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NEGOCIOS
Arabia Saudíta: Coronavirus, tronos y guerra petrolera. Avanza sobre BP
ENERNEWS/The Conversation

Las mayores inversiones del Fondo de Inversión Pública incluyen a la petrolera británica y una participación en Boeing

17/05/2020

La ralentización de la economía, tras la aparición del SARS-CoV-2, ha sido una de las razones de este descenso, pero no la única. Detrás está también el conflicto entre dos grandes productores de hidrocarburos que hasta ahora se habían coordinado relativamente bien: Arabia Saudí y Rusia. Pero, ¿para qué había lanzado el mayor productor mundial de crudo una guerra de precios en medio de un mercado ya bajista y en un contexto económico adverso?

La peligrosa estrategia de MBS y Putin

El rey Salmán bin Abdulaziz, con 84 años y una frágil salud, es desde 2015 el jefe de Estado de Arabia Saudí. Pero el gobernador de facto es su séptimo hijo, el príncipe heredero y actual ministro de Defensa Mohamed bin Salán (o MBS), de 34 años y nacido de su tercer matrimonio.

Durante tres años pareció existir una buena sintonía entre MBS y Putin en cuanto a la coordinación de la oferta petrolera. Con esa alianza querían evitar una caída brusca del precio del oro negro porque, aunque Rusia no pertenece a la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), es su principal aliado como productor no-OPEP.

Vladimir Putin. Pixabay

El romance acabó el pasado 6 de marzo en Viena, durante la última reunión de la OPEP, cuando Alexander Novak, ministro ruso de energía, no aceptó los recortes adicionales en la producción propuestos por el país árabe.

Con esta estrategia, los saudíes buscaban reactivar los precios en el contexto de una demanda deprimida por la expansión global del coronavirus –en enero los precios rozaban los 70 dólares por barril–. La respuesta de Riad al desplante ruso fue un sorpresivo aumento de la producción, pasando de los 9,7 millones de barriles diarios a 12,3 millones. Arabia Saudita tiene capacidad ociosa de sobra para tomar una medida tan drástica.

Esta guerra de precios es peligrosa para dos países cuyas economías dependen en gran medida de los ingresos petroleros: si para Rusia han supuesto entre el 50 % y el 70 % del total de sus exportaciones, para Arabia Saudí los porcentajes son de entre el 77% y el 90 % desde 2010 a 2018.

Los recortes de producción ya pasaban factura a la inversión en nuevos proyectos petroleros rusos y fueron criticados por Igor Sechin, director de la petrolera pública rusa Rosneft y amigo de Putin. El gobierno contaba con una mayor entrada de capitales saudíes en su economía a cambio de trabajar juntos en el mercado petrolero internacional. Ahora, una caída tan brusca del precio del crudo puede comprometer las promesas de mayor gasto social con las que Putin buscaba mejorar su mermada popularidad.

Riad, capital de Arabia Saudí. Pixabay

Aumentando la producción petrolera, Arabia Saudí ha castigado la traición de su socio eslavo, pero también ha mostrado su poderío y ha ganado cuota de mercado. Ayudan sus menores costes de extracción de crudo frente a los generados en el adverso clima de las estepas rusas. Pero la caída de precios va a tener un fuerte impacto en las finanzas del reino y en la aplicación de Vision 2030, el programa estrella de MBS para diversificar la economía saudí.

EE.UU., enemigo común

Pese a todo, la ruptura del idilio entre Rusia y Arabia Saudí puede favorecer a ambos, pues la caída del precio del petróleo tendría consecuencias muy negativas en las empresas que han florecido con la revolución del fracking en Estados Unidos.

Dichas compañías no pueden reducir más los costes de extracción, presentan altos niveles de endeudamiento y tienen altas posibilidades de declararse en quiebra y despedir a empleados con precios por debajo de los 54-48 dólares por barril.

La desaparición de esos competidores sería favorable tanto para el gigante eslavo como para la monarquía absoluta árabe, sobre todo en los mercados asiáticos, con más potencial de crecimiento en comparación con Europa o América.

Para contrarrestar este riesgo, el presidente Trump ha anunciado que proporcionará créditos con bajos tipos de interés a las petroleras estadounidenses en dificultades.

Dicho anuncio fue recibido por las empresas afectadas con frialdad: las petroleras más potentes de Texas son defensoras del libre mercado y no quieren rescates condicionados por el gobierno.

