Los bancos de inversión de Wall Street vienen contemplando el impacto de la pandemia sobre los activos de la región. Pero día a día ajustan los pronósticos sobre cuánto será la caída del PBI en Latinoamérica y cómo será la recuperación.
Desde JP Morgan, Morgan Stanley hasta Credit Suisse y BofA advierten sobre el tenor de la recesión en la región, y en el caso particular de la Argentina las estimaciones hablan de un caída del PBI de entre 5% y 8%. En las últimas horas se sumó Goldman Sachs, cuyos economistas vislumbran un caída este año del 8,5% y un crecimiento del 3,6% el próximo año. Algo similar para el caso brasileño. En lo que comulgan todos, quizás a modo de rezo, es que recién en la mitad del segundo semestre se verá la recuperación. Detrás de estos pronósticos está la estimación de la duración de la cuarentena y su flexibilización.
Al respecto Goldman señala que “en comparación con nuestra expectativa anterior de que las medidas de distanciamiento social y restricciones a la actividad comenzarían a finales de abril (las restricciones durarían 4-6 semanas), nuestro escenario base ahora supone que la mayor parte de las restricciones físicas sobre la actividad y los protocolos de distanciamiento social permanecerán hasta mayo, y comenzarán a ser disminuido gradualmente hasta junio-julio.
Esta extensión generará un efecto más profundo y duradero en la actividad real”. Agrega además que “una contracción más profunda y prolongada de la actividad aumenta el riesgo de efectos cicatrices, es decir, el riesgo de daños estructurales en el mercado de trabajo y la capacidad productiva de la economía (a través de quiebras), lo que podría retrasar y socavar la recuperación una vez que los brotes virales estén bajo control”.0:00
Respecto de la Argentina, destacan que puso en marcha unos de los más estrictos protocolos de cuarentena y distanciamiento social en toda América Latina, que ahora está flexibilizando, pero “si bien este enfoque estricto ha sido muy eficaz en la contención de la epidemia, ha impuesto un fuerte impacto sobre una economía ya frágil. Los principales indicadores de actividad se desplomaron en marzo y el ritmo de contracción parece haber intensificado desde entonces. A la luz del deterioro sorprendentemente rápido del contexto macro interno y externo, ahora esperamos una contracción del 4% en el I trimestre respecto del anterior y del 10% en el II trimestre antes de montar una recuperación parcial en la segunda mitad del año al normalizarse la salud”.