad generadora.
Moslener señaló que el hecho que las inversiones en renovables se hayan situado en el mismo nivel en 2018 y 2019 no tiene que significar que el sector haya alcanzado su techo máximo.
"Puede ser fruto de dos efectos que se solapan el uno al otro. Uno es el continuado descenso de los costes, particularmente en eólica y solar. Y lo segundo es que la inversión no está condicionada por el volumen de dinero disponible, sino por las capacidad necesitadas en los sistemas de todo el mundo", explicó.
Con todos los costos contabilizados, el de la electricidad eólica y solar siguió en descenso gracias a las mejoras tecnológicas, economías de escala y competencia en las subastas de proyectos. De hecho, el costo de la electricidad generada por las nuevas plantas fotovoltaicas en la segunda mitad de 2019 fue un 83 % inferior al de la década anterior.
Estas reducciones están permitiendo lo que Moslener calificó como "un cambio estructural a toda máquina" ya que, según los datos, en 2019 "casi el 80 % de lo que está siendo añadido en términos de capacidad está basado en renovables. Y eso sin contar los grandes proyectos hidroeléctricos".
"Aunque en la capacidad de generación que actualmente está en funcionamiento, la fracción de renovables es más pequeña en términos de inversiones, la mayor parte se está produciendo en renovables", añadió.
El informe destaca que en 2019, España invirtió en energías renovables "más que ningún otro país europeo, la primera vez que lo ha hecho", aunque estuvo cerca en 2007 y 2008.
En el país europeo se invirtieron 8.400 millones de dólares, un 25 % más que en 2018 y la cifra más alta allí desde 2011. Además, el costo por megavatio (MW) de la inversión que se está realizando en España es muy inferior al de la anterior década.
En 2019 se invirtieron 6.000 millones de dólares en energía fotovoltaica mientras que la eólica sumó los restantes 2.400 millones. Y los proyectos fotovoltaicos de menor costo en España están muy por debajo del millón de dólares por megavatio.
Respecto a Latinoamérica, el informe se muestra crítico con las políticas del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador porque a pesar de que en 2019 se invirtieron 4.300 millones de dólares en renovables, "hubo incertidumbre sobre las políticas de energía" del presidente mexicano y "en 2019 no se produjeron nuevas subastas".
El año pasado, Brasil fue el país latinoamericano que más invirtió en renovables, con 6.500 millones de dólares, un 74 % más que en 2018, seguido por Chile, con 4.900 millones de dólares y un 302 % de aumento, y México.
Argentina fue el cuarto país, con 2.000 millones de dólares. pero fue el único de los cuatro principales de la región en el que la inversión cayó, un 18 %, con respecto a 2018, publicó EFE
Se prevé que la nueva capacidad de energía renovable se deteriorará a nivel mundial esta década, justo cuando se necesita más inversión en tecnología limpia para frenar los peores efectos del cambio climático.
Las instalaciones de tecnología como turbinas eólicas y paneles solares caerán aproximadamente 31% en la década de 2020, en comparación con los 10 años anteriores, según una investigación de BloombergNEF para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Centro UNEP de Frankfurt School publicada el miércoles.
Aunque el gasto total en nuevas fuentes renovables totalizará US$1 billón para 2030, este panorama es débil en comparación con los US$2,7 billones de inversión en energía verde en la última década.
“La energía limpia está en una encrucijada en 2020”, dijo Jon Moore, director ejecutivo de BNEF. “La última década fue de gran progreso, pero los objetivos oficiales para 2030 están muy por debajo de lo que se requiere para abordar el cambio climático”.
Un informe histórico de las Naciones Unidas en 2018 indicaba que el mundo debe invertir US$2,4 billones en energía limpia cada año hasta 2035 y reducir el uso de energía con carbón a casi nada para 2050 para así evitar daños catastróficos debidos al cambio climático.