Además, el presidente había hecho varias declaraciones en twitter manifestando su deseo de que los precios de la gasolina bajasen para aumentar así sus posibilidades de reelección, tuits que no sentaron nada bien a la industria petrolera americana.

Intrigas palaciegas

Los giros dramáticos son la estrategia de MBS para incrementar su poder y se han convertido ya en una norma no escrita.

El príncipe que parecía impulsar la modernización del país promoviendo los derechos humanos y la diversificación económica, se volvió rana tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, crimen que la CIA atribuye a una orden de MBS, algo que él niega.

Decoración con los monarcas de Arabia Saudí. Pixabay

En la última semana el heredero saudí no sólo ha empezado una peligrosa guerra de precios, sino que también ha mandado a detener a dos príncipes acusados de estar preparando un golpe de Estado. Los acusados son tío y primo de MBS y ambos permanecen retenidos en sus palacios.

Algunos analistas creen que estos arrestos se deben al deterioro de la salud del rey saudí y a que ambos príncipes podrían aspirar al trono.

Algunos medios estadounidenses aseguran que MBS ha puesto bajo arresto domiciliario a su propia madre, contraria a sus planes de seguir acumulando poder.

Estas purgas hacen de MBS el protagonista del Juego de Tronos saudí en la vida real.

 


El fondo de riqueza soberana de Arabia Saudita adquirió participaciones por un valor de al menos US$ 7.700 millones en compañías de 1ra. línea estadounidenses y europeas durante los primeros 3 meses del año, ya que caza activos en forma agresiva y a precios de 'crac' durante la pandemia de coronavirus, detalló el diario Financial Times.

El Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF o Public Investment Fund) fue establecido en 1971 por el Real Decreto M/24 para apoyar proyectos de importancia estratégica para la economía nacional. 

Desde su inicio, el PIF ha sido el principal brazo de inversión del Reino, con un papel importante en la financiación de proyectos vitales en el Reino, incluidos los sectores de refinación de petróleo, fertilizantes, petroquímicos y electricidad. 

Las mayores inversiones del Fondo de Inversión Pública, que está presidido por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, incluyen una participación en BP, empresa de energía del Reino Unido, por un valor de US$ 827,8 millones, y una participación en Boeing, por US$ 713.6 millones a fines de marzo, según un informe regulatorio de USA.

El fondo también ha adquirido acciones en 

+ Facebook,
+ Bank of America, 
+ Citigroup, 
+ Walt Disney, 
+ Marriott, 
+ Pfizer y 
+ Starbucks. 

En julio de 2014, el Consejo de Ministros otorgó la autoridad al PIF de financiar nuevas empresas dentro y fuera del Reino, ya sea de forma independiente o en cooperación con los sectores público y privado, sin la aprobación previa del Consejo. 

En marzo de 2015, la supervisión de PIF pasó del Ministerio de Finanzas al Consejo de Asuntos Económicos y de Desarrollo (CEDA), creado por las fluctuaciones en los precios del petróleo en 2014. Como parte de este proceso, se nombró un nuevo PIF, presidido por Mohammad bin Salman Al Saud, quien expuso su programa Visión 2030 de gobierno, que propone diversificar los recursos del gobierno y la economía y ayudar a desbloquear sectores estratégicos.

Algunas de las nuevas participaciones, incluso en el operador de cruceros Carnival y el promotor de conciertos Live Nation, se habían divulgado públicamente en las anteriores semanas a causa del tamaño de la inversión sobre el total de acciones de cada empresa.

A fines de 2019, las únicas participaciones difundidas del fondo de riqueza soberana fueron su inversión a largo plazo en el grupo Uber y los restos de una apuesta en Tesla, de Elon Musk.

Yasir Rumayyan, el administrador del PIF, dijo en abril que el fondo de US$ 325.000 millones estaba buscando oportunidades activamente, ya que la pandemia de Covid-19 había provocado la caída de los precios de los activos mundiales y dejó a las compañías desesperadas por dinero en efectivo.

El PIF estuvo haciendo inversiones en el extranjero incluso cuando Arabia Saudita enfrenta su peor crisis económica en décadas, con el reino golpeado por los choques gemelos de Covid-19 y el colapso de los precios del petróleo.

