Después de superar con nota la reválida del primer vencimiento de futuros en EEUU desde el 'crash' histórico de abril, el precio del petróleo frena en seco su escalada y sufre su mayor correctivo en un mes a raíz de las dudas sobre el consumo de crudo en China y las consecuencias de sus fricciones con EEUU.
La última jornada de la semana empaña las dosis de optimismo que había trasladado el mercado del petróleo en las jornadas anteriores, y muy especialmente en una fecha señalada en rojo desde hacía un mes: el 19 de mayo.
El petróleo de EE.UU. no sólo evitó las alertas bajistas que generaba el nuevo vencimiento de futuros. Finalmente logró superar esta reválida con máximos de dos meses, afianzado muy por encima de los 30 dólares. Lejos quedaba el 'shock' provocado un mes antes por el anterior vencimiento de futuros, el de los contratos para entrega en mayo, cuando el barril tipo West Texas llegó a hundirse a precios negativos, hasta los -37 dólares del pasado 20 de abril.
El optimismo derivado de la progresiva reapertura de las principales economías mundiales después del parón por el coronavirus y los recortes de producción de crudo más rápidos de lo esperado da paso hoy a un brusco freno en la escalada del petróleo.
El inicio de la Asamblea Nacional Popular de China ha aportado ya varias sorpresas. Por primera vez no ha facilitado ninguna previsión de PIB para el ejercicio en curso, debido a la elevada incertidumbre generada por el coronavirus. Esta nula visibilidad económica complica las previsiones de demanda de crudo del segundo mayor consumidor de petróleo del mundo.
La incertidumbre sobre la recuperación de la economía china se agrava ante las crecientes tensiones con Estados Unidos. La nueva ley de seguridad anunciada por Pekín sobre Hong Kong podría desatar nuevas represalias si EE.UU. cumple su amenaza de reaccionar a cualquier intento de Pekín de elevar su control sobre la excolonia británica.
El temor a nuevas disputas comerciales entre las dos mayores potencias ensombrece el panorama económico, y por consiguiente, las previsiones de recuperación de la demanda mundial de crudo. Los inversores reaccionan con una notable recogida de los beneficios cosechados en las últimas fechas.
Las desinversiones se traducen en caídas que superan por momentos el 5% en el barril de Brent, su mayor descenso desde finales de abril. El petróleo de referencia en Europa frena su ascenso y se repliega hacia los 34 dólares. En la jornada de ayer llegó a rozar los 37 dólares.
Las caídas son incluso más contundentes en la cotización del barril tipo West Texas, de referencia en EEUU. Los contratos para entrega en julio bajan hasta un 7%, hasta los 31 dólares, frente a los más de 34 dólares que alcanzó ayer.
Los analistas interpretan la decisión china como una advertencia de que el país podría no centrar su plan de recuperación en las infraestructuras (lo que podría reducir la demanda de combustibles), cuando los mercados esperaban justamente lo contrario. Mientras, el Gobierno de Xi Jinping se ha comprometido a emitir un billón de yuanes (140.000 millones de dólares) en bonos del tesoro especiales para apoyar a las empresas y regiones afectadas por la pandemia.
El Ejecutivo chino asegura que seguirá presionando a los bancos para que el crédito fluya a las empresas. China ha controlado en gran medida el brote de coronavirus en su propio suelo, pero los desafíos siguen siendo inmensos. En especial, preocupa el aumento de la presión sobre el empleo, así como las dificultades crecientes para pymes y micropymes y los riesgos renovados en el sector financiero.
A la incertidumbre económica se suman, además, las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, primero a cuenta de los aranceles y ahora también al haberse conocido el plan de Pekín de aprobar la legislación de seguridad nacional en Hong Kong, en un intento por ampliar su control sobre la antigua colonia británica.