Los compromisos de gasto se traducirán en 826 gigavatios de nueva capacidad de energía renovable no hidroeléctrica para 2030, por debajo de los niveles alcanzados en 2019.
Las cifras, relativamente mediocres, surgen en un momento en que Gobiernos gastan billones de dólares para impulsar las economías tras el impacto del coronavirus. Algunos, como la Unión Europea y Alemania, han priorizado el clima en sus planes.
“Si los Gobiernos aprovechan el precio cada vez más bajo de las energías renovables para priorizar la energía limpia durante la recuperación económica de covid-19, darían un gran paso hacia un mundo natural saludable”, dijo Inger Andersen, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
La energía renovable nunca ha sido más barata. Los costos de la energía solar y eólica han disminuido constantemente en la última década a medida que Gobiernos respaldaron a industrias verdes y los costos de financiamiento disminuyeron.
La inversión en energías renovables se estancó el año pasado cuando China e India desaceleraron su tasa de instalaciones.
Aun así, el porcentaje de generación global a partir de tecnologías renovables aumentó a 13,4% en 2019, desde 12,4% en 2018.
Un área para el crecimiento parece ser la energía eólica marina, que tuvo una inversión de US$29.900 millones el año pasado, el nivel más alto de la historia.
La ganancia de 19% del año anterior fue impulsada por inversiones en mercados más nuevos como China y Francia.
Los parques eólicos en alta mar han estado creciendo en aguas poco profundas y podrían expandirse rápidamente en los próximos años gracias a tecnologías flotantes que abrirían aguas más profundas a la energía renovable, según Bloomberg
El Cronista
JUAN MANUEL COMPTE
Fueron la bandera de la Argentina del futuro. La promesa de una "revolución" -como la de los aviones-, con la que el anterior gobierno no sólo apostaba a que la crisis energética fuera una página del pasado, cambiando la matriz de generación por una de fuentes más limpias sustentables y, además, con el valor agregado de la generación de divisas con la que ola verde inversora tapizaría al país.
"No vamos a parar hasta, en 2025, tener un 20% de la matriz de generación de electricidad en base a energías renovables", se entusiasmaba Mauricio Macri, apenas, un año atrás. Pero dejó la Casa Rosada sin haber podido llevarse el gato al agua, como dirían en España. Por ley, en 2018, debía alcanzarse un 8% de la generación eléctrica total de la Argentina de fuentes renovables. La meta se corrió, ya que, originalmente, la legislación preveía lograrla en 2017. Sin embargo, en 2018, sólo alcanzaron el 2,5% de la demanda, según datos de Cammesa, la administradora del mercado mayorista eléctrico, y el año pasado, cuando debían representar el 12%, apenas, se alcanzó el 6,1%. Recién en el primer bimestre de este año, se superó el 8% Para abril, ya se había crecido al 14%, de acuerdo con Cammesa.
Mucho de ese crecimiento tuvo que ver con el inicio de operación de los proyectos licitados en las rondas RenovAr: 154, por 4991 megawatts (MW) de potencia y que representaron una inversión cercana a los u$s 7500 millones, precisa la estadística oficial. Sin embargo, parafraseando a Macri, "pasaron cosas". Ya no sopla viento a favor y el cambio de ciclo político echó nubes sobre el sector. Alberto Fernández no expresó entusiasmo, al menos, no con la forma con la que su antecesor incentivó a su desarrollo. Una incertidumbre adicional, que potencia otras incógnitas que ya existían en la ecuación financiera de los ejecutivos de la industria, sobre todo, por la dificultad para conseguir las garantías exigidas para los proyectos, que, si bien tienen potencial world class desde lo técnico, no dejan de estar en la Argentina.
Estas dudas son las que reflejó el Renewable Energy Country Attractiveness Index (Recai), que elabora la consultora internacional EY desde el año 2003. El listado, de publicación bianual, clasifica a los 40 principales países en función de su inversión en energías renovables. En ese listado, la Argentina retrocedió casilleros. Cayó del puesto 11 al 18 porque, explicó la Big Four, "el cambio del ciclo político hizo que su agenda de renovables sufra, con proyectos en el pipeline que quedaron en el limbo, debido a la incertidumbre".