El PIF dijo que era un "inversor paciente con un horizonte a largo plazo" y que estaba buscando oportunidades estratégicas "que tienen un gran potencial para generar retornos significativos a largo plazo y beneficiar aún más al pueblo de Arabia Saudita.

"Estas oportunidades incluyen sectores y empresas que están bien posicionadas para impulsar las economías y liderar sectores hacia adelante", dijo en un comunicado.

En verdad, desde 2015, el PIF realiza inversiones de alto perfil, incluida la adquisición de una participación del 38% en Posco Engineering & Construction Co., de Corea del Sur en julio de aquel año, y un fondo considerable con empresas francesas en octubre. 

En octubre de 2016, SoftBank Group anunció que había firmado un memorando de entendimiento con el PIF para crear un SoftBank Vision Fund con sede en Londres que invertiría hasta US$ 45.000 millones durante 5 años en el sector tecnológico. 

En marzo de 2016, se anunció que la propiedad de la petrolera Saudi Aramco sería transferida al PIF y que el Reino buscará cotizar el 5% de las acciones de Aramco en Bolsa, lo que convertiría al PIF en el mayor fondo de riqueza soberana del mundo.

El mayo de 2017, durante el Foro de CEOs de Arabia Saudita y USA, que llevó al presidente Donald Trump a Arabia Saudita, el PIF anunció planes para "invertir US$ 40.000 mmillones en proyectos de infraestructura, principalmente en USA". 

The Blackstone Group., cuyo CEO y fundador, Stephen A. Schwarzman, es uno de los principales partidarios del presidente rump, firmó un memorando no vinculante por el cual el PIF comprometió US$ 20.000 millones al proyecto. 

El 29 de enero de 2019, Arabia Saudita anunció una sociedad anónima cerrada denominada NEOM con US$ 500.000 millones, 100% del PIF, para desarrollar la zona económica de Neom, ciudad transfronteriza en la provincia de Tabuk, cerca del Mar Rojo, Egipto, Israel y Jordania. 

En marzo de 2019, PIF le pagó a una empresa de comunicaciones de Nueva York, Karv Communications, US$ 120.000 al mes para reparar la reputación diplomática dañada de los sauditas después del asesinato de Jamal Khashoggi. 

Ahora, en mayo de 2020, un funcionario saudí de alto rango le dijo al Financial Times en abril que el Reino había establecido un equipo dedicado para analizar "a medio y largo plazo, a la baja y al alza" de la crisis global.

Otros fondos soberanos en el Golfo Pérsico, tal como Mubadala, de Abu Dhabi, y la Autoridad de Inversión de Qatar, también están buscando oportunidades de inversión, pero el PIF ha sido el más activo.

El PIF se ha transformado desde que el príncipe Mohammed, el gobernante de facto de Arabia Saudita, asumió la presidencia del fondo en 2015. Lo identificó como el principal vehículo para impulsar sus ambiciosos planes para diversificar la economía del reino dependiente del petróleo y modernizar a los conservadores del Reino. 

El PIF se ha encargado de supervisar megaproyectos nacionales y desarrollar nuevas industrias en el reino, al tiempo que aumenta su exposición en el extranjero.

Una persona con conocimiento de los oficios del PIF dijo que hubo una gran actividad en marzo, "cuando los administradores de fondos capitulaban". Añadió: "Trabajaron rápidamente".

PIF compró acciones de BP, que recientemente alcanzó la cotización más baja en 24 años. También en Royal Dutch Shell y Total, entre otras compañías petroleras que se vieron afectadas por el colapso de los precios de la energía provocado por la pandemia de coronavirus.

Las compras se produjeron durante un período en que el precio del petróleo cayó cuando la industria se vio afectada por el colapso de la demanda global y una guerra de precios que estalló entre Arabia Saudita y Rusia.

Riad acordó en abril con los productores mundiales hacer recortes récord de producción de 9,7 millones de barriles por día como parte de los esfuerzos conjuntos para estabilizar los precios del crudo que han caído en más de la mitad desde enero.

Una persona informada sobre los intercambios de PIF dijo que el reino era optimista sobre la recuperación de los precios del petróleo y la economía global y que estaba buscando invertir en acciones, como empresas industriales y energéticas, donde pudieran generar mejores rendimientos.

"Se trata de una combinación de cartera y operaciones estratégicas", dijo.


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