Una recuperación económica sostenida y los bajos precios del petróleo lleven la demanda mundial de petróleo a donde estaba y más allá
Poco más de un mes ha tardado el precio del petróleo en dar la vuelta por completo a la situación histórica vivida el 20 de abril, cuando el barril West Texas se hundió hasta los -37,63 dólares. La remontada continúa, y las subidas de hoy impulsan al barril de Brent al borde de los 37 dólares, y al West Texas por encima de los 34 dólares.
Las primeras predicciones de los analistas que auguraban la posibilidad de que el petróleo bajara a cero dólares, o incluso a precios negativos, ya fue recibida con incredulidad por gran parte del mercado. Para sorpresa de muchos, un mes después estas previsiones extremas se cumplieron.
El 'crash' histórico del petróleo en EE.UU. del pasado 20 de abril no sólo redujo su precio a cero dólares. En su espiral bajista se hundió por primera vez en la historia a precios negativos, hasta cerrar en -37,63 dólares.
La insostenibilidad de esta situación (pagar 37 dólares por desprenderse de un barril de petróleo), más allá del colapso puntual de los precios coincidiendo con el derrumbe récord de la demanda en abril por el coronavirus y el inminente vencimiento de los futuros, activó una remontada que persiste hasta el día de hoy.
Poco más de un mes después, y tras superar con nota la reválida del nuevo vencimiento de futuros en EE.UU. el petróleo confirma su vuelco. El barril de Brent amplía su escalada hasta alcanzar sus máximos de dos meses y medio, a un paso de los +37 dólares, el precio opuesto a los -37 dólares que alcanzó en EE.UU. en sus mínimos históricos.
La cotización del barril de referencia en Europa supera ya el 100% de subida desde los mínimos que registró hace un mes, cuando se hundió hasta los 16 dólares. Pese a este rally, se mantiene con pérdidas del 45% en lo que va de año.
La cotización del barril tipo WTI, de referencia en EEUU, supera en su remontada los 34 dólares, sus máximos desde hace dos meses y medio.
El mercado del petróleo reduce progresivamente el desequilibrio ocasionado por el parón económico provocado por el coronavirus, y las firmas de inversión apuntalan al alza sus expectativas de recuperación en los precios.
Los analistas de Julius Baer han elevado hoy su previsión sobre el precio del petróleo a tres meses vista. Para entonces estiman ahora que el petróleo podría rondar los 40 dólares. Según la firma suiza de inversión, los temores que el mercado se viera inundado de petróleo se han diluido, gracias tanto a la recuperación de la demanda como a la materialización de los recortes de producción prometidos.
Julius Baer evita un mayor optimismo sobre el rally del precio del petróleo ante el riesgo de una segunda oleada de coronavirus y su impacto sobre la economía mundial y la demanda de crudo.
Los últimos mensajes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a un menor riesgo de una segunda gran oleada de coronavirus, y apuntalan el optimismo que reflejan esta semana los mercados al calor de la progresiva reapertura de las principales economías.
La reanudación de la actividad impulsa la recuperación en la demanda de crudo, que recibirá un impulso adicional en las próximas semanas con los vuelos que volverán a retomar las aerolíneas. El Gobierno ruso estima el exceso de producción actual entre 7 y 12 millones de barriles diarios, y calcula que con los recortes vigentes y el progresivo repunte de la demanda el mercado podría recuperar el equilibrio para el mes de julio.
Los analistas destacan que detrás de la remontada actual en el precio del petróleo está el elevado grado de cumplimiento de los recortes de producción pactados en abril por la denominada OPEP+ (los países de la OPEP más aliados como Rusia). Las últimas cifras del Gobierno de Moscú apuntan a que su producción se ha ajustado prácticamente a los 8,5 millones de barriles diarios fijados en los recortes.
Sin necesidad de ajustarse a unas cuotas establecidas, los recortes han sido más contundentes aún en la industria del 'shale oil'. Los últimos datos apuntan a que las plataformas petrolíferas activas en EEUU se han reducido a nuevos mínimos, 318. El reciente derrumbe de los precios y el exceso de producción impedían obtener rentabilidad con su actividad.