Contrasta fuerte con lo visto cuatro años atrás, el país había accedido a la posición 16. "La Argentina completó exitosamente una reciente subasta que vio apuestas por encima de seis veces la capacidad ofrecida", destacó el Recai entonces.
Esto, agregó, "no sorprende, dado el nuevo foco del Gobierno sobre el mercado energético".
Lejos parece estar de cambiar la perspectiva y no sólo por el cambio de prioridades energéticas de la administración local. En su informe de este año, Ben Warren, líder de la práctica de Power & Utilities Corporate Finance de EY a escala global, se pregunta si, tras una crisis humana de la magnitud de la pandemia de coronavirus, los objetivos climáticos pasan (o no) a un segundo plano.
"La energía renovable está destinada a desempeñar un papel central en la recuperación económica posterior al Covid-19. Pero el panorama mundial es mixto", planteó el experto. En su reciente edición, publicada en mayo, el Recai identificó que el Covid-19 tiene une un impacto a corto y mediano plazo. Pero, también, que los impulsores a largo plazo de la inversión en energías renovables siguen siendo fuertes, "lo que hace del sector un refugio más seguro para la inversión".
Por primera vez desde 2016, los Estados Unidos lograron acceder al primer lugar del ranking. "Esto es, en gran parte, debido a una extensión a corto plazo del PTC (N.d.R.: el crédito fiscal a la producción eólica) y un incremento de largo término en la generación eólica costa afuera, con plantas que invertirán u$s 57.000 millones para ampliar la capacidad instalada a 30 GW (gigawatts) para 2030", resaltó el informe.
Desplazó a China, que ahora está en el segundo puesto. Destaca que el crecimiento en renovables del gigante asiático se ralentizó a medida que el Gobierno busca "destetar" de subsidios al mercado, hacia una salida más competitiva. "Esto estuvo acompañado por una demanda reducida, como resultado del Covid-19", indicó. No obstante, las perspectivas para China en materia de renovables continúan siendo optimistas a largo plazo.
Francia pasó del cuarto al tercer lugar y Australia, del quinto al cuarto. El quinto lugar es para Alemania (fue sexto en 2019) y el sexto, para el Reino Unido (era séptimo).
"Si bien los contornos de una economía post pandémica aún no están claros, hay razones para creer que el sector de la energía renovable demostrará ser resiliente", aseveró Warren.
"Ciertamente, la energía renovable no es inmune a la disrupción económica que se está produciendo. Algunos proyectos en construcción están luchando por conseguir equipo. Los equipos de operación y mantenimiento son difíciles de mover. Los precios más bajos de la energía apretarán los márgenes. El colapso de los precios del petróleo planteará preguntas sobre la capacidad de las compañías de petróleo y gas -recientes conversiones a los atractivos de la energía impia- para seguir invirtiendo en el sector", describió.
"Pero es probable que muchos de estos efectos sean a corto plazo. Los fabricantes de China y Europa ya están reiniciando la producción. Las empresas de servicios públicos han trabajado duro para mantener la generación en circunstancias difíciles. Y la demanda de energía se recuperará a medida que las economías vuelvan a trabajar", matizó el experto.
"Ciertamente, los inversores institucionales siguen dirigiendo nuevos fondos al sector", agregó.
"Los inversionistas involucrados siguen confiando en el panorama a largo plazo de la energía limpia. El cambio climático no va a desaparecer. La necesidad, después de la pandemia, de asegurar una mayor resiliencia económica y social trabajará a favor de las fuentes de energía distribuidas, como la eólica y la solar, y las aplicaciones que ofrece el almacenamiento de baterías. Las grandes empresas estarán dispuestas a demostrar que son ciudadanos corporativos responsables, alentándolos a obtener energía limpia".