VICENTE NIEVES
El precio del oro se acerca poco a poco a sus máximos históricos en dólares. Sin embargo, en euros, francos suizos, libras o yenes, el preciado metal ya ha alcanzado cotas históricas. El oro es una materia prima que se siente cómoda en la era de los tipos bajos, los déficits fiscales sin precedentes y las montañas de deuda que se acumulan en los países desarrollados. Los analistas creen que esta crisis podría llevar al precio del oro a superar sus máximos históricos (en dólares) y mucho más. Todo dependerá de cuánto dure la impresión desenfrenada de billetes de la banca central, los tipos de interés cero en EEUU y el elevado tono expansivo de la política fiscal, para contrarrestar el impacto económico del coronavirus.
Entre 2017 y 2018, unos tipos de interés por encima del 2% y una inflación más que controlada (tipos de interés reales positivos), hicieron del oro un activo poco atractivo que llegó a a caer por debajo de los 1.200 dólares por onza. Al fin y al cabo, parecía más provechoso invertir en bonos del Tesoro de EEUU o en otros activos que podían ofrecer un cupón o un dividendo (que no ofrece el oro) sin asumir un riesgo excesivo. Pero ahora las tornas han cambiado de forma notable. Los tipos de interés están cerca de cero o en territorio negativo en buena parte del mundo desarrollado, mientras que las políticas monetarias ultra-expansivas amenazan con erosionar el valor de las monedas y billetes a la par que generan incertidumbre sobre la inflación futuro. Todo ello convierte al oro en un activo tentador para sortear esta incertidumbre generada por la crisis del coronavirus.
"La reanudación de la tendencia a la baja en los tipos de interés reales, que permanecen en territorio negativo, junto con las preocupaciones que rodean la degradación de la moneda fiduciaria, probablemente significa que el precio del oro podría probar a tocar los 2.000 dólares por onza para 2021", aseguran los analistas de TD Securities en una nota para clientes.
Durante el próximo año, con una economía global relativamente recuperada, junto a la descomposición de las cadenas de suministro mundiales tras la crisis del coronavirus, probablemente, los tipos de interés nominales se mantendrán por debajo de la tasa de inflación. "Esto, junto con las presiones de monetización a medida que aumentan con los grandes déficits fiscales en EEUU y en todo el mundo, debería hacer que los inversores elijan el metal precioso como protección", concluyen los expertos de la firma americana.
Los analistas de Morgan Stanley destacan en un informe que los inversores se sienten cómodos con estos activos de reserva dentro de esta era de déficits presupuestarios de récord (partiendo de unos niveles altos de endeudamiento). "Esto a su vez genera preocupaciones a largo plazo sobre el riesgo soberano en Europa, la inflación o la irresponsabilidad fiscal. De hecho, estas preocupaciones de fondo pueden explicar en parte por qué el oro, que es el activo de reserva del mundo, ha alcanzado ya o se acerca a los máximos históricos frente al euro, el yen, la libra esterlina, el franco suizo y el dólar (9% desde un máximo histórico)", señalan los analistas del banco estadounidense en una nota para clientes.
"Esto no se parece en nada a la crisis del dólar que se vaticina cada pocos años en respuesta a la política extremadamente flexible de la Fed o al aumento de los déficits gemelos (por cuenta corriente y fiscal)... En cambio, hay que tomar este movimiento del oro como una señal de erosión de la confianza en el dinero generado por la banco central en general, una tendencia que probablemente continuará hasta que vuelva el crecimiento suficiente para poner la política fiscal en un camino más eficiente".
El oro ha estado cotizando en un pasillo que estrecho que se mueve por encima de los 1.700 dólares por onza troy durante días. El precio apenas se ha movido en las últimas semanas, lo que significa que es probable que en un futuro próximo decida en una dirección u otra, explica Carsten Fritsch, analistas de Commerzbank. "Es mucho más probable que el precio se embarque en una trayectoria ascendente. Gracias al coronavirus, los tipos de interés negativos también parecen estar extendiéndose por todo el mundo. Si esto realmente sucediera, el oro recibiría otro impulso masivo", asegura el experto del banco alemán.
Por su parte, Darwei Kung, director de materias primas en Deutsche Bank, cree que el oro se está s apoyado en el entorno incierto. "Después de que algunos inversores asediados, afectados por la caída de la renta variable, tuvieron que vender oro para satisfacer sus margin call, presionando a la baja los precios del oro, el enfoque ahora está cambiando hacia la mejora de la imagen fundamental del oro. Actualmente, esperamos que el entorno libre de riesgos respalde los precios durante todo el año y esperamos un precio del oro alcance los 1.800 dólares en marzo de 2021".
Sin embargo, el pronóstico más alcista llegó hace unas semanas de la mano de Bank of America Merryll Lynch. En una nota que titulaban 'La Fed no puede imprimir oro' pronosticaban los 3.000 dólares por onza en los próximos 18 meses. "Más allá de los fundamentos tradicionales de la oferta y la demanda de oro, la represión financiera ha vuelto en una escala extraordinaria. Los tipos de interés en EEUU y en la mayoría de las economías del G-10, probablemente, estarán en o por debajo de cero durante un período de tiempo muy largo a medida que los bancos centrales intenten impulsar la inflación por encima de sus objetivos... A medida que los bancos centrales y los gobiernos duplican sus balances y déficits fiscales respectivamente, también hemos decidido aumentar nuestro objetivo de oro para dentro de 18 meses desde los 2.000 dólares hasta los 3.000 dólares". Este objetivo superaría con creces los máximos históricos de esta materia prima.
Unos tipos bajos o negativos en un entorno que puede generar una inflación positiva a medio plazo da a luz lo que conoce como represión financiera (los ahorradores pierden). El oro ha subido alrededor de un 18% desde que comenzarán los grandes programas de estímulo monetario y fiscales a mediados de marzo. En la actualidad cotiza en el entorno de los 1.735 dólares, cada vez más cerca de los 1.900 dólares que tocara en agosto de 2011, que son los máximos históricos del metal precioso.