Oil Price
TSVETANA PARASKOVA
El mundo aún no ha visto una demanda máxima de petróleo, dijo el jefe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) a Bloomberg News, esperando que tarde o temprano, el consumo de petróleo volvería a los niveles anteriores a la crisis y se elevaría por encima de eso.
"En ausencia de políticas gubernamentales sólidas, es probable que una recuperación económica sostenida y los bajos precios del petróleo lleven la demanda mundial de petróleo a donde estaba y más allá", dijo a Bloomberg Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE.
La evaluación de Birol de las tendencias de la demanda de petróleo para después de la pandemia y la recesión de COVID-19 podría sonar tranquilizadora para las principales naciones productoras de petróleo que dependen de los ingresos del petróleo para sus presupuestos, así como para las grandes petroleras, algunas de las cuales han expresado su incertidumbre sobre si la demanda de petróleo alguna vez volver a los niveles de 2019.
La pandemia agrega no solo una capa de incertidumbre en la industria petrolera a corto plazo, sino que también crea otro desafío para los próximos años, dijo el presidente ejecutivo de BP, Bernard Looney, al Financial Times en una entrevista publicada a principios de este mes.
"No aumentará la demanda de petróleo. Es más probable que [el petróleo] tenga menos demanda", dijo Looney a FT.
El alto ejecutivo de BP se une a otros CEO de grandes corporaciones petroleras que recientemente expresaron su opinión de que no está garantizado que la demanda mundial de petróleo regrese a sus niveles previos al virus 'normales' de alrededor de 100 millones de barriles por día (bpd).
"No creo que sepamos cómo se desarrollará esto. Ciertamente no lo sé", dijo Looney. "¿Podría ser el pico del petróleo? Posiblemente. No lo descartaría", dijo el director ejecutivo de BP a FT.
El mes pasado, el presidente ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, dijo en la convocatoria de ganancias que la crisis actual es una "crisis de incertidumbre", y no sabemos qué hay al otro lado, ya que la supermayor redujo su dividendo por primera vez. desde la segunda guerra mundial .
Según Birol de la AIE, el aumento del uso de automóviles en lugar del transporte público después de los bloqueos y las bajas ventas de vehículos de pasajeros nuevos significan que la demanda de petróleo para el transporte por carretera al menos se recuperaría más rápido que la demanda de otros usos del petróleo.
El País
IGNACIO FARIZA
El mercado petrolero parece haber dejado atrás lo peor. Tras un vía crucis de demanda por los suelos como consecuencia de los confinamientos, sobreoferta rampante y precios en negativo ante la imposibilidad de almacenar todo lo que se bombeaba y no se consumía, el crudo vuelve a la vida. El barril de brent, el de referencia en Europa, ha regresado esta semana a su nivel previo al inicio de la reclusión en Europa y en Estados Unidos para hacer frente al coronavirus y se sitúa ya claramente por encima de los 30 dólares.
Su par estadounidense, el texas, cabalga también por encima de esa barrera justo un mes después de que un ataque de histeria colectiva en los mercados (aunque con razones de fondo bien fundadas: la capacidad en algunos tanques estaba demasiado cerca de su máximo) llevara a la referencia a terreno negativo por primera vez en la historia. Salvo giro imprevisto en las próximas semanas, ese episodio quedará en la memoria como una demostración más de lo que puede ocurrir cuando la brújula del mercado se desimanta: aunque las fuerzas de la oferta y la demanda seguirán desniveladas unos meses más, nadie espera un regreso a esas cifras.
De repente resulta que no todo era tan negro. La confianza vuelve, poco a poco, a los mercados financieros. “Aunque los datos económicos siguen siendo terribles, lo peor del choque económico ha quedado atrás”, confía Chris Iggo, de AXA Investments. Nadie duda de que no será un camino lineal y de que habrá obstáculos en el camino en los próximos meses: con previsiones de caídas cercanas al doble dígito en el PIB de prácticamente todos los países occidentales a lo largo del año, no se puede esperar mucha tranquilidad. Pero el petróleo va saliendo poco a poco del hoyo. “Es una mezcla de ánimo alcista y fundamentales positivos: hay sólidos vientos de cola, con el tráfico regresando a muchos países a medida que se van aflojando las medidas de confinamiento”, apunta Norbert Rücker, jefe de análisis económico del banco suizo Julius Baer.
Las caídas en el consumo de derivados del petróleo a raíz del coronavirus han sido enormes: del 80% en el queroseno que consumen los aviones, del 50% en la gasolina y del 30% en el gasóleo. No había precedentes de nada similar. Pero poco a poco empiezan a aparecer señales que apuntan a un rebote más cercano de lo esperado por los pronósticos más pesimistas: los atascos han vuelto a las grandes ciudades (para mal de sus habitantes y del medio ambiente) y varios países europeos que daban prácticamente por perdida la temporada turística de verano ahora ven mucho más plausible la reapertura.
“El apoyo en los precios debería continuar, con un mejor estado de ánimo [económico] en las próximas semanas”. Paradójicamente, los valores negativos de hace un mes y los temores al llenazo total de los tanques de almacenamiento —que fue lo que llevó a muchos inversores a deshacerse de unos contratos de entrega que quemaron en las manos durante semanas— está cimentando la senda actual de recuperación: aceleró, explica Rücker, los recortes en la producción de las principales potencias petroleras, favoreciendo paulatinamente una renivelación de la oferta y la demanda. Hasta llegar a ese punto de equilibrio, sin embargo, pasarán meses: solo será posible en el tramo final del año, según los cálculos de la consultora de riesgos Eurasia. Todo, claro, sujeto a que en otoño no llegue una segunda sacudida del virus.
Los tijeretazos ya pactados por los principales actores del mercado sobre la producción tendrán que seguir en los próximos meses para garantizar que este inicio de estabilización del mercado no se quede en un amago. “Los riesgos a la baja sobre la demanda siguen ahí, tanto por la posibilidad de nuevos rebrotes como de una reescalada en la animosidad entre Estados Unidos y China”, apuntan Henning Gloystein y Robert Johnston, de Eurasia.
“Puede que se necesiten más recortes, que probablemente vengan de la liquidación de algunas empresas petroleras o de disrupciones en países inestables cuyos ingresos fiscales dependen en gran medida del crudo”, advierten. Más trabas en el camino: “aunque el petróleo se ha sostenido relativamente bien, nos preocupa un debilitamiento futuro a medida que el comercio global y las cadenas de suministro respondan al deterioro de las condiciones económicas", subraya Bank of America en una nota para clientes.
Los grandes países productores empezaron a ajustar sus bombeos en abril. Un movimiento con un recorrido escaso en lo inmediato (después llegaron los consabidos números negativos al mercado) y que tendrá que continuar en los próximos meses, pero que ha permitido ir poco a poco nivelando fuerzas. Y sin embargo, la sacudida del coronavirus sobre el mercado parece ir más allá de una simple crisis coyuntural: el olimpo petrolero ya ha empezado a dudar incluso de su propio futuro en un horizonte temporal algo más largo. Una de las grandes petroleras mundiales, la británica BP, atisba un pico de consumo de crudo mucho más cercano de lo previsto. Y las renovables siguen su camino firme, ajenas al desplome petrolero, con un efecto sustitución que debe acelerarse si el mundo quiere cumplir con lo pactado en las últimas cumbres climáticas.
La electrificación del parque automovilístico —aunque con un frenazo pasajero por el empeoramiento de las condiciones financieras de los hogares en este complejo 2020— seguirá su curso en cuanto las aguas vuelvan a bajar tranquilas, según auguran los técnicos de BloombergNEF en un estudio publicado este martes. En 2040, según sus cálculos, casi el 60% de los coches que se vendan serán eléctricos, lo que elevará su cuota sobre el total de vehículos en circulación hasta casi la tercera parte.
“Esto tendrá grandes implicaciones para los mercados de petróleo y electricidad”, auguran los economistas de la firma estadounidense de análisis. La electrificación del transporte —una tendencia hasta ahora especialmente reseñable en el caso de las motos— ya está rebajando la demanda global de crudo en alrededor de un millón de barriles por día, una cifra que se multiplicará por más de 17 veces en dos décadas. La contraparte se verá en el mercado eléctrico, que verá aumentar el consumo en más de un 5%. Tras la sacudida del coronavirus, ese será el gran cambio de fondo en el sector.